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Argentina: la tercera Ley de Newton

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Alberto Fernández. Foto: Reuters
Presidential candidate Alberto Fernandez speaks during the primary elections, at a cultural centre in Buenos Aires, Argentina, August 11, 2019. REUTERS/Agustin Marcarian, tras resultados de elecciones internas, PASO, Primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias, candidato K
AGUSTIN MARCARIAN

ANÁLISIS

Toda acción genera una reacción, lo que quedó demostrado con los acontecimientos políticos de los últimos días en Argentina.

La tercera Ley del Movimiento de Isaac Newton establece formalmente que, para cada acción, hay una reacción igual y opuesta. Durante el fin de semana pasado, fuimos testigos de la tercera Ley de Newton en acción, cuando decenas de miles de miembros de la clase media argentina invadieron el centro de Buenos Aires y convergieron en la Casa Rosada, en apoyo del presidente Mauricio Macri. Coordinado por las redes sociales, la multitud gritó: "Sí podemos", "no volverán" y "¡Argentina sin Cristina!". Justo cuando el mercado estaba llegando a un acuerdo con una presidencia de Fernández-Fernández, la marcha reavivó las esperanzas de que Macri aún pudiera tener una oportunidad de pelear el 27 de octubre. El presidente Macri, emocionado por el apoyo, salió al banco junto a su esposa y gritó: "¡Lo haremos mejor!". Esta fue una señal muy necesaria de cambio y admisión de errores. Marchas similares a favor del gobierno ocurrieron en las provincias de Tucumán, Neuquén, Santa Fe, Mendoza y Córdoba.

Confirmado en su posición, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, hizo lo que mejor sabe hacer: pasar a modo campaña. El joven estratega ha sido un aliado cercano y fue el cerebro detrás de las victorias electorales de Macri. Por lo tanto, Peña volvió a la refriega, disparando en las redes sociales y prometiendo luchar hasta el final.

Aunque el boleto Fernández-Fernández funcionó mucho mejor de lo que nadie esperaba, todavía el gobierno aspira a una mayoría absoluta. Las características peculiares del sistema electoral argentino son la única razón por la cual un candidato puede ganar con una pluralidad. Sin embargo, existe la posibilidad de que nos sorprendamos en octubre.

Mientras tanto, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner permaneció de perfil bajo. Salió del país a fines de la semana pasada para ir a La Habana, a visitar a su hija que está recibiendo tratamiento en Cuba. Hay indicios de que las divisiones ya están comenzando a formarse dentro del campo de Fernández-Fernández. El hijo de Cristina, Máximo Kirchner, es el jefe de La Cámpora, el grupo juvenil militante, y se está dando todo el crédito por la derrota de Macri.

Mauricio Macri. Foto: AFP
El presidente de Argentina, Mauricio Macri. Foto: AFP

Ahora La Cámpora está exigiendo su libra de carne, insistiendo en el control de la toma de decisiones de la administración. Los nombres de viejos demonios, como Guillermo Moreno, que fue responsable de la debacle en el Indec (instituto de estadísticas) y que negoció con los líderes empresariales con una pistola cargada en su escritorio, están comenzando a circular. Alberto Fernández está claramente en contra del regreso de Moreno y la rehabilitación de esas personas, y ha dicho que el país necesita romper con su pasado para formar un nuevo futuro. Siempre se supo que vendría a enfrentarse con La Cámpora, pero se pensó que la confrontación ocurriría después de que se hubiera puesto la faja presidencial en diciembre, y no de antemano.

Sin embargo, Máximo y La Cámpora se frotan las manos ante las perspectivas del poder y no pueden contenerse. Una pelea en el campo de Fernández-Fernández solo podría mejorar las posibilidades de que un revitalizado Macri pudiera pasar la línea de meta.

En la semana estuvo en Argentina una misión del Fondo Monetario Internacional (FMI), que llegó justo a tiempo para presenciar el abrumador apoyo al presidente Macri. El ministro de Economía, Hernán Lacunza, señaló que el equipo del FMI estaba muy sorprendido por la participación masiva. Afortunadamente, los números fiscales del gobierno han sido mejores que los objetivos. Por desgracia, no podemos olvidar la Tercera Ley del Movimiento de Newton. Para cada acción, hay una reacción igual y opuesta. En otras palabras, después del baño de sangre de las últimas dos semanas, el juego aún sigue abierto en Argentina.

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