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"Nunca hubiera pasado lo de EE.UU."

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Foto: R. Figueredo.

El exdirector general del Ministerio de Finanzas de Israel y charmain del Discount Bank Israel lideró la reforma del sistema financiero en su país y encabezó la comisión que elaboró la ley del mercado de valores israelí.

Ahora asesora a la Bolsa de Valores de Montevideo para mejorar la forma en invertir. Estuvo en Punta del Este donde dio una charla a la que asistieron entre otros el viceministro de Economía y Finanzas, Pablo Ferreri.

En entrevista con El País, Bachar destacó cómo se llevó adelante la reforma en su país, qué resistencias hubo y los cambios que trajo. Se refirió también a cómo se puede llegar a personas que tienen poca capacidad de ahorro.

—¿Cuál fue el objetivo de la reforma financiera en Israel?

—Uno de los puntos básicos fue el de generar competencia entre el crédito bancario y el crédito no bancario. Parte del paradigma para poder mejorar al sistema bancario es que haya otros agentes que ofrezcan créditos. Si el sistema bancario es el único que da crédito y se genera una crisis como la del año 2008, el único resultado es una quiebra bancaria. Algo como ocurrió en el 2002 en Uruguay. Por eso, se fomentó el aumento del crédito en la economía por canales no bancarios. Ahí se le dio un rol muy importante a los fondos de pensión. Los fondos de pensión son independientes de los bancos para que no existan conflictos de intereses. Por esta razón los fondos de pensión pueden prestar dinero de forma directa.

—¿Qué ocurría previamente?

—El punto esencial de la reforma es que los fondos de pensión, similares a los de Uruguay, estaban totalmente dirigidos a financiar el déficit fiscal. Agregado a que empiezan a tener problemas de solvencia, porque no podían generar los retornos para pagar las pensiones. Por esto, el gobierno emitía bonos con un rendimiento superior para poder subsidiar a los fondos de pensión. Esto era insostenible y fue el disparador político para que se produjera la reforma. La reforma lo que hizo, básicamente, fue liberar a los fondos de pensión. Permitirle financiar dentro de Israel al sector privado. No cualquier cosa. Fueron dirigidos hacia la infraestructura, energía, comunicaciones, proyectos de interés para todo el país.

—¿Cómo convencieron a la clase media israelí de los beneficios de esto?

—Los beneficios para un ahorrista de clase media pasan primero por la gran cantidad de opciones para invertir. La esencia de la reforma fue la de mejorar la transparencia del mercado de capitales y la de resolver conflictos de intereses. Previamente, uno iba a un banco que le ofrecía su propio fondo de inversión. No había competencia suficiente. Lo que se hizo fue separar la fabricación del producto de la distribución de los mismos. Es como ocurre en el mercado energético donde por un lado está la generación y por otro la distribución de la energía eléctrica. En Israel cuando uno va un banco, éste tiene que ofrecer todos los productos financieros existentes en el mercado.

—¿Cuál fue la primera consecuencia?

—Aumentó el menú de oportunidades lo que dio más transparencia al mercado y por otro lado bajaron las comisiones. Luego en términos macroeconómicos aumentó la actividad del país. Al aumentar el crecimiento económico pasó lo mismo con la riqueza de las personas. En tercer lugar bajó el costo del dinero al ingresar capital externo. Ocurrió lo mismo con la tasa de las hipotecas. Ahora se puede acceder a un crédito a 10 años para comprar una casa con el 70% del valor de la misma con tasa nominal en shekels del 2,5% anual.

—¿El mercado de capitales puede ofrecer productos a personas a personas que ahorran US$ 100 o US$ 200 por mes?

—La clave pasa porque la gente que coloca ese dinero en el sector privado tenga la garantía de que ese capital estará bien cuidado. El rol del gobierno es aplicar regulaciones para que ese dinero sea bien manejado. El gobierno no debe involucrarse en el manejo del dinero. Sí adoptar las reglas que lo cuiden.

—¿Cómo se aceptó la reforma en una economía con una cultura estatal tan fuerte?

—Israel tenía una economía manejada por el Estado. Hasta los sindicatos dependían del mismo. Desde la creación del Estado en 1948 hasta mediados de los años 80 la economía israelí tomando en cuenta a bancos, corporaciones y telecomunicaciones estaba totalmente en manos del Estado. A partir de los 80 se lleva adelante una reforma cuyo objetivo era que su economía se abriera e integrara más al mundo. A partir de las privatizaciones y de la apertura de la economía comenzó a bajar la participación estatal. Los ciudadanos comenzaron a tomar nota de los beneficios que significó esa reforma.

—Había que enamorar al ciudadano común.

—Lógicamente. Como ocurre en todos los países, un esfuerzo de apertura genera resistencias. Hay industrias, como la industria textil israelí, que cuando se levantaron las barreras arancelarias dejaron de ser competitivas de un día para el otro. Esto generó muchas presiones. Pero, con la perspectiva que da mirar desde el horizonte de 10 o más años, los beneficios para la economía israelí fueron muy buenos.

—Ahora los integrantes de una familia deben planificar que hacer son sus ingresos. ¿Ocurre esto?

—Uno de los pilares de esta reforma fue mejorar la educación financiera. Desde el gobierno se hizo el mayor esfuerzo para que la familia israelí pueda estar más atenta, para conocer las oportunidades con las que contaban y para tener los elementos para poder optar por la mejor propuesta. Hoy el pueblo israelí está mucho más informado de temas económicos.

—¿A qué extremo?

—A tal punto que antes de la reforma la población no sabía lo que ocurría en el ámbito financiero. Como ocurre en Uruguay donde nadie sabe cuál es la tasa en pesos. Hoy día un periódico, no necesariamente financiero, tiene reportes de indicadores sobre riesgos, rentabilidad, opciones y la opinión de los expertos debatiendo sobre el tema. La gente cuando se reúne en los cafés o en los encuentros de amigos discute sobre este tema y cuál puede ser la mejor opción para invertir.

—-¿Cuál fue el mayor punto de debate previo a la implementación?

—Existía cierto temor en el público de que los fondos de inversión invertirían en proyectos riesgosos, que afectarían a las pensiones futuras. El gran test que tuvo la reforma fue la de enfrentar la crisis mundial del 2008 sin ningún tipo de problema. Esta instancia generó una amplia conformidad en los israelíes.

—¿Israel tomó alguna medida a partir de la crisis del 2008 para evitar descalabros?

—No es económico en Israel securitizar las hipotecas. Por lo cual los bancos se las quedaron en los balances. Al no poder securitizar esas hipotecas no pudo girar al infinito como ocurrió en los Estados Unidos.

—¿No operan con derivados o con las famosas latas de sardinas podridas?

—No hay problemas. No se venden las hipotecas porque el mercado de capitales es muy regulado. Nunca hubiera pasado lo que ocurrió en los Estados Unidos.

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Foto: R. Figueredo.

Yossi Bachar

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