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Garese: "Antes los lentes de contacto eran un lujo; hoy se tiran millones a diario"

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Lentes de contacto.

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GLC se posiciona como uno de los líderes de su rubro; su directora técnica Daniela Garese habla de la actualidad de la empresa

Reconvertirse en el tiempo describe a la perfección a GLC (Garese Lentes de Contacto). Su historia data de 1878, año en que el bisabuelo de la actual generación al frente de la firma José Domingo Garese fundó una empresa que ofrecía material de óptica y fotografía.

Pero no fue hasta 1967, que nace GLC tal como se la conoce en la actualidad, con foco en la fabricación y adaptación de lentes de contacto. De esta forma, se convierte en uno de los pioneros en incursionar en este rubro en Uruguay.

«La historia del lente de contacto tiene unos 70 años. Mi padre tuvo la visión al fundar la empresa porque era lo que se venía. De hecho, antes los lentes de contacto eran artículos de lujo, incluso estaban guardados en seco en estuches como los que se usan para las joyas. Todo fue evolucionando y ahora se fabrican de a millones por día y se descartan otros millones más», contó Daniela Garese, directora técnica de GLC.

Más de 50 años después, la firma se posiciona como un líder del sector y uno de los principales distribuidores de este tipo de productos a ópticas de todo el país. Comercializan una variada oferta de lentes de contacto: blandos descartables, blandos convencionales, permeables al oxígeno, multifocales y cosméticos.

A su vez, trabajan con reconocidas marcas internacionales tales como CooperVision y Boston de Bausch + Lomb, entre otras. «El 80% de las personas se acomodan con los estándares, pero hay quienes necesitan cosas específicas y nosotros se lo generamos», comentó Garese al puntualizar que su diferencial es que producen localmente lentes de contacto a medida para cada paciente. Otro distintivo de la empresa es la constante renovación.

En este punto, la directora técnica resaltó que la innovación en el sector es constante ya sea en productos, materiales y diseño. «Nuestros técnicos actualizan continuamente su preparación, asistiendo a cursos especializados y lanzamientos de nuevos productos a nivel internacional», aseguró.

Al respecto, acotó que la industria local se mueve dentro de los parámetros del mundo: «Si bien es cierto que a veces lo que enlentece el dinamismo del mercado son las fronteras, en cuanto a calidad y tecnología estamos bien asesorados y provistos de la mayor parte de la oferta global». Señaló además que «mientras exista la importación, las posibilidades de acá son las del mundo».

Una industria que crece

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El crecimiento de la industria se da por las ventajas que tiene este tipo de artículos frente a los anteojos tradicionales. «La óptica convencional tiene un límite y hay quienes quieren ocultar la graduación que tienen, sobre todo sin son de alta corrección. O que no se sienten cómodos poniéndose algo delante del rostro, lo que que dificulta la visión 360°», acotó.

Agregó que para practicar deportes es sencillo su uso para no tener que estar preocupándose por si se resbalan o nublan. Por otro lado, para determinadas afecciones oculares el lente de contacto puede ser muy provechoso como para la miopía y el astigmatismo, problema de la refracción que se manifiesta cuando el paciente percibe borrosos los objetos lejanos.

A veces los bebés necesitan usar lentes de contacto: pueden usarse hasta cualquier edad, ya que también se hacen multifocales.

Asimismo, recomendó una serie de hábitos saludables para evitar un envejecimiento prematuro de la visión: el uso de lentes de sol con buenos filtros, tener la mayor cantidad posible de luz natural (diariamente en el caso de los niños, para no favorecer el avance de la miopía) y parpadear con frecuencia para que no se resequen los ojos con el uso de las pantallas.

MIOPÍA

La epidemia del siglo XXI

Se dice que la miopía es la enfermedad del siglo XXI. Durante los últimos 50 años se ha duplicado el número de personas miopes en el mundo.  En China, la tasa de jóvenes miopes es alarmante: 77% de los estudiantes de secundaria padece esta enfermedad y 80% entre los universitarios (un 31% en el total de la población). Factores genéticos, uso excesivo de aparatos electrónicos, la falta de luz natural son algunos de los que explican este resultado.

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