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Desde 1531, agua potable y dos imágenes históricas

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Foto: Archivo El País

MARÍTIMAS

Se cuenta que entre los primeros servicios que ofreció el refugio de la bahía de Montevideo antes de su condición de puerto fue el suministro de agua potable a los barcos del imperio español.

Fue una escala obligada, un remanso de recuperación en su largo viaje hacia el Perú a través del Estrecho de Magallanes pero básicamente el aprovisionamiento del vital liquido elemento.

Los años previos a la colonización fueron, sin duda, de exploración por el territorio oriental y por el río Uruguay en duras jornadas que condujeron al hallazgo de recursos valiosos para la subsistencia como la pesca y materias como la madera apta para la reparación de sus endebles naves.

Así que a las bondades naturales que hallaron los conquistadores en esta hermosa y acogedora bahía, sin igual a lo largo del Atlántico, el suministro de agua potable fue el principal atractivo de los bajeles haciendo que nuestro lugar geográfico además de privilegiado por su conformación geográfica se prestigiara por la calidad y abundancia de su agua potable.

Hay referencias históricas que nuestra agua era casi una medicina restauradora y así se le consideraba por aquellos años que por algo Montevideo se hizo famoso en el tráfico marítimo desde el Atlántico al Perú.

Entonces desde los primeros tiempos, Montevideo ha sido un constante y confiable provedor de agua potable. Más modernamente y con siglos de diferencia, son los propios cruceros de turismo, que año tras año nos visitan, fuertes adquirentes de nuestra agua, tenemos entendido en partidas de mil toneladas en cada escala.

Foto: Archivo El País
Foto: Archivo El País

Y esto es precisamente lo que deseábamos destacar, no es agua para uso de higiene sino sino para degustación. Eso habla de la excelente calidad de nuestra agua. Y agregamos nosotros, que esta actividad se viene realizando efectivamente desde los tiempos del Apostadero Naval establecido por España en 1776 en la calle Zabala y la Rambla 25 de Agosto.

Vamos a repetirlo, muchos factores coincidieron en marcar a Montevideo como el puerto único e ideal para apoyar su logística imperial en Sudamérica, que en realidad fueron tres: su posición estratégica, sus características geográficas especiales y la disponibilidad de agua potable. Condiciones esenciales que le dieron a Montevideo atractivo ineludible y prestigio como puerto de servicios.

Datos.

El suministro de agua potable a los barcos ha sido una constante que seguramente viene de 1530 y probablemente desde el viaje de Solís. Para ese propósito, a fin de demostrar su importancia, durante el año 1927 habían entrado al puerto de Montevideo 5.202 naves a las que les proveyeron un total de 100 mil metros cúbicos de agua, asi que aquí tiene el lector la importancia del agua para los barcos.

En una época, en tiempos pasados, la Administración del Puerto de Montevideo cuyo presidente en 1927 era el estatista Alfredo Labadie, afirmaba que “el agua potable de Montevideo era reputada de excelente calidad y límpida siendo provista por la empresa The Montevideo Waterworks & Co. y es la misma que bebe la poblaci¢n de Montevideo”. Y esto lo suscribimos pues han sido los comentarios que hemos oído constantemente en los cruceros de turismo a nuestras preguntas. Así que el viejo puerto y hoy hacen lo mismo: el puerto compraba el agua a la compañia inglesa (Cia. de Aguas Corrientes) a determinado precio y con el correspondiente plus se la vendía a los aguateros a otro precio obviamente y estos a los barcos con el correspondiente lucro pero ahora es el puerto que lo hace en exclusividad.

La capacidad de proveer agua a los barcos por parte del puerto se publicitaba a razón de 30 metros cúbicos por hora. En el siglo XVIII y hasta que apareció la Cia. de Aguas Corrientes inglesa, el agua para los barcos y para consumo de Montevideo provenía de la famosa Aguada donde había manantiales con agua cristalina y también pozos de agua potable (calle Pozos del Rey, Agraciada, Yaguarón) que para los barcos salían en pipas a bordo de los carros que las trasbordaban a lanchas por las orillas de la bahía a la altura de la calle Ituzaingó y Treinta y Tres, Muelle Viejo y por el sitio la Rampa, donde los carros se metían en el agua hasta más de la mitad de la rueda. Si dos milenios antes se se llevaron obras de arte desde Egipto a Francia en lanchas no debe haber sido problema llevar las pipas de agua desde la Aguada hasta el barco fondeado.

Todo lo que escribimos y sobre todo la historia del Puerto de Montevideo lo hacemos humildemente porque sabemos que conocidos historiadores uruguayos especializados deben tener mayores referencias que nosotros.

Fotos.

La acuarela (segunda imagen) que está en el Museo Naval de Madrid pertenece al italiano Fernando Brambilla que con 31 años vino integrando la Expedicion Científica de Malaspina en 1789 y vio la Aguada tal como la vio y compuso su visión, como la vemos. La estudiamos y la hicimos ver por expertos y coincidimos que hoy sería más o menos la calle Pozos del Rey y Agraciada y arriba se ve la torre de la Iglesia de la Aguada.

La foto que ilustra la nota es de los años 1930, tomada desde la calle Agraciada y Valparaiso y marca casi la misma zona de la acuarela donde estaba una famosa y enorme laguna o surgidero donde todos iban a buscar agua incluso los barcos. Varias cuadras al norte, la Iglesia de la Aguada y enfrente la mitad del edificio “Lima”, una avanzada y audaz construccion de 12 pisos que calculamos sea del año 1937 y aún en pie. Esta detrás de viejas casas que cayeron por efecto del decreto del ensanche de la calle Agracia. Vemos que esa avenida tenía el tránsito en dos sentidos y la circulación por la derecha.

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