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Cementos Artigas cumple 100 años con nuevos productos e inversión en medio ambiente

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Federico Gutiérrez, director general de Cementos Artigas.

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La empresa de mayor producción del país implementó en los últimos años una política de inversión que permitió mejorar la eficiencia y reducir el impacto ambiental al mínimo. Este mes celebró su centenario.

Qué tienen en común el estadio Centenario, el Palacio Salvo y el edificio Casino Carrasco donde hoy funciona Sofitel? Además de su carácter de patrimonio histórico, son algunas de las obras emblemáticas construidas con Cementos Artigas.

La compañía celebró en este mes 100 años y, según el director general, Federico Gutiérrez, el aniversario la encuentra en un lugar de liderazgo, tanto en ventas como en desarrollo. «Somos la empresa con mayor producción del país y en las últimas décadas implementamos una política de inversión que nos permitió mejorar la eficiencia y reducir el impacto ambiental al mínimo», asegura.

El año pasado produjo 560.000 toneladas, de las cuales un 20% tuvo como destino el exterior, principalmente Paraguay, Argentina y Brasil. Su clientela abarca todas las escalas, desde grandes constructoras hasta pequeñas barracas familiares o premoldeadores artesanales.

Como ocurre desde 1919, su principal negocio es el cemento portland. En Minas se extraen los minerales y se fábrica el clinker (precursor del portland), que se traslada a la planta de molienda en Sayago, donde se elaboran y despachan las distintas clases de producto. Por otra parte, en 1996 incorporó el suministro de hormigón premezclado y más recientemente morteros, pegamentos y pastinas.

Tras dos años seguidos de crecimiento, hoy la empresa enfrenta dos grandes desafíos: uno es la caída general de la construcción (ver recuadro), el otro es la situación de algunos países destino de exportación, que están experimentando una ralentización de sus economías y debido a las asimetrías cambiarias ya no son un destino seguro para la producción excedente.

Para no perder terreno, en los últimos años la empresa ha apelado a la segmentación, atendiendo los requisitos específicos de cada clase de consumidor. Esto llevó a que en dos años pasara de tener una cartera de 7 artículos a 15.

Según Gutiérrez, un nicho con grandes oportunidades es el de morteros premezclados, que se entregan como una fórmula preparada y permiten optimizar el rendimiento respecto al material fraccionado. Otro producto con expectativas es el cemento de alta resistencia inicial, que se lanzó en forma reciente y es valorado especialmente en aquellas obras que necesitan de un curado rápido y extra performance en todas las fases de aplicación y uso.

«Por muchos años tuvimos un mercado de cementos y afines muy básico, con una cartera de productos muy chica de carácter multipropósito. Donde creemos que puede haber volumen de crecimiento es en diseñar materiales orientados a los distintos usuarios. Atendiendo segmentos especiales como el industrial, la construcción de gran porte o la realización de rutas», explica el ejecutivo.  

Inversión sustentable

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Más allá de la segmentación, la estrategia es apostar a la eficiencia energética y al desarrollo sustentable.

En estas áreas ha presentado varios proyectos que contaron con el respaldado de la ANII. La empresa invirtió más de US$ 4 millones en un filtro especial para su planta en Minas, reduciendo al máximo las emisiones de material particulado desde sus chimeneas. Hoy es la primera empresa del país en producir cemento ecológico, una tendencia cada vez más valorada a nivel internacional.

Por otra parte, es pionera en el uso de combustibles y materiales alternativos a fósiles (petróleo) y recursos no renovables, al punto de que el 35% de sus insumos energéticos provienen de esta categoría. Dentro de esta política se destaca su programa de valorización de neumáticos fuera de uso, desarrollado junto a la Cámara de Importadores de Neumáticos del Uruguay y la Dinama.

El proyecto demandó unos US$ 3 millones, que se espera recuperar en cuatro años. Además de la sustitución térmica, el uso del neumático conlleva otra ventaja, ya que la malla metálica es utilizada para la producción de cemento. Gracias a este programa, la empresa procesa unas 7. 500 toneladas de estos residuos al año, casi el 80% de todos lo que genera el país, y el objetivo es aumentar la inversión para alcanzar el 100% en 2020.

UPM II, una esperanza para un sector en caída

De acuerdo a la Cámara de la Construcción del Uruguay, el sector lleva acumulados 17 trimestres consecutivos de contracción. Según Gutiérrez, el efecto ha sido fuerte en todas las ramas del negocio, en las rentabilidades y especialmente lesivo en la destrucción de puestos de trabajo. «Ante este panorama, el anuncio de nuevos proyectos de gran porte como el de UPM II y sus obras anexas ofrece una perspectiva optimista en lo inmediato», asegura.

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