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Jubilaciones: riesgos a largo plazo y medidas impopulares

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Desde 2018 regirán nuevos criterios para las rentas vitalicias. Foto: Archivo El País

El nuevo escenario ante los cambios demográficos y en el mundo laboral.

En los países de América Latina conviven diferentes sistemas de seguridad social, desde algunos basados en subsidios públicos, debido a la gran informalidad laboral, otros que se sustentan netamente con los aportes de los trabajadores y regímenes mixtos (como el de Uruguay) que combinan la solidaridad intergeneracional con el ahorro individual. Lo que es común son los desafíos de los sistemas de pensiones a futuro producto del envejecimiento de la población, el escaso ahorro de las familias y los niveles de productividad, entre otros factores.

La situación regional y el caso particular de Uruguay fueron abordados por actores locales y expertos internacionales en el evento "Gobernanza y regulación de los sistemas de pensiones" que se desarrolló el jueves en la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración.

Mientras el economista Rafael Rofman, del Banco Mundial (BM), y el mexicano Carlos Trujillo —vicepresidente de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para Retiro (Consar), organismo desconcentrado de la Secretaría de Hacienda de México que regula a las Afore (las AFAP mexicanas)— plantearon preocupación por el futuro a mediano plazo de los sistemas jubilatorios en el continente y pidieron comenzar a debatir posibles soluciones, el vicepresidente del Banco de Previsión Social (BPS), Gabriel Lagomarsino, fue más moderado y aclaró que no se está "ante ninguna catástrofe".

El jerarca uruguayo planteó que "las estadísticas mundiales muestran una tendencia a la expansión de los problemas de seguridad social" y citó un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que reveló que el gasto en pensiones como porcentaje del PIB creció 50% entre 1990 y 2010 en el mundo. "El mayor peso de la seguridad social tiene consecuencias en todos los órdenes" para las naciones y lleva a debatir las prioridades del gasto público, añadió.

En ese sentido, analizó el caso de Uruguay, donde sostuvo que es ínfimo el porcentaje de adultos mayores debajo de la línea de pobreza, lo que relacionó con las políticas públicas de los últimos años para incrementar las pasividades y flexibilizar los requisitos de jubilación, así como con la cobertura de la seguridad social que alcanza al 98% de la población.

Al respecto, Rofman recordó un trabajo que realizó por el BM, donde se midió en América Latina la cantidad de transferencias que van hacia los adultos mayores en relación al dinero destinado a los niños: "en todos los casos el flujo era mayor hacia arriba", con Brasil liderando el listado con un gasto 3,8 veces superior en las personas de edad avanzada. "La preocupación de la sociedad por darle recursos a la población está más focalizada en los adultos mayores que en los niños", subrayó.

El economista expresó que esos números demuestran "un problema de equidad, porque a nadie se le ocurre decir no más dinero para los adultos mayores", sino que cada país debe hallar "un equilibrio" mediante discusiones que incorporen a todos los actores sociales. Añadió que también quedan al descubierto problemas estratégicos desde el punto de la política pública, que se acentúan con los cambios demográficos —cada vez habrá más inactivos (niños y adultos mayores) por cada trabajador activo— y la incorporación de la tecnología en el mundo laboral (que amenaza con quitar puestos de trabajo y por ende recursos a la seguridad social).

Alineado con esto, Trujillo remarcó que la mayoría de los países de la región comparten una misma problemática, la informalidad. "Es la cuna de todos los problemas y lo que no nos permite ir más allá" para modificar los sistemas de pensiones, dijo. En México el informalismo representa el 58% del mercado laboral, lo que impide al Estado obtener recursos de los trabajadores actuales para financiar prestaciones para los ya retirados, por eso cobra relevancia el ahorro voluntario de cada individuo.

Demografía.

Un estudio presentado el año pasado sobre Uruguay hecho por el BM y la Cepal, marcó que el país está transitando la etapa de bono demográfico (crecimiento de la población económicamente activa) que se extenderá entre 12 y 21 años más, pero luego esto se revertirá y cambiará la estructura etaria, con un mayor porcentaje de jubilados y menor cantidad de nacimientos.

El vicepresidente del BPS dijo que el envejecimiento de la población es lo que menos le "preocupa", y agregó que "es un dato que hay que incorporarlo al análisis porque es un hecho inexorable". Pero señaló que "no es un desafío fatal" porque "en 2100 el Uruguay estará más viejo pero también los demás países", por tanto "no hay una cuestión explosiva ni una catástrofe que se avecina".

El jerarca planteó que manteniendo un crecimiento del PIB de 2% anual se lograrían fondos para mantener en equilibrio las cuentas públicas, en el entendido que el gasto en seguridad social signifique al final del siglo alrededor de 13% del PIB, como auguró el trabajo del BM y la Cepal. Rofman respondió que lo propuesto "es correcto pero hay que ver cómo llegar a eso", y opinó que falta que los trabajadores activos aumenten su productividad. "Si logramos eso ganamos la mitad del partido y después nos resta decidir los mecanismos de distribución de los ingresos", planteó.

Sobre esto último, el economista dijo que la discusión abarca no solo el sistema de pensiones sino también los demás métodos de protección social que tiene el Estado, la educación y el esquema tributario. "Se requieren respuestas integrales, lo que lo hace muy difícil porque se requieren acuerdos políticos, negociaciones muy complejas y medidas impopulares. Alguien pierde porque hay que mover derechos de un lugar a otro y ese dice a mí no, entonces hay que convencerlo que vale la pena que pierda en el corto plazo, porque hay una ganancia en el largo plazo para todos. Esto es fácil decirlo, pero difícil de llevarlo a la práctica", analizó.

Rofman puso a Uruguay como ejemplo de sociedad que logra mediante diálogos sociales debatir y alcanzar acuerdos para implementar reformas de mediano y largo plazo.

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"Cuando les preguntamos a los millenials (generaciones nacidas entre 1980 y el 2000) de qué piensan vivir, en una reciente encuesta, dicen ya veremos porque no sienten ese sentido de urgencia. Pero cuando les preguntamos a sus padres, todavía piensan que sus hijos los van a mantener como hicieron muchos con sus padres, pero antes se tenían 11 hijos y con que dos salieran buenos ya estaba resuelto, pero ahora yo por ejemplo tengo solo dos hijos", contó el mexicano Carlos Trujillo. Explicó que en su país en procura aumentar los niveles de ahorro previsional voluntario, se decidió apostar a la tecnología celular con el desarrollo de una aplicación que permite administrar la cuenta en la Afore (las AFAP mexicanas) y se creó una red de más de 6.600 tiendas donde depositar desde US$ 2. "Apostamos todo a la tecnología, para lograr un ahorro de pocos montos y muchas transacciones. Por la app le podemos recordar a la persona que si no ahorró ayer puede hacerlo hoy", detalló.

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