China reportó ayer su nivel de crecimiento económico trimestral más débil desde la crisis financiera mundial, aumentando la presión sobre las autoridades para que recorten las tasas de interés e implementen otras medidas de apoyo para evitar una desaceleración más aguda.
Los líderes chinos han estado tratando de tranquilizar a los inversores durante meses de que la economía se encuentra bajo control después de que una devaluación sorpresiva del yuan y un desplome de los mercados bursátiles avivaron los temores a un aterrizaje forzoso.
La segunda economía más grande del mundo creció un 6,9% en el trimestre julio-septiembre frente al mismo período de 2014, un poco mejor que la estimación de los analistas de un 6,8%, pero por debajo del 7% en el segundo trimestre. Esta es la lectura más débil desde el primer trimestre del 2009, cuando la expansión cedió a un 6,2%.
Sin embargo, los analistas creen en términos generales que la desaceleración de China será gradual y no tan calamitosa. "Las presiones a la baja continuas de los sectores de bienes raíces y exportaciones hicieron que el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) cayera a un 6,9%", dijo Louis Kuijs de Oxford Economics en Hong Kong.
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