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Compartimento: la gran salida

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Corderos: meta es entrar con cortes con hueso en varios nichos. Foto: JBM
Corderos . La faena especial y todos sus procedimientos volvieron a repetir el éxito y a mostrar que Uruguay se abre camino al andar, foto JBM, frigorifico
JBM

Una creación a la uruguaya que abrirá mercados para carne ovina con hueso y genética.

La figura del compartimento ovino, avalada por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), no sólo permitirá conquistar nuevos mercados para la carne ovina con hueso, aportando seguridad sanitaria adicional, también será útil para levantar restricciones comerciales para genética, sean animales vivos, semen o embriones.

La norma preliminar habilitando el ingreso de carne ovina uruguaya con hueso ya está publicada en el Registro Federal de Estados Unidos, el período de 60 días para comentarios está en marcha y crece el optimismo para lograr un buen acceso —si no hay contratiempos—, a mediados de septiembre. En estos 60 días, Uruguay buscará poner a punto la segunda etapa, con reuniones entre las autoridades del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), el Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL), el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria y el Instituto Nacional de Carnes, a fin de instrumentar toda la logística, que ya está pensada y diagramada.

La meta es que el sector privado pueda reproducir nuevos compartimentos ovinos de alta bioseguridad, auditados y certificados por la autoridad sanitaria (Dirección General de Servicios Ganaderos del MGAP), para conseguir el número de corderos necesarios y abastecer el mercado durante todo el año. De la mano de la diferenciación, Uruguay apuntará a lograr un mejor precio que el del cordero convencional, certificando procesos productivos que hoy son normales, pero que los consumidores y los compradores, piden por escrito, apuntando a segmentos de alto valor.

Apuesta: Jorge Bonino Morlán, impulsor del compartimiento. Foto: archivo El País
Apuesta: Jorge Bonino Morlán, impulsor del compartimiento. Foto: archivo El País

Jorge Bonino Morlán, asesor del Secretariado Uruguayo de la Lana, integrante por el sector privado de la delegación que representa a Uruguay en la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y uno de los impulsores de la idea del compartimento ovino de alta bioseguridad, explicó a El País algunas metas y las posibilidades que ofrece esta herramienta.

¿Cuál fue el mayor logro que aportó el compartimento ovino de alta bioseguridad creado en el Campo Experimental del SUL, en Cerro Colorado?

Posicionó a Uruguay a la vanguardia, demostrando la credibilidad del país, tanto en los aspectos técnicos, como en los políticos. En los técnicos, porque se consiguió el apoyo de la OIE —el presidente de la Comisión de Código del organismo, en ese momento Alex Thiermann, vino a Uruguay a verlo y avalarlo— y mostró la seriedad de las certificaciones de Uruguay. En lo político, por los avances logrados en Estados Unidos para la carne ovina con hueso (se publica la norma en el Registro Federal y rige el período de 60 días para comentarios de la misma).

—Hoy se aplica esta figura para destrabar mercados para carne ovina con hueso, en base a información científica. ¿Qué otra aplicación tiene?

—Puede usarse y se va a utilizar pronto para semen y embriones de otras especies. También nos sirve como una tarjeta de presentación para cualquier otro mercado a explorar para la carne con hueso, porque nos presentamos diciendo que tenemos un compartimento avalado por la OIE, por los servicios veterinarios y avalado por Estados Unidos que lo habilita para entrar con carne con hueso, una vez que quede abierto ese mercado. Eso servirá para negociar con México, la Unión Europea, Canadá o incluso con Japón, que son países de altas exigencias.

—¿Qué otra ventaja tiene esa figura sanitaria creada por Uruguay para ovinos (hasta ahora se usó en aves y cerdos)?

—Tiene un efecto social y un efecto dinamizador de la especie ovina que es muy importante para Uruguay. No sólo podrán existir compartimentos donde se junten varios pequeños productores con sus corderos, cumpliendo las exigencias que imponga la autoridad sanitaria, para engordar, faenar y exportar. También pueden ser empresas grandes que puedan invernar muchos corderos, que apunten a un tipo de recría con determinadas características, que repercuta en los valores de la cría e incentiven a incrementar el rubro.

—¿Existe alguna limitante por el tipo de cordero a producir?

—Uruguay tiene la genética necesaria para producir el tipo de animal que se precisa. Los productores conocen perfectamente bien el tipo de alimentación, las medidas de manejo y la sanidad para llegar a producir el cordero requerido. Todo esto está validado, transferido y es conocido. Hay ejemplos varios de productores que se reconvirtieron rápidamente cuando la señal es clara y la relación costo-beneficio es interesante, porque genera mejor ingreso.

—Una vez dentro del mercado de Estados Unidos con cortes ovinos con hueso, habrá que diferenciarse de Australia, principal competidor, ¿en qué se está trabajando?

—Es importante dentro de este compartimento y en eso se está trabajando, incluir todo tipo de certificaciones que nos permita diferenciarnos del cordero australiano, como ser que esos animales están libres de antibióticos —no se aplican antibióticos para el engorde—, se produce a cielo abierto y los anabólicos están prohibidos por ley. La carne se produce de forma amigable con el medio ambiente (sobre suelos que están controlados por el Estado a través de Planes de Uso Obligatorios) y respetando el bienestar animal. Hay que recordar que Uruguay es centro de referencia de la OIE en bienestar animal. Esos son atributos que hoy el consumidor pide y que deben estar certificados por escrito, pero son procesos normales en la producción uruguaya.

—Y la trazabilidad individual en el ovino que se aplica para los animales del compartimento, ¿qué papel juega?

—Es una gran herramienta. No está pensada una trazabilidad obligatoria en la especie ovina (en bovinos es obligatoria desde 2006). Lo que sirve hoy es la trazabilidad individual de esos animales, siempre y cuando se justifique por el precio que recibirá esa carne con hueso en el mercado estadounidense y porque forma parte del paquete de garantías.

—La segunda fase del compartimento está en marcha, ¿en qué consiste?

—Abarca la divulgación con todos los interesados de qué es el compartimento ovino y cuáles son los requisitos que tiene. Se harán distintos tipos de actividades entre el SUL, las distintas instituciones y el MGAP. Se pretende producir un número de compartimentos para tratar de generar entre todos de 10.000 a 15.000 corderos, que sería la aspiración de la industria frigorífica. La instalación de más compartimentos se justificará cuando una vez explorado el mercado haya un sobreprecio por la carne exportada.

FUERTE APOYO DEL SUL.

Uruguay apostó a la oveja.

Uruguay “invirtió mucho en la especie ovina y tiene una institución dedicada exclusivamente y puramente a la generación, transferencia y capacitación en la especie ovina, como lo es el Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL)”, recordó Jorge Bonino Morlán, integrante de la delegación uruguaya que durante más de 20 años representa al país ante la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE). También es claro que para que el rubro ovino crezca, no sólo hay que conseguir mercados para la carne ovina con hueso, también se deben levantar las restricciones como el abigeato y los predadores. Por eso, la aprobación de la ley de Abigeato, impulsada por el Ministerio de Ganadería y que cuenta con media sanción en el Senado, será clave para dar señales claras al rubro. Esperan un pronto tratamiento y aprobación en Diputados.

Certificar procesos y sobresalir.

La aspiración de la industria, especialmente la de Frigorífico “San Jacinto” -la empresa que ya está vendiendo carne ovina desosada en Estados Unidos- es colocar los dos primeros contenedores alrededor de octubre, una vez abierto el mercado. Uno estaría dirigido a la costa Este y el restante a la Oeste. La próxima semana, la empresa enviará una primera misión buscando adelantar camino, con la que sondeará posibles clientes, envasado de producto y otros aspectos claves para el negocio. Pero la gran diferencia, para el vicepresidente del frigorífico, Gastón Scayola, pasará por lograr certificar procesos productivos clave como el hecho de estar libres de anabólicos y antibióticos, remarcar que se produce a cielo abierto, respetando el bienestar animal y cuidando el medio ambiente. Eso permitirá apostar a nichos de mayor valor y marcar un camino diferente para competir con el cordero australiano arraigado en el mercado.

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Corderos: meta es entrar con cortes con hueso en varios nichos. Foto: JBM

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