Reforma

El nuevo gobierno del presidente de extrema derecha de Brasil, Jair Bolsonaro, quiere ahorrar 1 billón de reales (US$ 269.480 millones) en 10 años a través de reformas de pensiones que los economistas afirman que son vitales para reparar el creciente déficit fiscal, publicó un diario brasileño.

Bolsonaro, un excapitán de ejército que se ha rodeado de generales y economistas liberales como sus principales asesores, hizo de la reforma del sistema de pensiones una piedra angular de su campaña. Sin embargo, ha entregado pocos detalles al respecto antes de su toma de mandato o como presidente.

En una entrevista habló sobre elevar levemente la edad de jubilación, pero fue refutado por asesores al día siguiente.

Los detalles del plan, de acuerdo a lo informado por el diario Valor Económico, serían más agresivos que los del predecesor de Bolsonaro, el expresidente Michel Temer, quien apuntaba a ahorrar 800.000 millones de reales, según el diario.

Las medidas incluirían requisitos más estrictos de elegibilidad para empleados públicos, incluyendo a profesores y policías.

Brasil, que sólo tiene una estructura de pensiones pública, también crearía un sistema privado. Sin embargo, ese nuevo plan privado estaría destinado a trabajadores jóvenes y acaudalados, según el diario.

Todo el paquete de reformas tomaría 10 a 20 años, agregó.

La elaboración del proyecto, que deberá pasar por la aprobación del Congreso, está a cargo del ministro de Economía, Paulo Guedes, un economista formado en la Escuela de Chicago y quien tiene como meta replicar de alguna manera en el país el modelo de capitalización individual adoptado por Chile en la década de 1980.

El rojo en las cuentas de la previsión social se calcula en unos 300.000 millones de reales (US$ 82.000 millones), sube a un ritmo cercano al 15% anual y equivale a un 3% del Producto Interno Bruto (PIB), lo que constituye una presión adicional sobre el crónico déficit fiscal del país.

El sistema de jubilaciones ha sido objeto de seis reformas desde que en 1988 se promulgó una nueva Constitución, pero ninguna pudo contener el creciente vaciamiento de los fondos que lo financian.