La ministra de Agricultura de Brasil, Katia Abreu, afirmó ayer que el gobierno de Dilma Rousseff trabajará para preservar los "avances" logrados en el Mercosur, pero también para que el bloque "no sea un peso" a la hora de negociar nuevos acuerdos comerciales.
Abreu, en el cargo desde el 1° de enero, cuando Rousseff asumió su segundo mandato, explicó que una de las metas del gobierno es buscar ampliar los horizontes comerciales para los productos agrícolas y fortalecer su presencia en mercados tradicionales.
La ministra, expresidenta de la Confederación Nacional de la Agricultura (CNA), que agrupa a los grandes empresarios del campo, dijo que mantiene la posición crítica de esa patronal en relación a las normas del Mercosur que impiden a sus miembros negociar acuerdos comerciales en forma individual.
Aunque valoró los "avances" que ha representado el bloque que forman Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela, ratificó que, en su opinión, el Mercosur debe garantizar más "libertad" a sus socios, a fin de no convertirse en "un peso".
La ministra también subrayó que se debe incrementar la cooperación con los países vecinos para superar "dificultades" en asuntos arancelarios, así como mejorar la vigilancia sanitaria conjunta, a fin de que América del Sur se convierta en "una zona de libre de fiebre aftosa".
Abreu adelantó que su despacho se ha trazado el objetivo de aumentar sus exportaciones agrícolas hacia Estados Unidos, la Unión Europea (UE), Rusia y China, que ya están entre los grandes mercados de Brasil, pero también ampliar su presencia en Asia y África.
En ese sentido, la jerarca mencionó como ejemplo que Japón puede ser un gran mercado para las frutas brasileñas.
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