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Brasil lanza inmenso plan de obras para reanimar su economía

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El gobierno brasileño anunció ayer un enorme paquete de concesiones para construir carreteras, ferrovías, puertos y aeropuertos por unos US$ 64.000 millones (198.400 millones de reales), en una jugada que busca atraer inversiones para reanimar la economía.

La principal economía sudamericana transita su quinto año de bajo o nulo crecimiento y el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff pone en marcha un conjunto de iniciativas de gran escala, que incluyen un fuerte plan de financiación agropecuaria y el lanzamiento de un programa para dinamizar las exportaciones.

Las obras proyectadas para desarrollar la atrasada infraestructura del país, que tiene dimensiones continentales, tendrán una primera fase prevista hasta el 2018 por 69.200 millones de reales y una segunda a partir del 2019 por otros 129.200 millones. Estará mayormente concentrado en obras nuevas y ampliaciones de infraestructura ferroviaria (43% del total) y vial (33% del total).

"Hoy es un día importante para mi segundo gobierno. Estamos aquí no solo para anunciar grandes números y proyectos ambiciosos. Estamos aquí especialmente para renovar nuestro compromiso con el desarrollo de nuestro país (...) Estamos aquí para iniciar una progresiva vuelta de página", dijo Rousseff al cierre de la ceremonia en el Palacio de Planalto.

"Como todos los grandes proyectos en infraestructura, sus efectos serán múltiples en toda la cadena productiva, en todas las áreas de la economía, la agricultura, la industria, el sector de servicios (...) Aunque parte de sus resultados demanden algún tiempo de maduración, eso es natural, sus primeros efectos serán inmediatos", añadió.

Las deficiencias de infraestructura convierten a Brasil en un país con una oferta de gran potencial para inversiones en distintos sectores, algo que ya fue abordado en la reciente visita de Estado que hizo el primer ministro chino Li Keqiang, cuando también se anunciaron planes multimillonarios en territorio brasileño.

Impacto.

El impacto que puedan tener las medidas de estímulo sobre el PIB, al igual que la realización de los proyectos, genera algunas dudas entre analistas, al igual que ocurrió con un reciente anuncio de inversiones chinas por más de US$ 50.000 millones.

Según el diario O Globo, la primera etapa del llamado Programa de Inversiones en Logística, que se puso en marcha en 2012 por más de 200.000 millones de reales, solo consiguió "sacar del papel" a un cuarto de las obras ofertadas.

En el nuevo paquete se esperan desembolsos por 86.400 millones de reales para vías férreas, de 66.100 millones para las carreteras, de 37.400 millones para puertos y de 8.500 millones para terminales aéreas.

"Es fundamental aumentar la tasa de inversiones en Brasil", dijo el ministro de Planificación Nelson Barbosa durante el anuncio, explicitando uno de los muchos déficits que enfrenta la séptima economía global.

El gobierno de Rousseff lucha simultáneamente por retomar la iniciativa política, tras un duro inicio del segundo mandato plagado de protestas callejeras y ásperas negociaciones en el Congreso para aprobar un ajuste fiscal, y por desarrollar su red de transporte a fin de abaratar y hacer más fluido el tránsito de las materias primas que exporta al mundo y que podrían ser parte de la ansiada plataforma de relanzamiento de la economía.

Una de las iniciativas que más interés concita en el país es la construcción del llamado "corredor bioceánico", una vía férrea que cruce Sudamérica de este a oeste para abaratar la salida de productos hacia Asia. Esa obra, aún en un período incipiente de evaluación, plantea cruzar la Amazonia y desembocar en una terminal portuaria peruana.

Según un documento divulgado durante el lanzamiento del programa de infraestructura, el gobierno estimó en 40.000 millones de reales (unos US$ 13.300 millones) la construcción del trecho brasileño -muy por debajo de un cálculo previo del ministerio de Comercio Exterior- y proyectó para el 2016 la finalización de los estudios de viabilidad.

Con un territorio de más de 8,5 millones de kilómetros cuadrados y una población de unos 202 millones de habitantes, Brasil es la principal potencia sudamericana.

Con China como su principal socio comercial, lidera las exportaciones mundiales de carne bovina, jugo de naranja y café, además de ser el segundo exportador global de soja y de mineral de hierro, el principal componente del acero.

Pero el país ha caído en un aletargamiento económico: creció un magro 0,1% en 2014 y el FMI pronostica una caída del 1% en 2015 y una modesta expansión de 1% para 2016.

En un estudio de la Confederación Nacional de Industria (CNI) divulgado este año el país ocupó el último lugar en el listado de competitividad entre 14 naciones seleccionadas -entre ellas las BRICS, Chile, Turquía, México, Australia, Corea del Sur- debido a "la mala calidad de su infraestructura de transportes".

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