MARÍTIMAS

Este fin de semana fue llevada al puerto.

Bueno, ya tenemos nuestra flamante draga uruguaya “21 de Julio” (D-11) aún no trerminada pero al menos, flotando ahí en uno de los muelles del puerto a donde fue llevada este pasado fin de semana, En ese muelle, operarios calificados, técnico electricistas, y expertos diversos se están dando a la tarea de terminar las obras finales y preparar la nave para realizar en un par de meses sus pruebas cruciales de máquinas, y de su sofisticado equipo hidráulico dragador, movimientos mecánicos bajo carga.

Se recordará que la popa y la proa con sus equipos de dragado vinieron a principios de mayo pasado desde Holanda donde fueron construidos en la multinacional IHC. El tercer tramo de la nave, el centro suponemos de unos 30 metros, fue previamente construido en los Astilleros de la Armada, conforme al contrato suscrito con los holandeses de que un 20% de la nave quedaría en manos uuguayas: seguramente casco, cántara; seamos precisos trabajadores especializados uruguayos llevaron a cabo trabajos de índole metalúrgica, montaje y construcciín de partes.

El contrato de compra fue celebrado con la ANP y si mal no recordamos el costo total de la draga andaría por los 60 millones de dólares, y según se comentó en su momento, esa suma tiene un plus de 20 millones de dólares suponemos para solventar costos de dividir los trabajos de construcción en dos astilleros diferentes, transporte de las partes, fletes especiales en un barco Yumbo, construcción de plataformas flotantes para transportar la proa y la popa, seguros con el objetivo final de dar oportunidad a trabajadores uruguayos en profundizar conocimientos y experiencias en tareas artesanales como las navales.

La nave “yumbo” trajo en plataformas flotantes la popa y la proa desde Rotterdam, que vinieron consignadas a la agencia Christophersen S.A. y las operaciones de descarga y transporte de las partes hasta el varadero las hizo la empresa operadora Planir, que dicho sea de paso es la primera vez que manejan proa y popa bien grandes por cierto y su traslado al punto de concentración, todo en forma impecable bajo los términos de una sofisticada logística.