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La magia: el negocio detrás de una de las exportaciones más insólitas

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Harry Potter

Argentina

Hay vida más allá de la soja, el trigo y los autos. Desde hace algunos años, la Argentina se ha convertido en una potencia a la hora de producir y exportar insumos para magos.

Tan solo a través del sistema Exporta Simple, el régimen simplificado de exportaciones para pymes con un límite de hasta US$ 600.000 por año, se registran cinco compañías (Bazar de Magia, Luminias, Tango Magic, Grupo Imaginador de Invenciones y Michel y Greco Producciones) que venden distintos tipos de artículos como cartas didácticas, juegos y trucos.

El sector nació de la estricta necesidad. Argentina tuvo magos de fama mundial como René Lavand y Fantasio y sus discípulos y admiradores fueron los que comenzaron a emprender como manera de abastecerse a sí mismos en un contexto donde las importaciones eran casi inexistentes.

Según el caso, entre el 60% y el 90% de la producción se vende al extranjero, aproximadamente la mitad a los Estados Unidos y el resto a países como España, Suecia, Alemania y Japón. Algunos magos, como Marcelo Insúa, incluso han vendido ilusiones enteras a estrellas de la talla de David Copperfield y Criss Angel. En la Argentina, sin embargo, las ventas son marginales.

Lo que destacan los compradores de los productos argentinos es la calidad de la mano de obra, a veces son mucho más caros que sus alternativas chinas (por ejemplo, una moneda trucada local cuesta US$ 22, contra US$ 3 de la versión asiática) pero no se rompen ni fallan, algo imprescindible en una industria donde la precisión es fundamental.

[EN BASE A LA NACIÓN / GDA]

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