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Las cinco cosas más dañinas que le podés hacer al bolsillo

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Salarios crecieron apenas por encima de la inflación en 2015. Foto: archivo El País
Pesos uruguayos, Billetes, cotización de la moneda, dinero, Cambio Gales, ND 20121120, foto Inés Guimaraens - Archvio El País
Archvio El País

Por desconocimiento, auto-boicot, mal asesoramiento, se cometen errores.

Alguien, ¿puede realizar acciones que vayan en contra de sus intereses financieros? Sí. Para mejorar en un área no siempre hay que hacer lo que se debe, sino que, muchas veces, basta con dejar de hacer lo que no se debe.

Hay un "top 5" de cosas más dañinas que podés hacerle a tus finanzas personales con el objetivo de dar el primer paso hacia una mejora.

Eludir conversaciones.

Eludir conversaciones incómodas desde lo financiero (aumento de sueldo, pago de horas extras, porcentajes de ganancias en función de lo trabajado, remuneración pretendida en entrevistas de trabajo, etc.) muchas veces tiene que ver con una falsa concepción de nuestras capacidades y recursos y, al hacerlo, lo único que logramos es una paz momentánea que luego deriva en resentimiento y acusaciones silenciosas hacia la persona o empresa que se está "aprovechando" de nosotros.

Por el contrario, tener conversaciones incómodas con respecto al dinero tiene dos beneficios importantes: por un lado, esa sensación de incomodidad momentánea es rápidamente reemplazada por una emocionalidad positiva de saber que hicimos lo correcto para nuestros intereses y, por otro lado, al llevarlo a la práctica en dos o más oportunidades comenzamos de a poco a adquirir cierta "gimnasia" y la incomodidad es cada vez menor a medida que mejoran los resultados.

Ponerse del lado de los deudores.

En la economía capitalista se trata de quién le debe a quién. Salvo que "vivas al día" (lo cual te ata eternamente a tu trabajo), se puede afirmar que, o bien sos un acreedor, o bien sos un deudor.

Estás poniéndote del lado de los deudores si: usás las tarjetas de crédito como una extensión de tu sueldo y acostumbrás pagar en cuotas, estás pagando una hipoteca o préstamo personal, pedís constantemente adelanto de sueldos, etc.

Dejar de producirle daño a tus finanzas personales con este comportamiento tiene que ver con colocarte del lado de los acreedores, que sucede cuando: realizás un plazo fijo o invertís en fondos, o en bonos, pagás servicios o impuestos por adelantado con un descuento, etc.

Concepciones negativas respecto al dinero.

Este es uno de los peores daños que podemos hacerle a nuestras finanzas, con el aliciente de que muchas veces actúa a nivel inconsciente sin que nosotros nos percatemos realmente de ello.

Estas concepciones negativas con respecto al dinero se gestan en nuestra niñez, al escuchar a nuestros padres hablar sobre temas materiales: "Si tiene mucho dinero algo (malo) habrá hecho...", "no hables de dinero en la mesa", "el dinero solo trae problemas", "pobre pero honrado", etc.

Este tipo de frases hechas recibidas a una determinada edad, establecen un "ancla mental" que nos puede llevar después a tener boicots continuos cada vez que estamos cerca de generar excedentes de dinero, porque ello nos transformaría en "malas personas" y no seríamos capaces de soportar la culpa.

Revisar este tipo de cosmovisión monetaria es la mejor manera de dejar de hacerle daño a nuestra economía doméstica.

Ahorrar sin una causa.

El "vivir al día" genera esa incómoda sensación de saber que estamos "pateando" los problemas hacía adelante y que esa actitud en algún momento nos traerá problemas.

Para comenzar a ahorrar, no hay nada más importante que tener una buena "causa" para ello. Si esa causa en la cual voy a basar mis nuevos hábitos de ahorro tienen que ver con cambiar el modelo de celular, televisor o cualquier otro motivo de consumo, el envión perderá peso al poco tiempo de comenzado o bien se llegará a la meta pero una vez que la concretemos nos encontraremos nuevamente en el punto de partida.

Por el contrario, cuando la causa del ahorro tiene que ver con generar un fondo de emergencia en una primera instancia (seis meses de ingresos colocados en una inversión de fácil acceso sería lo recomendable) e invertir el excedente posterior para generar con ello nuevos ingresos en una segunda etapa, el estímulo se fortalece luego de los primeros resultados y las finanzas personales mejoran paulatinamente con el paso del tiempo.

Invertir sin fundamentos.

¿Qué pasa con aquellos que logran controlar sus gastos, maximizar sus ingresos y generar con ello un excedente listo para ser invertido? ¿Han dejado de hacerle daño a sus finanzas personales? No necesariamente. Aún tienen una posibilidad más de "tirar todo por la borda" y, muchas veces, puede estar relacionado con el punto 3, referido a las concepciones erróneas con respecto al dinero. En este caso el daño a nuestras finanzas personales viene por el lado de delegar en otras personas o instituciones la responsabilidad en cuanto a la inversión de los ahorros, sosteniendo este comportamiento con falsas excusas como: "Ellos son los que saben" o "no tengo tiempo para ocuparme de esas cosas".

Para invertir con fundamentos no hace falta haberse recibido de economista o Administrador de Empresas, sino más bien entender qué es lo que estamos haciendo con la mayor precisión posible y nunca invertir en instrumentos que no sabemos cómo funcionan.

Claro que existen vehículos de inversión complejos cuyo entendimiento requerirían de la adquisición previa de ciertas habilidades cuantitativas, pero la realidad es que son los menos: tanto un bono tradicional como un fondo de inversión pueden entenderse dedicándole algunas pocas horas a la lectura del vasto material que se encuentra de manera gratuita en la web. En base a LA NACIÓN / GDA

¿Cuál es una forma sencilla para empezar?

Uno de los principales aspectos a tener en cuenta para poder ahorrar (además de tener una causa) es la constancia. Una posibilidad es utilizar este esquema, bautizado aquí como "peso a peso", pero conocido de otras maneras a nivel global. Consiste en crear una planilla de Excel con 181 celdas que van a hacer de días (también sirve un bloc de nota si se siente aversión por lo digital) para darle seguimiento al ahorro. Así, se comienza guardando $ 20 el día 1, $ 21 el día 2, $ 22 el día 3 y así sucesivamente se va aumentando de a $ 1 por día. Al cabo de seis meses —si se tuvo constancia— se llegará a tener $ 19.910. Por el método seguido, el último mes se generarán $ 5.565.

Comparar y aprovechar promociones y descuentos.

Comparar antes de hacer las compras para elegir el lugar más barato y utilizar los descuentos por pago con ciertas tarjetas de débito que realizan distintos comercios (en este caso además se aprovecha la rebaja de IVA) no es difícil. Una vez realizado esto, hay que tomar el dinero que se ahorró (que aparece en la factura en el segundo caso y en el comparativo en el primero) y destinarlo a una alcancía, cuenta u otro, la idea es no tocarlo. Para comparar precios la página web www.precios.uy (del Ministerio de Economía) permite hacerlo entre supermercados y almacenes por artículo, por canasta de productos, etc. Para ver en qué lugares hay descuentos y con qué tarjetas aprovecharlos hay aplicaciones como Avivate.

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Salarios crecieron apenas por encima de la inflación en 2015. Foto: archivo El País

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