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Hoteles como restaurantes, estrategia en Bruselas para un San Valentín en plena la pandemia

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Qbiq hotel bruselas

En la era de la pandemia de coronavirus, la pregunta generalizada para el día de San Valentín es cómo hacer para salir con la pareja a una cena romántica cuando todos los restaurantes están cerrados.

En respuesta, un selecto grupo de hoteles en Bruselas decidió convertir habitaciones vacías en salones privados para dos, donde se puede disfrutar de una cena de cuatro platos con champaña o vino sin romper las medidas sanitarias obligatorias.

"Estamos encantados de estar aquí esta noche, como en un restaurante", dijo Marine Deroo, una francesa de 34 años que vive en Bruselas y que estaba haciendo una prueba de la iniciativa antes del día de San Valentín.
"Llevamos meses encerrados en casa. Intentamos organizar pequeñas salidas nocturnas, pero poder salir a un restaurante es una gran oportunidad que no podíamos dejar de aprovechar", añadió.

Cuando algunas de las habitaciones vacías del hotel Qbic en Bruselas se convirtieron en comedores para dos personas, el negocio despegó realmente los fines de semana.

Marine y su novio acababan de ser recibidos y llevados a una mesa a la luz de las velas colocada donde solía estar una cama, en una habitación con música suave.

Una camarera se acercó para tomar sus pedidos del menú, incluida una botella de vino, que debe ser ordenada imperativamente antes de las 20:00, para cumplir con la prohibición gubernamental de servir alcohol después de ese horario.

Hotel Qbiq bruselas
Habitaciones. Se acondicionan para cenas de a dos y hasta cuatro personas. (Foto: AFP)

No se trata apenas de un servicio de cuarto, apuntó Bert Vandewaetere, gerente de hotel Qbic en Bruselas.

El paquete de 149 euros (unos 180 dólares) incluye una habitación del hotel por una noche, una habitación separada para cenar, la cena -sin incluir bebidas- y un desayuno.

"Básicamente, la gente se viste como para una salida realmente buena de un sábado por la noche. Los niños quedan en casa, y solo las parejas vienen, solo dos personas", explicó el gerente.

"¡Finalmente!"

Vandewaetere dijo que se le ocurrió la idea después que Bélgica cerró restaurantes y bares, en noviembre, para contener la propagación de la pandemia de coronavirus, agravando una caída ya profunda en el ramo hotelero.

Bert Vandewaetere, gerente de hotel Qbic en Bruselas.
Bert Vandewaetere. El gerente de hotel Qbic en Bruselas destacó que la iniciativa permitió al negocio seguir adelante. (Foto: AFP)

Era especialmente importante que el hotel muestre creatividad, ya que se inauguró a fines de 2019, justo antes de que llegara la pandemia.
Ofrecer habitaciones gratuitas para los trabajadores de primera línea de combate en la pandemia y un área de trabajo colectivo en la recepción mantuvo la actividad en marcha, proporcionando al menos algo de trabajo para el personal del hotel.

Pero fue hace solo dos meses, cuando algunas de las habitaciones vacías se convirtieron en comedores para dos personas, que el negocio despegó realmente los fines de semana.

"La idea surgió porque mucha gente se sentía frustrada por quedarse en casa", dijo Vandewaetere. "Tenemos muchas habitaciones, ¿por qué no combinarlas con una oferta realmente agradable para ofrecer un buen momento un sábado, cuando la mitad de Bélgica quiere salir?".

La reacción fue rápida, dijo. "Los comentarios que recibimos de la gente dicen cosas como: '¡Finalmente, tuve un tiempo a solas con mi pareja!', 'Finalmente pude ver otras paredes, no solo la sala de estar de mi casa'", recordó.

Otros hoteles en Bruselas han seguido su ejemplo, abriendo la posibilidad de salir a cenar respetando las reglas de distanciamiento social.

El hotel Qbic suele tener 23 comedores privados de este tipo para un servicio de sábado por la noche. Eso significa que tiene 46 habitaciones que pueden ser ocupadas por parejas.

Para el fin de semana de San Valentín, sin embargo, han preparado 60 habitaciones combinadas. Y se agotaron rápidamente.

En la cocina del hotel, el chef Joao Silva dijo que la idea ha sido invaluable para formar su nuevo equipo y ver lo que podían hacer. Inicialmente, pensó que cocinar y atender a dos docenas de comedores separados podría ser "un poco abrumador, considerando los números que podríamos alcanzar. Pero al final del día, hicimos nuestro primer mes y no me arrepiento", afirmó.

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