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Las ideas del nuevo presidente del BCU sobre dólar, precios y bancos

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Labat asumió en forma definitiva como presidente del BCU, con Washington Ribeiro como director. Foto: Francisco Flores

NUEVAS AUTORIDADES

Diego Labat trazó los planes a corto plazo que tienen que ver con el efecto del coronavirus en la economía uruguaya.

Estos días no han sido fáciles”, dijo ayer Diego Labat al asumir en forma definitiva (desde el miércoles 4 era interino) como presidente del Banco Central (BCU). Desde que el presidente Luis Lacalle Pou lonominó a fines del año pasado, Labat tenía claros los objetivos de mediano y largo plazo para el Central y se había propuesto hacer anuncios cuando asumiera.

Pero, la llegada del coronavirus a Uruguay trastocó los planes: “Nos tiene atrapados a todos”, dijo Labat ayer. Se refería a que la atención ha estado centrada en cómo ayudar a que la economía no entre en una crisis. Y también hacía referencia a las condiciones en que asumió: sin la presencia de otras autoridades, con directores y miembros del Comité Ejecutivo de Dirección del BCU y la prensa, todos con un espacio de un metro de separación.

Destacó a Lacalle Pou por su confianza, a la ministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche, a su predecesor Alberto Graña y al sindicato bancario AEBU: “el primer día que empezaron los problemas (por el coronavirus) golpeó la puerta para ponerse a disposición sin pedir nada a cambio”.

Labat trazó los planes a corto plazo que tienen que ver con el efecto del coronavirus en la economía. Señaló que su primera línea de acción fue “sostener el funcionamiento del sistema financiero” para lo que se han dictado normas que tienen que ver con el funcionamiento de las sucursales.

La segunda línea de acción tiene que ver con que las medidas de prevención del contagio del virus, han llevado a que “la economía se ha resentido” en forma “notoria” y “la actividad ha caído”, señaló Labat. Por eso, el BCU tomó “acciones que faciliten la continuidad del crédito”, agregó. En ese sentido, el Central dio la posibilidad a los bancos que puedan diferir pagos de préstamos de empresas y personas sin recategorizarlas ni pasar esos préstamos a pérdida.

La tercera línea de acción es que el BCU va “a asegurar la liquidez”, que “la economía funcione” y no se corte la cadena de pagos, indicó.

Dólar, precios y bancos.

Dentro de su plan a mediano y largo plazo, Labat se refirió a la política cambiaria y dijo que no hay cambios respecto a lo que se venía haciendo: el dólar flota, lo que “permite que la moneda se ajuste y corrige parcialmente estos shocks” que recibe Uruguay (coronavirus) y el BCU interviene “cada vez” que lo crea “necesario, sin fijar ninguna regla de intervención”.

Sobre la inflación, que ha pasado en los últimos 10 años más tiempo afuera que adentro de la meta del gobierno, Labat dijo que va a ser “un objetivo central”. En ese sentido, expresó un “muy fuerte compromiso de que la inflación converja a tasas de nivel internacional” (actualmente con 8,32% está entre las 20 más altas del mundo), aunque no quiso poner un número.

“Vamos a hacer anuncios más adelante de objetivos de inflación y van a ser ambiciosos”, remarcó.

Señaló que el BCU tiene que hacer una “reconstrucción de credibilidad” en materia de precios y que “la principal fuente de credibilidad” será que los agentes económicos “vean que cada anuncio que hacemos, lo cumplimos”.

También se propone modificar la Carta Orgánica del BCU -precisa una ley para ello- para ayudar a la “mayor independencia” de la entidad y al “cumplimiento de objetivos”.

Vista aérea del Banco Central del Uruguay. Foto: Gerardo Pérez
Vista aérea del Banco Central del Uruguay. Foto: Gerardo Pérez

Por otro lado, Labat impulsará una “agenda de desdolarización de la economía, con pequeñas, medianas y grandes medidas”, porque “es un camino que el país tiene que seguir” para desarrollarse y que la política monetaria tenga más impacto.

En cuanto al sistema financiero que está “absolutamente sólido y consolidado”, dijo, ve tres desafíos a los que apuntará: “el nivel de intermediación es todavía bajo”, “los mercados financieros están poco desarrollados (pese a los “esfuerzos que han dado resultado”) y que el “acceso de la ciudadanía y las empresas al crédito sigue siendo muy costoso en términos absolutos y relativos”.

Para eso se propone adoptar “reglas de juego ágiles, modernas, bien claras y estables”.

Labat enfatizó que el BCU va a “escuchar” a la industria financiera, “la que existe y la que todavía no”, además de querer impulsar el mercado de valores que en algún momento de la historia tuvo “un buen desarrollo”.

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