La eurozona aún necesita al Banco Central Europeo (BCE) a pesar de la mejora económica en la región, declaró ayer en Bruselas su presidente, Mario Draghi. "El apoyo de nuestras medidas de política monetaria sigue siendo necesario" para dinamizar la actividad y los precios en la eurozona, afirmó ante la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento europeo.
Los riesgos para la eurozona persisten y "están vinculados principalmente a factores mundiales", justificó.
Tras una subida del 1,1% en diciembre, los precios al consumo (IPC) en la eurozona aumentaron en un 1,8% interanual en enero, muy cerca del objetivo del Banco central de una inflación ligeramente inferior al 2%.
"Nuestra estrategia de política monetaria prescribe que no deberíamos reaccionar ante estadísticas individuales y alzas a corto plazo de la inflación. El horizonte pertinente de nuestra política es el medio plazo", añadió.
La aceleración de la inflación en diciembre y enero "refleja efectos de base y la reciente alza de precios de la energía". Si se corrigen los efectos de los precios de la energía y de la alimentación, la inflación sigue siendo muy débil, dijo Draghi.
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