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Las mujeres pagan hasta un 50% más que los hombres por lo mismo

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Estudios de mercado confirman las versiones de que las mujeres pagan hasta 50% más que los hombres, por los mismos productos como perfume, afeitadores y servicios de lavandería, entre otros.

Se habla del "impuesto rosa" para esta situación según la cual, las versiones "femeninas" de los mismos productos y servicios, cuestan más que las versiones masculinas.

Un estudio del Departamento de asuntos del consumidor de Nueva York inspeccionó casi 800 productos y encontró que, en el 42% de los casos, ocurre lo antes señalado. 

Incluso si los productos como las rasuradas son idénticas en todo excepto el color y el precio. Existe la idea de que la mujer con gusto paga más por productos con toques femeninos. 

La cuestión está generando un intenso debate. ¿Se trata de un caso de machismo y manipulación de los precios? Michael Cone, un abogado comercial que ha pasado años investigando este tema, dijo a la CNN que está convencido de que existe una manipulación de precios en marcha.

"Sabemos que a veces los artículos para hombres son más caros que los artículos para mujeres", dijo Cone, quien fue consultor en el estudio de la ciudad de Nueva York. Añadió que "esta es la oportunidad que las personas han estado aprovechando para hacer de las suyas desde hace muchísimos años".

Cone admitió que la dificultad aquí es saber en qué parte de la cadena de suministro se da esta situación. "Tú no sabes, por ejemplo, cuánto le cobró el fabricante en China a la persona que es dueña de la marca, y no sabes qué le dijo el dueño de la marca al minorista... debes o no debes mantener un cierto precio", aseveró.

Ted Potrikus, presidente y director ejecutivo del Retail Council of New York State (Consejo de minoristas del estado de Nueva York) dice que si hubiera mala praxis en el modo en que se les fija precio a las cosas, la culpa no es de los minoristas.

"Hay mucho más en el precio de lo que se ve en la etiqueta", sostiene el empresario quien agrega que la industria minorista es tan competitiva que no tendría sentido manipular los precios. Los consumidores podrían votar con sus billeteras y la tienda iría a la quiebra.

El estudio de Nueva York no es la única prueba de la existencia de un impuesto rosa. En 2010, la revista Consumer Reports encuestó productos farmacéuticos y descubrió que las versiones para mujeres de un mismo producto podían costar hasta 50% más que los de los hombres. 

Un estudio en California en la década de 1990 descubrió que la fijación de precios con base en el género representaba más de 1.300 dólares extra para las mujeres cada año. 

En Gran Bretaña, el asunto fue planteado en el Parlamento luego de que una investigación realizada por The Times descubriera que las mujeres podían estar pagando casi el doble en comparación a lo que pagaba un hombre por lo que parecían ser productos idénticos.

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