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Argentina va a seguir con baja de tasas graduales

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Diferencias amenazan con tensar relación  de la Casa Rosada y el BCRA. Foto. EFE

MEDIDAS DEL GOBIERNO DE MACRI

Prevén otra leve reducción en enero y el futuro dependerá de lo que ocurra con la inflación.

La reducción más acotada de lo esperado de la tasa de interés de referencia, dispuesta el martes por el Banco Central argentino, cambió el rumbo, al menos en el corto plazo, de la cotización del dólar en el vecino país. A contramano de las sostenidas alzas de las últimas cuatro semanas, la divisa estadounidense cayó ayer cerca de 2%: el valor del dólar minorista cerró a 18,85 pesos, con lo que perdió más de 40 centavos desde el nivel máximo alcanzado el martes.

La caída refleja que el mercado descontaba un mayor relajamiento de la política monetaria tras el cambio de metas de inflación anunciado por el gobierno argentino el 28 de diciembre. Sin embargo, con el objetivo de mantener un delicado equilibrio entre las presiones políticas que recibe para flexibilizar la dura política monetaria y niveles de inflación que se resisten a ceder, Federico Sturzenegger, presidente del Banco Central de Argentina, decidió recortar la tasa de referencia en apenas 75 puntos básicos: de 28,75% anual a 28%.

"Es una diagonal política que encontró (Sturzenegger) para cumplir tanto con la modificación de las metas de inflación dispuesta por el gobierno como con aquellos que sostienen que es muy importante defender la independencia de la autoridad monetaria a la hora de la toma de decisiones", dijo a El País el economista Miguel Zielonka, director asociado de la consultora EconViews.

Es que el ala política del gobierno liderada por el jefe de gabinete, Marcos Peña, pretendía una reducción de la tasa más drástica, de al menos 200 puntos básicos, ante el riesgo de que el encarecimiento del crédito y el atraso cambiario empiecen a desacelerar el crecimiento de la economía.

Esas diferencias amenazan con seguir tensando la relación entre un sector de la Casa Rosada y el Banco Central. "Que el recorte haya quedado a mitad de camino es indicativo de dos puntos: la puja entre el Poder Ejecutivo y el Banco Central en torno al nivel de las tasas no parece totalmente saldada y el Banco Central no claudica en el uso de la tasa de interés como herramienta anti-inflacionaria", señaló un informe de la consultora Ecolatina.

Gradualismo.

Aunque con una velocidad menor a la esperada, para los analistas la reducción de la tasa dispuesta el martes pasado dio inicio a una política gradual de flexibilización de la política monetaria contractiva sostenida por el Banco Central en los últimos dos años. "Es probable que dentro de dos semanas, cuando se lleve a cabo la próxima reunión del Comité de Política Monetaria, se decida otro recorte de 75 o 100 puntos básicos", señaló Zielonka.

El consenso del mercado es que, a partir de entonces, los siguientes recortes podrían disponerse recién en abril o mayo, pasado el período de ajuste de tarifas. Aunque eso dependerá de la evolución de la inflación.

Tras un alza que rozó el 40% en 2016, la inflación cayó el año pasado en Argentina a niveles cercanos al 24% —hoy se dará a conocer el índice anual con los datos de diciembre—. Si bien el gobierno se impuso una meta de 15% para este año, la expectativa de los analistas es que estará entre 3 y 4 puntos por arriba de ese objetivo.

En ese marco, la tasa de interés del 28% continúa siendo elevada en términos reales y seguirá habiendo presiones desde la Casa Rosada para reducirla. "La política monetaria del Banco Central no va a ser expansiva. Está pasando de ultra contractiva a contractiva. Las tasas en términos reales siguen siendo muy altas, y los próximos recortes estarán en función de que la inflación se acerque a la nueva meta. Si eso no ocurre, el Banco Central no bajará las tasas a pesar de que haya presiones políticas", dijo Zielonka.

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