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Para los bancos, "los costos laborales son muy altos"

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En una mirada a largo plazo, la ley de Inclusión Financiera "formaliza una mayor parte de la economía". Foto: M. Bonjour
Nota a Horacio Correge, director de Scotiabank Uruguay, en la sede central en Montevideo, ND 20171220, foto Marcelo Bonjour - Archivo El Pais
Marcelo Bonjour/Archivo El Pais

BUENAS PERSPECTIVAS PARA 2018

Por eso se “optimizan” los recursos humanos, dice futuro CEO de Scotiabank.

El 1° de febrero, el argentino Horacio Correge asumirá como country head y CEO de Scotiabank en Uruguay (incluye la financiera Pronto!) en sustitución de Diego Masola que pasará a ser vicepresidente Senior de Scotiabank en Centroamérica (a cargo de Costa Rica, Panamá, El Salvador y Guatemala). En entrevista con El País, Correge (que anteriormente fue CEO del Banco Comercial y actualmente era vicepresidente ejecutivo de Scotia) se refirió a la situación de la banca, los desafíos que le impone la tecnología, qué efectos tuvo la ley de Inclusión Financiera, entre otros.

—¿Cómo ve la industria financiera?

—Respecto a lo que es la macroeconomía en general, somos optimistas de que está repuntando. Hemos tenido un crecimiento superior al 3% en este año que cierra, un poco la perspectiva es que el crecimiento esté en esa línea y un poco más para 2018. Somos un banco con una plataforma retail muy importante tanto en lo que es el banco como en Pronto! y en ese sentido, el nivel de empleo se ha estabilizado y el consumo ha estado muy sostenido. Estamos cerrando un muy buen año, tenemos buenas perspectivas para 2018. En algún momento, los mejores indicadores económicos deberían empezar a reflejarse sobre todo en lo que es la actividad del segmento de empresas. Este diagnóstico aplica al resto de los bancos. Cuando tomás la visión sistémica ves que el crédito no está creciendo de manera significativa desde hace un par de años. Un segmento que es un buen termómetro de la economía es el de pequeñas y medianas empresas, porque en general son muy elásticas al ciclo, cuando va a la baja ese mercado se achica más que proporcionalmente y cuando va al alza, sube. Es un mercado que estaba sin mostrar crecimiento y en los últimos meses ha empezado a crecer marginalmente. Para la banca, estamos en un momento interesante en todos los cambios que se están gestando en la industria. Somos cautelosamente optimistas de cara al futuro.

—¿Está amenazado el sector por las nuevas tecnologías?

—Cuando empezó esta disrupción en materia de tecnología, fintechs, con la llegada de los milennials al mercado de trabajo y como publico objetivo, aparecieron señales de alarma importantes. Los bancos son muy lentos en materia de innovación y algunos decían que estas nuevas empresas tecnológicas se iban a quedar con el negocio de los bancos. Nada de eso pasó. La visión que tenemos es que estas empresas son absolutamente complementarias de las prestaciones que los bancos estamos en capacidad de llevar a nuestros clientes. Sí han sido muy disruptivas en términos de obligarnos a los bancos a actuar con mayor celeridad y hoy es impensable tener una estrategia ganadora, si no tenés al cliente como centro de toda tu actividad. Eso implica hacer un esfuerzo por llevarle productos y servicios que sean relevantes para él, llevárselos 7 (días de la semana) x 24 (horas) y a dónde está y a un costo competitivo de mercado. El desarrollo no solo está en las herramientas, si no en las metodologías de trabajo: hoy se desarrolla un concepto, se testea en el mercado y si no funciona se retira y se prueba otro. Siempre con vistas a dar respuestas rápidas al mercado. Aquellos proyectos en los bancos que demoraban tres años, hoy no pueden ser. Tenés que estar en un período de no más de dos meses con una solución relevante para el cliente.

—¿Eso está en Uruguay o al mercado aún le falta madurez?

—El tema que nos encontramos siempre en Uruguay es la masa crítica. Cuando vez a nivel internacional las inversiones millonarias que implican estos desarrollos, ves que no tenemos un mercado que lo pueda soportar. Pero, en contrapartida dentro de Uruguay lo que tenemos es mucha innovación y muy buenas compañías de desarrollo de soluciones financieras. Entonces las podemos hacer a costo uruguayo y terminamos replicando en el mercado local soluciones que ya existen a nivel internacional. Pronto! ha sido absolutamente disruptivo. Por ejemplo, hoy en función de haber construido una base de datos, solamente con convalidación con huella aprobar un crédito ha sido pionero. En materia de apalancarse en redes sociales para elaborar propuestas crediticias. En un grupo internacional como el nuestro, se han identificado como mejores prácticas para exportarlas a otros mercados.

—¿Los costos son una preocupación en ese sentido?

—Los costos son siempre un tema a gestionar y lo que es importante es que el rol de los bancos está cambiando, se ha redefinido el rol de las sucursales físicas y está pasando de tener un rol transaccional a uno de ventas y servicios, donde necesitás recursos mejor entrenados y más especializados y quizás no necesites una red física tan potente. Pero, en contrapartida, los bancos necesitamos hacer inversiones muy fuertes en tecnología y desarrollos. Una persona joven, difícilmente quiere ir a una sucursal a hacer una transacción pero sí espera poder hacerla on-line en tiempo real a través de un móvil.

—Vamos hacia una caída en la cantidad de sucursales en el sistema.

—Es una tendencia que está pasando a nivel mundial y que no es propia ni siquiera de la industria bancaria, lo ves con los grandes centros comerciales en Estados Unidos y tiendas por departamento que están cerrando. Cada vez tenés bancos más importantes, donde la sucursal sigue siendo un canal relevante, pero cobran mayor preponderancia los otros canales, sobre todo los virtuales. En Uruguay hemos acompasado. Hay una presión muy grande en Uruguay, que viene de la mano de la necesidad, dado que los costos laborales aquí son muy, muy altos. Es quizás de los mercados donde más optimizado está el tema de recursos humanos. La red que tenemos es adecuada a las necesidades de hoy, ahora, la estamos revisando todo el tiempo.

—Cuando ven lo que pasó con el conflicto entre el Banco República y el sector banca pública de AEBU, ¿agradecen tener que negociar con el sector banca privada del sindicato?

—El gremio hace defensa de sus derechos e intereses, pero al mismo tiempo tiene cabal conocimiento de cuál es la dinámica de la industria. Nosotros hemos sido siempre muy abiertos y transparentes en mostrar la realidad de nuestro negocio. Lo otro que vemos, es que mismo un banco como el República, con todas las ventajas competitivas y de posicionamiento de mercado que tiene, no puede estar ajeno a esta realidad del mercado.

—Sobre la ley de Inclusión Financiera que algunos han dicho que es un gran negocio para los bancos, ¿cómo les ha resultado?

—No es verdad que la ley fue hecha para beneficiar a los bancos y nos trajo una masa incremental de negocios. En todo caso, para el modelo de negocio que los bancos teníamos definido antes de la ley, los clientes que eran nuestro objetivo ya estaban bancarizados. En una primera visión, la ley nos agregó costos y nos obligó a hacer inversiones importantes que en muchos casos encontramos muy difícil rentabilizar. Eso en una mirada cortoplacista. Si lo vemos en una mirada más macro y sistémica, está bueno que Uruguay haya sido pionero en tener una ley de Inclusión Financiera, en la medida en que se formaliza una mayor parte de la economía, esa debería ser una buena noticia para los bancos. Estamos capitalizando los beneficios de la ley a través de una mayor formalización de la economía. En una primera instancia, son muy explícitos los costos incrementales que tuvimos y no están tan claros los ingresos.

La salida de depósitos de argentinos.

—El negocio de tomar depósitos a tasas bajas para colocar ese dinero en el exterior, ¿se terminó o va a volver?

—Las tasas a nivel internacional en algún momento van a subir, pero no lo van a hacer de forma relevante a corto plazo. Con los desafíos de rentabilidad que tenemos los bancos hoy, difícilmente pudiera ser un modelo de negocios viable y sustentable. Tenemos que jugar el partido de la intermediación financiera de los dos lados del balance: captar depósitos de la gente y ponerlos a trabajar en la economía local. Lo que los bancos hemos desarrollado es nuestros esquemas de venta para llevar el crédito a actividades productivas.

—Captar depósitos de argentinos, ¿se agotó como modelo de negocio?

—Pos crisis (de 2002) el negocio de no residentes ya había sufrido bastante. Si ves la evolución de los números en el último año o año y medio, ha habido una segunda oleada bien relevante de salida de depósitos de no residentes. Esto se produce por dos motivos: primero porque no hay tantos incentivos en función de la ley de Transparencia Fiscal en Uruguay y del blanqueo de capitales en Argentina, tener depósitos aquí para un no residente. El otro tema, es que los bancos en general somos bastante reticentes a tomar depósitos de no residentes en la medida en que no haya una razón de negocios de peso para que un no residente tenga una cuenta aquí. Desde el punto de vista de nuestra plataforma de negocios, no es un negocio que incentivemos.

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