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Argentina y la negociación para terminar con una pesadilla

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Walter Molano, economista jefe del Banco BCP Securities. Foto: Archivo El País

ANÁLISIS

“Lo importante para el gobierno (argentino) es dejar atrás esta pesadilla y hacer frente a la pandemia del coronavirus en curso”, destacó Walter Molano, economista jefe de BCP Securities.

Faltando menos de una semana para que transcurra el período de gracia en los pagos de cupones soberanos, hay indicios de que el gobierno argentino está iniciando negociaciones más serias con los tenedores de bonos. El ministro de Economía, Martin Guzmán, mantuvo su postura combativa a principios de la semana pasada, declarando en una presentación que no había recibido ninguna contrapropuesta de los tenedores de bonos.

Sin embargo, la prensa argentina informó que las contrapropuestas de los tres principales grupos de bonistas fueron enviadas por correo electrónico a fines de la semana. Más importante aún, el Ministerio de Economía emitió un comunicado el viernes por la noche confirmando la recepción de las tres propuestas y confirmando que las estaba estudiando. Las tres contrapropuestas brindan alivio del flujo de efectivo y una extensión de los vencimientos, pero no son tan severas como la propuesta inicial del gobierno.

Como enfatizamos muchas veces en el pasado, las dos posiciones no estaban tan separadas. Si bien los tenedores de bonos estaban dispuestos a proporcionar al país un respiro para recuperar la confianza del mercado y atender la devastación producida por la pandemia de COVID-19, tenían algunas demandas menores. Querían el reconocimiento del interés acumulado, algunos pagos de cupones durante el período de recuperación y una normalización de los pagos de cupones después de la recuperación. Si bien tales alteraciones no tendrían un impacto significativo en el flujo de caja del gobierno, impulsarían significativamente la valoración de los bonos a un nivel aceptable.

Un factor que juega a favor del gobierno es la brecha inherente entre los tenedores de bonos. Existen algunas diferencias inherentes en las preferencias, pero una de las mayores líneas de demarcación es entre los tenedores de los bonos de canje, aquellos instrumentos que ya habían sido reestructurados en 2005 y 2010, y los llamados bonos Macri, que son los bonos que fueron emitidos después de que el presidente Mauricio Macri fuera elegido en 2015.

La diferencia se debe a los contratos subyacentes. Los contratos de los bonos de canje son mucho más fuertes, lo que permite a los tenedores hacer un reclamo más fuerte. Por lo tanto, están exigiendo una valoración más alta. Aunque el gobierno está jugando un juego de muerte súbita con la expiración del período de gracia el 22 de mayo, la posibilidad de que Argentina entre en incumplimiento sin un acuerdo no cambia las reglas del juego.

Lo importante para el gobierno es dejar atrás esta pesadilla y hacer frente a la pandemia en curso. La reestructuración de la deuda permitirá al gobierno de Alberto Fernández estabilizar su tipo de cambio paralelo, lo que mantiene la tasa de inflación innecesariamente alta, y le permitirá eventualmente recuperar el acceso a los mercados internacionales de capital. Por lo tanto, parece haber luz al final del túnel. Afortunadamente, esta vez, la luz no es de un tren de carga que se aproxima.

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