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El cambio de rumbo en Argentina para reactivar la economía

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Industria automotriz. Foto: Reuters
� © STRINGER Brazil / Reuters

Preocupado por las elecciones legislativas, el gobierno posterga el ajuste.

La reactivación económica se hace desear en Argentina. El segundo semestre, período en el que el gobierno de Mauricio Macri había depositado altas expectativas en torno a una recuperación del nivel de actividad, continúa sin mostrar un punto de inflexión. Aunque las caídas se moderaron, indicadores clave como la producción industrial y los niveles de consumo siguen exhibiendo variaciones negativas con respecto a los registros de un año atrás.

Entre "la gansada del segundo semestre" y una población que carga con el ajuste económico y no ve sus frutos (ver aparte) se dirime esta situación.

En ese marco, y con la mira ya puesta en las elecciones legislativas de medio término en la que el macrismo se jugará en octubre del año próximo la posibilidad de consolidar —o no— su proyecto político, el gobierno decidió apurar los tiempos. La apuesta inicial por un boom de inversiones privadas como vía para acelerar el crecimiento quedó relegada en la agenda —al menos en la de corto plazo— frente a otra estrategia que promete resultados más inmediatos: el impulso a la obra pública y al consumo.

"Hay un cambio de patrón. Inicialmente, el gobierno apostaba mucho a las inversiones privadas, pero en un contexto recesivo es difícil que esas inversiones se concreten. Por eso, el gobierno decidió salir a estimular la actividad a través del gasto público o el recorte de impuestos", dijo Lorenzo Sigaut Gravina, economista jefe de la consultora Ecolatina.

En una columna sobre Argentina, el economista jefe de mercados emergentes del banco estadounidense BCP Securities, Walter Molano señaló que "si bien ha habido una avalancha de inversiones de cartera, la inversión extranjera directa no se ha materializado. Los inversores de cartera siempre pueden liquidar sus posiciones en lo que cae un sombrero, pero el inversor extranjero directo está para el largo plazo. Una vez que se hizo el compromiso, es por años. Por lo tanto, no es sorprendente que el inversor extranjero directo se queda al margen. El horizonte político de la Argentina es todo menos seguro".

Luego de registrar un crecimiento del 27% interanual entre enero y julio, el alza del gasto público adquirirá un ritmo del 38% entre agosto y diciembre, según la consultora Analytica. Esa tendencia continuará el próximo año.

El Presupuesto dispone de un incremento del 21% del gasto público total, por encima de la pauta inflacionaria fijada entre el 12% y el 17% anual. Los gastos de capital, aquellos dirigidos a acelerar obras públicas, desde rutas a viviendas, aumentarán todavía más, el 30%. Semejante vuelco de recursos procurará revertir la caída de 70.000 puestos de trabajo registrados en el sector de la construcción entre el segundo trimestre de 2015 y el mismo período de este año.

La otra apuesta pasa por el impulso al consumo. "Dado que el 60% del Producto Interno Bruto (PIB) es consumo, si no reacciona, difícilmente lo pueda hacer el nivel de actividad. El principal objetivo que se trazó el gobierno es domar a la inflación. Tras un primer semestre en que rondó el 40%, ahora tenemos un nivel más tranquilo y el año que viene podemos tener una inflación en torno al 20%, que sería la más baja desde 2006. Con los ajustes pautados en las negociaciones paritarias, los salarios van a ir ganándole a la inflación", dijo Martín Polo, economista jefe de la consultora Analytica.

Más deuda.

Si se cumplen los pronósticos, la combinación de más obras públicas, mayor empleo y alza del poder adquisitivo promete mejorar las expectativas electorales del oficialismo para el año próximo.

En la Casa Rosada confían en que en el segundo y tercer trimestre de 2017, cuando la mayoría de los electores decida su voto, el PIB exhibirá alzas superiores al 5%.

Pero esa estrategia también implica relajar las metas fiscales fijadas al inicio de la gestión. De hecho, el objetivo de reducir el déficit fiscal del 4,8% del PIB de este año al 3,3% en 2017 fue descartado. Según el Presupuesto, la meta del rojo fiscal para el año próximo pasó a ser muchos menos ambiciosa, del 4,2% del PIB.

"El presupuesto 2017 cristaliza el cambio de un gobierno que intentó hacer al inicio de la gestión la mayor corrección posible de los desequilibrios económicos heredados, pero que después empezó a encontrar límites políticos y judiciales para aplicar esas correcciones todas juntas. El primer paso, entonces, es reactivar la economía y recién después, una vez que ya esté creciendo la demanda, moderar la expansión del gasto público en 2018", señaló Sigaut Gravina.

Para financiar el déficit en las cuentas públicas, el gobierno de Macri seguirá apelando a una de las escasas herencias positivas que dejó el ciclo kirchnerista: el bajo nivel de deuda con el sector privado.

El año próximo deberá tomar deuda neta por más de US$ 30.000 millones. "La estrategia del gobierno es lograr mejores resultados fiscales con crecimiento. La puerta abierta para emitir deuda, y financiarse más en los mercados voluntarios que con emisión del Banco Central (BCRA), le da tiempo al gobierno para ir planteando un acomodamiento de las cuentas públicas a través de un mayor crecimiento y sin tanta necesidad de ajuste", señaló Polo.

Los analistas estiman que, aún con las emisiones previstas, la deuda con los privados equivaldrá a fines del año próximo al 27% del PIB, un nivel todavía bajo.

No obstante, la dinámica podría tornarse riesgosa si los ajustes se siguen aplazando. "El gobierno confía en que la combinación de reactivación de la economía y menor inflación contribuyan a su triunfo electoral en 2017. Ello le permitiría enfrentar con mayor fortaleza política los desafíos fiscales y cambiarios postergados para 2018. Pero no podemos descartar que, estimulado por ese buen resultado electoral, decida postergar nuevamente esas decisiones para después de las elecciones presidenciales del 2019 financiándolas con un creciente endeudamiento externo. Si elige este camino, se estaría acercando peligrosamente a una nueva frustración", advirtió en un reciente informe Mario Brodersohn, titular de la consultora Econométrica y exsecretario de Hacienda durante el gobierno de Raúl Alfonsín.

Elogios del FMI a políticas

El Fondo Monetario Internacional (FMI) elogió los pasos del presidente argentino Mauricio Macri en devolver a la segunda mayor economía sudamericana a terrenos macroeconómicos estables con "sensibilidad social".

El director FMI para el Hemisferio Occidental, Alejandro Werner, recalcó un "nivel de entendimiento" dentro del gobierno argentino "en la necesidad de llevar a cabo cambios importantes y graduales y consensuados para llevar a esta economía a una senda de crecimiento sostenible con equidad social". Werner dijo que la agenda de Macri se "enfoca obviamente en moverse a una economía predecible, con indicadores macroeconómicos sostenibles, estables", dejando atrás la "herencia" de "alta inflación, altos desequilibrios y distorsiones excesivas" tras 12 años de gobiernos kirchneristas.

Tres visiones

Walter Molano | Banco BCP Securities

"El ministro de Economía, Alfonso Prat Gay, un banquero arrogante, cree firmemente en la mano invisible del mercado de Adam Smith. Su retórica es música para los oídos de los devotos de Ayn Rand, pero que no significan nada para la tropa que se lleva la peor parte del ajuste. Prat-Gay (...) no hizo nada para hacer de Argentina un país más sostenible. Lo triste es que el tiempo se está acabando".

Carlos Melconian | Presidente del Banco Nación

"Este presidente que tenemos ahora es normal, tiene sentido común y quiere ir a un país normal lo que tarde o temprano va a llegar. Lo que más se me facilita de esta reunión es que no tengo que entrar en la gansada del segundo semestre. Allá (por Argentina) te están contando los días para ver si empezó el segundo semestre. La economía no se mide así".

José Luis Espert | Dirige Consultora Espert y Asociados

"Argentina se transformó en un país pobre. La pobreza promedio de Argentina estuvo en 30% en los últimos 20 años. Argentina luego de 70 años de populismo se dio el gusto de terminar siendo un país con elevado nivel de pobreza. Ya tiene altos niveles de pobreza y según algunas definiciones se podría decir que es un país pobre", dijo el economista en el evento "20 años de Economía & Mercado".

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