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El lado negativo de las bajas tasas de interés a nivel internacional

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Reserva Federal de Estados Unidos (FED)
Reserva Federal de Estados Unidos (FED).
Foto: Archivo

Una parte importante del viento a favor que recibió la economía uruguaya en los últimos años se debe al bajo nivel de las tasas de interés internacionales que a esta altura ya llevan más de ocho años muy cerca del cero por ciento. Esta situación generó muchos efectos positivos para nuestra economía y para el mundo.

Pero, como se trata de un fenómeno extraordinario que persiste a lo largo del tiempo, comienzan a ser visibles algunos impactos negativos. Uno de los casos claros es que los esquemas de seguridad social en el mundo empiezan a tener problemas financieros.

En el tramo final del 2016 es posible que la Reserva Federal de Estados Unidos realice un pequeño ajuste al alza en la tasa de interés, sin embargo esta posibilidad no está generando nerviosismo como ocurriera el año pasado.

Por un lado se trata de aumentos menores a los que se preveían hace un año. Al mismo tiempo no hay perspectivas de que se acumule un incremento significativo en los próximos dos años.

Por último, en el contexto de dificultades para los regímenes de seguridad social, es una buena noticia.

La suba moderada de la tasa de interés no va a invalidar totalmente el impacto positivo vivido en los últimos ocho años. El menor costo del financiamiento y por lo tanto el descenso del costo de oportunidad del dinero estimularon fuertemente la inversión en el sector real de la economía.

Con tasas bajas hay proyectos de inversión que se volvieron atractivos y viables cuando en otras circunstancias no se hubieran ejecutado.

A su vez, en un mundo globalizado en el que los capitales se mueven libremente, la búsqueda por rentabilidad los lleva a lugares ávidos de recursos que ofrecen mayores retornos que en las economías centrales.

De esta forma se observaron movimientos récord de inversión extranjera directa en las economías emergentes donde se radican los proyectos de mayor rentabilidad.

A nivel de los gobiernos también esta situación con las tasas resultó una buena noticia, ya que acceden a financiamiento barato.

Se genera un círculo virtuoso en las economías emergentes originado por un ingreso de capitales que estimulan a la demanda interna, mejora la recaudación tributaria, y el resultado fiscal.

Debido a ello también mejoran los indicadores de deuda y las calificaciones de la misma, lo que permite un acceso fluido al mercado de capitales a un costo razonable.

Esta situación con las tasas contribuyó de una manera muy importante con el crecimiento económico de las economías emergentes y en particular la uruguaya.

En el marco de estas aristas positivas, comienzan a aparecer señales de dificultades en la otra cara de la moneda: los que ahorran. En particular se empiezan a ver los problemas en los regímenes de seguridad social, independientemente de la forma de financiamiento.

La persistencia de bajas tasas de interés por un período de tiempo que fácilmente alcanzará una década tiene consecuencias. Se trata de los fondos de pensión, los institutos de seguridad social y las empresas que tienen planes de retiro para sus empleados.

Los ahorros para la vejez en regímenes de seguridad social tienen en el mundo moderno dos grandes formas de financiamiento.

Por un lado están los regímenes similares al de las Afap, donde hay una contribución definida (CD) que genera ahorro que al final de la vida activa de cada individuo se utiliza para comprar una renta vitalicia.

Por otro se encuentran los regímenes como el del Banco de Previsión Social (BPS) donde lo que está definido es el beneficio (BD) a recibir por los individuos. En los dos casos la baja tasa de interés por un período prolongado tiene un efecto negativo.

Cuando se trata de una contribución definida lo que ocurre es que las personas están ahorrando y acumulando esos ahorros a una tasa de interés de mercado para lograr una suma al final de la vida activa.

Con esos ahorros se adquiere una renta vitalicia que le genere ingresos para la jubilación. Si la tasa de interés a la que pueden capitalizar esos ahorros es muy baja durante mucho tiempo (por ejemplo una década) entonces se llegará a la edad prevista de retiro con menos fondos.

La solución para no reducir el monto a recibir es demorar unos años el momento de jubilación para lograr una mejor renta vitalicia. En los sistemas de beneficios definidos la decisión de postergar el retiro no la tiene que hacer la persona porque el compromiso de pagar cierto nivel de renta vitalicia está en la institución prestadora.

La pregunta es si el compromiso de pagar que se asume es sostenible en el tiempo. Si se financia con inversiones de los aportes de cada generación la baja rentabilidad tiene el mismo impacto negativo que en los regímenes de contribución definida.

No hay problemas para pagar hoy pero termina siendo un esquema de "estafa" piramidal de cadenas como la recientemente famosa de las mandalas.

Si se financia con el aporte de las generaciones activas en cada momento no hay inversiones de fondos en forma directa. En ese caso el problema surge cuando la economía no crece lo suficiente.

La tasa implícita cuando se financia en forma corriente por los trabajadores viene dada por el crecimiento del salario real.

El vínculo no es directo pero hay una relación entre tasa de interés real y salario real con lo cual esta década también está afectando financieramente a estos regímenes.

Todavía no tiene impacto sobre las dos modalidades de seguridad social en Uruguay pero se está sintiendo en otras partes del mundo. Una dificultad más para restablecer condiciones duraderas de crecimiento y desarrollo.

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Sede de la Fed en Washington. Foto: Reuters

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