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Comienza el dragado de la dársena II y el muelle C

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El pasado jueves arribó al puerto una poderosa draga belga de la empresa Dredgin International contratada para proceder al dragado de la dársena II de nuestro puerto y profundizar esa amplia área a 12,60 metros.

Esta operación está ligada a otra más delicada que consiste en extraer de una parte de esa área un fondo de rocas que, como se comprobó, impide acciones normales de dragado y constituye un gran peligro para la navegación. Hasta ahora no ha sido posible darle un tratamiento con las dragas por succión. Así que estamos en presencia de dos operaciones complementarias. Al mismo tiempo se está dragando un área del Muelle de Escalas por cuenta de TCP, y el próximo paso será dragar el canal de acceso al muelle de La Teja, en la Ancap, y llevarlo a unos nueve metros de profundidad, ya que seguramente hay proyectos para utilizarlo con barcos tanqueros más grandes.

Estamos inmersos en diversos proyectos de dragados. Sin duda en Uruguay hay consciencia de que los dragados dentro y fuera del puerto de Montevideo y de su hidrovía del río Uruguay son instrumentos vitales para el funcionamiento de la navegación internacional, desarrollar nuestro comercio exterior y atraer a los grandes barcos no sólo a través de los canales de acceso a los puertos, sino también seducir a los barcos con cómodos amarres tanto en extensión de muelle como en profundidad, la que debe alcanzar cuando menos a los 12 metros, que es la que permite navegar a los grandes barcos portacontenedores sin problema alguno.

Lo estamos haciendo en el litoral con la adversidad de haber sido castigados con fuertes aluviones, y fundamentalmente estamos llevando una acción enérgica en el puerto de Montevideo. Pero desde que se inauguró el muelle C tenemos un flanco muy débil que se traduce en su limitada operatividad, bien lamentable por cierto, y hasta de un cierto desaprovechamiento potencial de dicho muelle porque todo su frente dentro de la dársena II no sólo no tiene profundidad, sino que su fondo está sembrado en un área mayor de la prevista de un fondo rocoso que no permite dragados por succión normales para llegar a una profundidad arriba de los 10 metros, o sea a los 12,60 que se necesitan. Así es que la dársena II y el propio muelle C tienen ahora dos problemas.

Área rocosa.

Se recordará que hace unos 10 meses, la grúa flotante General Artigas funcionando como draga con grapos para la ANP, extrajo del fondo de esa zona próxima al muelle C un sorprendente y enorme bloque de granito (sí era granito), de unas 22 toneladas, cuya foto publicamos el 7 de diciembre de 2015. La grúa siguió sacando con el grapo otras rocas menores, rompió lingas, y al final la labor se canceló.

Pues bien, habiendo sido preocupación de la ANP resolver este problema, posteriormente varias dragas contratadas en otros trabajos tentaron detectar el fondo de la dársena II y probar su naturaleza rocosa, y sucedió que los dientes de los equipos resultaron dañados, y en otros casos las dragas se resintieron también con la tremenda dureza del fondo, lo que imposibilitó seguir avanzando con los métodos tradicionales. Este es un tremendo problema que tendrá que resolverse de otra forma y con otra tecnología.

A tales efectos hemos sabido que a mediados del próximo mes de septiembre se espera una nave ponton con una poderosa retroexcavadora que desarrollará un plan para ir peinando esa zona e ir retirando las placas de rocas que ya aparecen a los 10 metros y que dificultan profundizar hasta los 12,60 metros. Habrá que hacer un trabajo cuidadoso pues al triturarse la roca no podrán quedar trozos dispersos que posteriormente puedan dañar las hélices de los barcos.

Dragado ahora.

La draga “Uilenspiegel”, llegada el jueves pasado, tiene una eslora de 142 metros, lo cual habla de su magnitud; es una nave de 21.000 toneladas construida en el año 2002 y que puede dragar hasta una profundidad de 29 metros.

Seamos claros, esta nave va a dragar el amplio espejo de agua que contiene la dársena II y que incluye los muelles 8 y 9 (no su frente), luego irá al muelle 10, continuará con el muelle C y tomará parte del muelle Obrinel, o sea el de la Terminal Granelera Montevideo. Es decir, llevará toda esa área donde operan barcos a los 12,60 metros. Esta draga no operará sobre las áreas cubiertas de roca. Esa tarea quedará para la retroexcavadora montada sobre la nave ponton que llegará en septiembre.

Una vez que ambos proyectos queden terminados los portacontenedores podrán amarrar en el muelle C que estará en 12,60 metros, y en la nueva prolongación del muelle C, o sea el muelle D -de 180 metros de extensión- que también admitirá la misma profundidad. En la amplia zona dragada los barcos de gran calado podrán girar sin problema alguno. Lo que a nuestro parecer faltaría instalar en este muelle es un par de grúas tipo “gantry crane” para movilizar contenedores.

Se recordará que el actual muelle C de 360 metros de extensión, fue inaugurado en febrero del 2015 con una retroárea de cuatro hectáreas ganadas al mar para actividades portuarias, pero pronto comenzarán las obras de extensión de dicho muelle en 180 metros adicionales. En conclusión, este esfuerzo que se está haciendo ahora es la inversión en puertos para ofrecer servicios más completos y ambiciosos, de mayor calificación internacional, y que no hacen más que acrecentar el prestigio internacional del puerto de Montevideo, incluido también al puerto de Nueva Palmira.

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Foto: Archivo El País

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