En 2016 se logró revertir la tendencia y tras varios años en que las cantidades de cuentas corrientes bancarias sancionadas no hacían más que trepar, este fenómeno frenó. Según los datos dados a conocer ayer por la Liga de Defensa Comercial (Lideco) en los 12 meses cerrados a diciembre hubo 1.517 cuentas suspendidas y otras 523 clausuradas.

Se trata de una disminución de 5,8% y 1,8%, respectivamente, frente a 2015.

Ese año se había alcanzado un récord, recuerda Lideco, cuando se sancionaron 2.144 cuentas corrientes en total. El año pasado, en tanto, esa cifra bajó hasta las 2.040 cuentas, lo que marca un descenso de 5% interanual.

Si se miran los desempeños de los últimos años, 2012 mostró los mejores números: en los 12 meses cerrados a diciembre hubo 908 cuentas suspendidas y 275 clausuradas (1.183 en total).

Lideco recuerda que, en el caso de la suspensión, esta es por seis meses y la lleva adelante cada banco cuando, después de cinco días en los que se notificó el rechazo del pago de un cheque por falta de fondos, no se hubiera recibido acreditación del mismo.

En tanto, la clausura de una cuenta —que puede ser por uno o dos años y es realizada por el Banco Central— tiene lugar cuando "se den los motivos de suspensión en más de un banco o se libraran cheques contra cuentas ya sancionadas", explica Lideco.

Sobre fines de enero El País informó que por primera vez desde 2011, en 2016 había caído el número de empresas presentadas a concurso de acreedores respecto al año previo.

Según informó Lideco en ese entonces, en 2016 se presentaron a concurso de acreedores 76 empresas cuando en 2015 habían sido 90, lo que había marcado un récord desde la crisis de 2002 (cuando fueron alrededor de 220 firmas).

"El total de presentaciones concursales regidas por la ley 18.387 desde el 3 de noviembre de 2008 hasta el 23 de diciembre de 2016 ha sido de 456", señaló Lideco.

Los pasivos de las 76 presentaciones totalizaron $ 4.348,35 millones (US$ 144,5 millones), mientras que los activos alcanzaron a $ 3.692,9 millones (US$ 122,7 millones).

POR CHEQUES SIN FONDO