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Banco Central: de un "nacimiento tormentoso" a la profesionalización

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Tres presidentes del BCU disertaron al cumplirse medio siglo de vida del regulador. Foto: Juan Commitante / Presidencia
Juan Commitante

50 ANIVERSARIO

Presidentes de la entidad repasaron logros y desafíos a 50 años de creación.

El niño tuvo un nacimiento tormentoso, pero hoy goza de buena salud". Así resumió los 50 años de vida del Banco Central (BCU) el primer presidente de la institución (1967-1969), Enrique Iglesias, al participar ayer del panel de apertura de las Jornadas Anuales de Economía centrado en la historia y proyección del regulador bancario.

El excanciller y expresidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) recordó que previo a 1967 en varias instancias había estado en debate la creación de un banco central "pero no había sido prioridad", en parte porque "era difícil sacarle al Banco República (BROU) su responsabilidad" como conductor de las políticas gubernamentales.

Fue así hasta que la Comisión de Inversiones y Desa-rrollo Económico (CIDE) incluyó la idea dentro de sus propuestas para el progreso del país, y recibió el apoyo del sistema político que lo sumó en la reforma constitucional de 1967, que también creó la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP). "Nacimos y no teníamos lugar físico para funcionar, entonces le pedimos unos despachos al presidente y otros al BROU. Tampoco había equipos, solo los funcionarios que quisieron emigrar del BROU", rememoró Iglesias.

Otro "problema" era la falta de una ley orgánica que delimitara la actuación del BCU, y por eso "se nos ocurrió hacer una ley de emergencia", que finalmente terminó rigiendo hasta 1995. El año de la creación fue definido por el economista como "complicado, con una crisis que venía de antes, inflación, fuga de capitales" y una "gran devaluación" recomendada por el Fondo Monetario Internacional (FMI) que terminó siendo "una bomba de tiempo".

En contraste con ese pasado, Iglesias destacó que el BCU "fue acumulando a lo largo del tiempo grandes activos" que redundaron en una actuación "espectacular" para salvar al sistema bancario en la crisis de 2002. También señaló como un aprendizaje —"cuántas décadas y crisis nos costó", afirmó— que tuvo Uruguay con los años "el aceptar que la fluctuación del tipo de cambio es un elemento natural para paliar la entrada y salida de capitales".

A su turno, Ricardo Pascale, que presidió el BCU en dos períodos (1985-1990 y 1995-1996), sostuvo que al retorno de la democracia sentía una pérdida de confianza y que con una serie de medidas llevadas adelante con el apoyo de todo el sistema político se logró cambiar esa sensación. Como anecdótico, recordó que su chófer ganaba tres veces más que él y subrayó que "en estos grandes cargos sentís la soledad".

Al marcar algunas claves a futuro, Pascale pidió "hacer políticas para el hombre normal" ya que si no se corre riesgo de perder la confianza acumulada a lo largo de los años, y marcó que cada vez serán mayores "las complejidades analíticas" dado que "el flujo de datos ha superado al comercio tradicional y los flujos financieros".

El actual titular del BCU, Mario Bergara, analizó que en la década del 90 la institución tuvo "un empuje hacia la profesionalización", que permitió en los últimos años "un empuje hacia la planificación" de políticas. También resaltó que se aprendió a "regular mirando todo el mercado" y trabajar "sobre las expectativas", intentando predecir las conductas de los regulados y consumidores e "influenciarlas" en la dirección correcta. Como ejemplo exitoso de esto planteó el impulso de los pagos electrónicos, dentro de un marco "consistente, transparente y garantista".

Entre los desafíos a futuro, mencionó que la tecnología "genera mucha incertidumbre porque desafía ciertas estabilidades", y reiteró que para regular las fintech se debe "entender qué hacen y cómo interactúan con la banca tradicional".

"Mirar con atención" los mercados internacionales.

Bergara dijo que visualiza una serie de indicadores en la economía mundial que podrían anticipar un problema en los mercados si no se toman las medidas regulatorias necesarias. "Las economías desarrolladas tienen un crecimiento tibio pero en el terreno financiero las bolsas están en niveles récord. Esto obliga a prestar atención y estar preocupados porque esa exuberancia puede ser reflejo de burbujas financieras, de una liquidez excesiva de los mercados, o reflejo de especulación", analizó. Señaló que ese panorama "puede ser el germen de problemas de explosión de mercados financieros (como ocurrió en 2008 con la crisis global) que después traen consecuencias en el terreno productivo y social". Sobre la situación de Uruguay, el presidente del BCU expresó que se están "evaluando esos riesgos y nos preparamos para mitigar vulnerabilidades" que pudieran ocasionarse. "Tuvimos la experiencia de 2008 y 2009 donde el crac internacional fue enorme y sin embargo los impactos locales fueron muy moderados", destacó.

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