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Así pegará la suba del dólar al consumo de las familias

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Víctimas: las principales víctimas de los robos eran los supermercados y los artículos eran en general objetos de consumo caros. Foto: Fernando Ponzetto

Tema de análisis

La suba del tipo de cambio que se ve en las pizarras semana a semana, todavía está bajo el impacto de lo que sucede en Argentina.

La situación en el vecino país no se puede considerar estabilizada aún y por lo tanto no hay todavía un punto de referencia, por lo que nuestra economía sigue sufriendo los efectos de los cambios abruptos de los vecinos. De todas formas, lo que se puede advertir es que el proceso de suba del tipo de cambio en nuestro país está lanzado y en el futuro cercano va a ocurrir una reversión del proceso de atraso cambiario vivido en los últimos ocho años.

Ello incidirá en el patrón de consumo de los uruguayos, no sólo a nivel de productos importados, sino incluso en varios de los que conforman la canasta básica .

Como todo análisis de precios, los valores nominales son simples anécdotas o estadísticas básicas, lo que importa son los precios relativos. Para predecir cambios en las condiciones de mercado la atención se debe poner en los cocientes entre precios y no en los precios aislados.

Uno de los indicadores emblemáticos es el tipo de cambio real. Vale la pena aclarar que no es la cantidad de pesos que compra un dólar, sino el cociente entre los precios de los bienes transables con el resto del mundo dividido los precios de los bienes que generalmente no se comercializan con el exterior.

Tomando como base el valor 100 para el promedio del año 2010 se observa cómo todos los años se produjo una suba mayor en los precios de los no transables que la que ocurría en los precios de los transables. Por lo tanto el cociente entre estos dos precios viene bajando en los últimos ocho años. El promedio de mayo a agosto tiene un valor un 15% inferior al observado en el año 2010.

Estos cálculos, realizados utilizando los componentes del Índice de Precios del Consumo y sus ponderadores, dan cuenta que se produjo en forma gradual durante ocho años un deterioro del tipo de cambio real de la economía.

Queja: “Evolución del dólar profundiza la situación del sector exportador”, dijo asesora de UEU. Foto: AFP
Foto: AFP

El correlato de esto ha sido la pérdida de competitividad de algunas producciones nacionales para sostener sus ventas frente a los productos importados o para colocar su producción en otros países.

A nivel de las familias, al abaratarse relativamente los precios de los bienes transables, aumentó su consumo por ese tipo de productos, en particular los importados.

Las turbulencias cambiarias de los últimos meses en Argentina están provocando un cierto nerviosismo en la plaza local.

En la medida que hay inversores externos e internos que ahora prefieren tener sus ahorros en dólares en lugar de pesos, es seguro que ese proceso tendrá un impulso de mercado.

Si durante los próximos meses se concreta el aumento en la demanda de dólares, se va a observar una suba del tipo de cambio y debido a ello, seguramente a partir de ahora, los precios de los bienes transables aumentarán más que los no transables.

Al incrementarse la probabilidad que en los próximos meses ocurra ese cambio de precios relativos vale la pena preguntarse cuál puede ser el impacto sobre las familias uruguayas. Hay veces que se incurre en el error de razonar lo que puede pasar con algunos precios en forma aislada y no ver el cambio de precios relativos y el efecto que tiene sobre las condiciones de mercado.

Está bien caracterizar lo que vamos a vivir en los próximos meses como un camino hacia atrás de lo ocurrido desde el año 2010. Una parte es irreversible o estructural, pero otra va a transitar el camino contrario: caerá el consumo de lo que se encarece más y subirá el consumo de lo que se abarata.

Los bienes y servicios transables con el exterior son aproximadamente el 40% de la canasta que compone el Índice de Precios del Consumo (IPC) en el último año. Estos son los que van a estar más caros y el 60% restante no aumentará tanto y se abaratará en términos relativos a los primeros.

Por otra parte el gasto en consumo del gobierno disminuyó un 1,4%. Foto: Archivo El País
Foto: Archivo El País

Como el grueso de los ingresos de las familias son no transables es claro que una parte de lo que se consume va a estar más caro. En realidad, si se mira en contexto histórico o comparando con otros países, dejará de estar tan barata. Por lo que el primer tipo de ajuste vendrá por ahí: se hacen más caros algunos bienes y servicios y por lo tanto baja su consumo. Caso típico los bienes importados de consumo duradero.

Al dejar de consumir ciertos bienes, las familias los sustituyen por otros amortiguando así el efecto sobre el bienestar. Pero no todo es sustituible. Dentro de los bienes transables se encuentran los alimentos que representan el 20% del IPC actual y no admiten mayor sustitución. Un ejemplo claro es el de la carne, un componente básico en la dieta de las familias uruguayas.

La suba del dólar por los movimientos en los mercados lleva a que el kilo de carne sea más caro. La razón de ello es que se trata de un bien exportable cuyo precio se fija en los mercados internacionales. En tal sentido, ante la eventual suba en su precio, podrá disminuir la cantidad de carne que se consuma. Pero el asado no desaparecerá, aunque es probable que su consumo se vuelva más esporádico que antes.

Lo que termina ocurriendo es una sustitución al interior y la aparición de oferta de productos sustitutos de los importados desde fuera de la región, sea por nacionales o de la región, que se abarató relativamente. En el caso mencionado de la carne la sustitución es por otros productos o dentro del mismo producto por otros cortes de menor valor.

En otros casos la sustitución va desde el cambio de marcas italianas de fideos por las locales o la reducción de la compra de comidas congeladas por la elaboración en la casa.

Si el cambio de precios relativos es de la magnitud que cierra la brecha de atraso cambiario que se generó en los últimos años, se verá un encarecimiento superior al 10% en un conjunto de productos. Es una magnitud suficiente como para poder modificar pautas de consumo.

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