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Cómo conviene usar las tarjetas al viajar al exterior

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Tarjetas de crédito. Foto: Archivo

La seguridad y practicidad del plástico compensan el arancel por cada compra.

Es hora de planear las próximas vacaciones. Escoge el destino, traslados, alojamiento, actividades y lugares a visitar. La tarea lo emociona hasta que debe pensar en los costos y en la mejor forma de pagar cada ítem. Una de las formas más prácticas es echando mano a las tarjetas de crédito y débito.

Los uruguayos utilizan con más frecuencia este sistema. En concreto, las compras en el exterior con tarjetas de débito locales crecieron de forma sostenida desde 2014. En el primer semestre del año, se gastaron US$ 34 millones afuera de fronteras, lo que corresponde a 321.356 operaciones. El monto es un 41,6% superior al del mismo período de 2016, según reveló el último reporte Sistema de pagos Minorista del Banco Central del Uruguay (BCU).

Esta tendencia se reflejó también en el crédito. De enero a junio se pagaron US$ 307 millones en 7.090.743 operaciones. La cantidad de transacciones se duplicó en un año, pues en el primer semestre de 2016 se habían efectuado 3.476.186 por US$ 237 millones, informó el BCU. Si se compara con el mismo período de 2014 (2.143.378), la cifra se triplica.

A su vez, el monto promedio por operación bajó sensiblemente, ya que el primer semestre del año fue de US$ 43,3 y un año atrás era de US$ 68,2.

Está claro que este tipo de práctica es cada vez más habitual para las personas pero, ¿es realmente favorable utilizar el plástico fuera de fronteras? ¿O será mejor recurrir a bolsillos secretos en la ropa o a las clásicas riñoneras?

El plástico presenta más beneficios y permite disfrutar del viaje. Pero para tener unas vacaciones amenas sin llevarse sorpresas a posteriori tenga en cuenta las siguientes consideraciones.

En primer lugar, la principal ventaja de este medio de pago es que ayuda a no tener mucho efectivo encima. Esto reduce los daños por robos y la irrecuperable pérdida del dinero. El experto en materia de tarjetas de crédito, Nelson Chicurel, graficó este punto con una experiencia personal. En un viaje a Rusia, a un compañero de excursión le robaron la billetera que contenía efectivo y tarjetas. "La tarjetas las anuló al minuto, la plata la perdió toda", aseguró.

Para no entrar en pánico en estas situaciones, es recomendable llevar consigo un papel con los números de contacto de la entidad financiera que emitió la tarjeta o ingresarlos en el celular. Así, en caso de emergencia es posible comunicarse de inmediato para bloquear el plástico.

Otro de los beneficios de este medio de pago es que no requiere ir cambiando monedas a medida que se arriba a un nuevo país. Existen alrededor de 180 monedas oficiales y en el caso de que el viaje incluya varias naciones se necesita comprar y vender divisas.

En Europa Occidental muchos países comparten el euro como moneda. Pero no ocurre lo mismo en la zona oriental, en países como Polonia, República Checa y Hungría. Lo mismo ocurre en América Latina, donde la mayoría de las naciones tienen una divisa única y diferente a la del vecino.

De esta forma, la tarjeta evita acumular diferentes monedas que, además de hacer mucho peso en el bolsillo, muchas veces terminan con el único valor de convertirse en souvenir.

Cuidar.

Más allá de ver las ventajas, el usuario debe evaluar algunas cuestiones. Lo más importante es considerar cuál es el valor final de lo que consumirá. La mayoría de las entidades financieras cobran un arancel cuando se realizan compras en el extranjero, que ronda el 1% o 2% del monto a pagar. Por lo tanto, al momento de adquirir artículos de elevado valor, hay que tener en cuenta que luego en el estado de cuenta se le sumará este porcentaje.

A su vez, el tipo de cambio aplicable a los gastos fuera del país no suele beneficiar al usuario. En general es $ 1 más alto que lo que se cobra en el mercado local. Si el dólar se consigue en plaza a $ 27,5, las tarjetas lo cotizan a $ 28,5, indicó Chicurel. Esto significa que la cotización que fija el banco será inferior al de las casas de cambio. "Generalmente, es bastante malo cuando te lo cotizan ellos. Pero no es extremadamente malo como lo que te ofrecen en el aeropuerto", aseguró el experto.

La clonación de tarjetas es otro punto a considerar. No obstante, esta práctica ha bajado notoriamente desde que existen los POS móviles para procesar las operaciones con tarjeta. "No existe casi ningún restaurante en el mundo desarrollado donde el mozo no tenga uno. Ya no existe eso de que te llevan la tarjeta para hacer el pago (en la caja), lo que podía hacer que se produjera un proceso de falsificación o duplicación de la tarjeta por algún empleado inescrupuloso", explicó Chicurel.

Para evitar fraudes, el experto recomendó a los lectores comer en restaurantes conocidos. Si el viajero quiere ahorrar y, por ende, consumir en lugares más baratos sin renombre es mejor pagar con la moneda local para evitar luego un dolor de cabeza, ya que en este tipo de sitios se suelen producir las clonaciones de plásticos.

Más allá de esta situación en concreto, siempre es necesario contar con un poco de dinero en efectivo para pagar gastos de menor porte, como locomoción, comida callejera o souvenirs. Es recomendable cambiar dinero a la moneda local del destino previo a viajar. De esta forma, se evita sacar dinero de cajeros en el extranjero, ya que esta transacción cobra una comisión, que puede ser fija (ronda los US$ 5) o un porcentaje sobre el monto final. En el caso de que se retiren US$ 20 se añade un 25% más. "Sale muy caro", aseguró el especialista.

Chicurel, quien se considera un "defensor de las tarjetas", remarcó que en su opinión son "uno de los inventos más geniales que el hombre ha hecho". Agregó que lo que sí denuncia "son los abusos realizados por medio de las tarjetas, como pueden ser los altos intereses, grandes aranceles y comisiones y, en general, todo lo que desvirtúa el sistema".

"El costo actual de la comisión por compras en el exterior o el tipo de cambio no tan beneficioso son irrelevantes (si se comparan) con la conveniencia de viajar sin dinero y con la seguridad que a veces dan las tarjetas, como asistencia médica o seguro de vida al viajero", remarcó. La mayoría de los bancos ofrecen un seguro anual que para cubre cualquier viaje que se realice —con un máximo de 30 días fuera del país— o se puede pagar para uno en particular.

Por último, antes de terminar de preparar la valija para irse de vacaciones, no olvide comunicarse con su entidad financiera para avisar que viajará y notificar el país de destino. De lo contrario, el emisor considerará las compras que haga en el extranjero como una actividad inusual y bloqueará el plástico. Con esa previsión, estará todo listo para disfrutar del viaje sin disgustos financieros.

Artículos a declarar al regresar de un viaje.

Regalos, souvenires y compras personales son algunos de los tradicionales artículos con los que uno regresa de vacaciones. Tenga en cuenta que existen restricciones al momento de ingresarlos al territorio nacional en el caso de que las compras superen el monto límite permitido (franquicia a favor del viajero). En ese caso, se debe realizar la Declaración Jurada de Equipaje Acompañado y entregarla previo al control aduanero. El equipaje personal no cuenta como franquicia, mientras que las compras y obsequios sí. Los bienes que superan la franquicia deberán pagar un impuesto único del 50% sobre el valor que exceda el límite. El límite en el caso aéreo y marítimo es de US$ 300 desde el Mercosur y de US$ 500 desde el resto de los países. Por otro lado, en el caso terrestre es de US$ 150. También deberá completar esta declaración jurada si transporta lo siguiente: mercaderías prohibidas, bajo restricciones sanitarias, muestras o mercaderías para venta, animales vivos o repuestos, armas, municiones y sus partes, dinero en efectivo, metales preciosos u otros instrumentos monetarios a través de la frontera por un monto superior a US$ 10.000, según detalla la Dirección Nacional de Aduanas.

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Tarjetas de crédito. Foto: Archivo

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