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Una carta permitió a la DGI recaudar más por el IVA

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Clausura: Uno de los mecanismos que tiene la DGI para sancionar la evasión de impuestos.
Comercio clausurado , DGI clausura tienda, Piriápolis, foto Ricardo Figueredo, corresponsal Maldonado, Archivo El País, 20061214
Archivo El País

Estudio mide “efecto susto” que produjo en las empresas que la recibieron.

Una carta que la Dirección General Impositiva (DGI) envió a un grupo de empresas en mayo del año pasado hizo que pagaran más IVA que otras firmas similares que no recibieron la misiva, según un estudio del Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y Administración.

La carta señalaba al que la recibía la probabilidad de ser auditado por inspectores del organismo y recordaba la multa a pagar en el caso de detectarse una evasión.

El "efecto susto" a ser detectado por la DGI o simplemente el hecho de que la carta actuó como recordatorio para los contribuyentes, hizo incrementar lo que pagaron por el IVA.

El trabajo realizado por Marcelo Bérgolo, Matías Giaccobasso y Rodrigo Ceni fue presentado en las VIII Jornadas Tributarias que organizadas por la DGI.

"Me llamaron como 100 personas y me preguntaban: vos que estuviste en la DGI, ¿qué es esta carta?. Les dije, te deben estar asustando, se llama efecto cagazo", relató el exsubdirector del organismo, Hugo Vallarino quien moderó la presentación del trabajo.

Ceni, uno de los autores del trabajo, explicó que la DGI envió "dos modelos de cartas" que establecían "la probabilidad de ser auditado y el nivel de multa" en caso de comprobar una evasión de impuestos. Las misivas se "enviaron a dos grupos de contribuyentes No CEDE" (empresas medianas y pequeñas) con la probabilidad de ser auditado de 15% (carta A) y 9% (carta B) en cada una, indicó Ceni.

A 1.500 empresas se les envió la carta A, a otras 1.500 empresas se les envió la carta B y a otras 3.000 no se les envió ninguna carta para que fueran el grupo de control. Las 6.000 empresas involucradas tienen similares características en cuánto a cantidad de empleados y pagos de IVA que realizaban previo al estudio.

Las cartas fueron enviadas en mayo de 2014 y el trabajo estudio el comportamiento de los tres grupos de empresas en el pago de IVA entre junio y octubre de 2014.

El resultado, fue que "aquellas empresas que reciben la carta pagan 14% más de IVA que las del grupo de control", indicó Ceni. Eso puede ser por dos factores: "un efecto informativo, les recuerda que tienen que pagar y otro es el efecto me siento observado y que Hugo (Vallarino) denomina cagazo", expresó Ceni.

Además, el estudio detectó que "por cada punto que se aumenta la probabilidad de ser auditado, aumenta 1,6 punto el pago de IVA", agregó el autor.

Por otro lado, el gasto que supuso el envío de las cartas fue más que financiado con la mayor recaudación que tuvo la DGI respecto a la que hubiera tenido en ausencia de las misivas.

De todas maneras, Ceni afirmó que "este efecto cagazo, es una estrategia de un solo tiro, no se puede aplicar todo el tiempo".

Más allá de eso, la DGI repitió el procedimiento en 2015. "Me consta en 2015 también ha habido cartas. (El año pasado) era (un procedimiento) novedoso para obtener resultados, pero ha habido", dijo Vallarino.

"En base a datos históricos sobre empresas similares, se estima una probabilidad del 12% de que sus declaraciones para el presente año sean auditadas en uno de los tres años siguientes. Si la auditoría determina la presencia de evasión de impuestos, deberá pagar, además del monto evadido, una penalización por el 30% del mismo", señaló la carta enviada por la DGI en agosto de este año (ver facsímil) y a la que accedió El País.

¿Qué lleva a evadir?

En la presentación, Ceni repasó lo que dice la teoría económica sobre qué es lo que lleva a alguien a evadir impuestos.

Una explicación, dijo, es que "los agentes (económicos, como personas o empresas) deciden evadir porque es una decisión racional, así deciden cuánto evadir o cuánto pagar (de tributos) y se atienen a las consecuencias". Eso sería un factor pecuniario.

Después están los "factores no pecuniarios, tales como el altruismo, la reciprocidad, el efecto de pares y las influencias sociales", agregó.

En el primer caso, "los individuos van a elegir cuánto es el monto imponible y deciden si declarar todo el monto o un valor menor del monto imponible. Ese modelo actúa en un marco de inventivos, uno no sabe si lo van a auditar o no. Se basa en (la relación) costo-beneficio de los agentes", remarcó Ceni. "La probabilidad de auditoría depende mucho de la característica de las empresas", agregó.

En el segundo caso, de factores no pecuniarios, se suele hablar de "moral impositiva" para que una persona o empresa resuelva evadir o no, recordó Ceni. Hay "cinco mecanismos: la motivación intrínseca (las empresas quieren cumplir la ley), la reciprocidad (pago impuestos pero también recibo algo a cambio por parte del Estado), el efecto pares (otro paga impuestos, yo también porque no quiero ser diferente), la cultura (comportamiento más asociado al largo plazo) y la información imperfecta (no conoce todas las regulaciones)", agregó.

"El análisis de los motivos pecuniarios en Uruguay a través de una carta, muestra una elasticidad relevante del contribuyente respecto a la probabilidad de ser detectado", concluyó.

Multa, clausura y hasta cárcel por evadir.

La evasión de impuestos está castigada con multa de un porcentaje sobre lo evadido (además del pago de lo evadido). Pero también, hay casos que son sancionados con clausura del local entre uno y seis días, avalada por la Justicia, pudiendo llegar a un máximo de 30 en omisiones graves. En otros casos más complicado donde se detecta una ingeniería para evadir el pago de tributos, la Dirección General Impositiva realiza además denuncias penales y puede terminar con el empresario en prisión.

Cada vez utilizan más datos para salir a "cazar" evasores.

Cada mañana, economistas, informáticos, contadores y abogados de la Dirección General Impositiva (DGI) analizan información que proviene de empresas con facturación electrónica que llega en tiempo real a la administración tributaria. Esos documentos se cruzan a su vez con bases de datos de terceros (como colegios y clubes deportivos) y organismos públicos (el consumo de electricidad es un indicador de actividad) y también con el monitoreo de Google, redes sociales y páginas de Internet (para detectar ofertas de productos y servicios informales).

Recientemente han sumado otro indicador de riesgo: la no aceptación de tarjeta de débito y crédito para realizar pagos.

Eso y el cambio en la plantilla de funcionarios constituye la base para que la DGI pueda ser más certero a la hora de detectar a evasores de impuestos.

"En la medida que disponemos de mucha más información, son procedimientos que podemos hacer de una manera mucho más eficaz y utilizando menos recursos", había dicho a El País hace un mes el director general de Rentas, Joaquín Serra.

La evasión del IVA cerró en 2014 en el 10,5% de la recaudación potencial. "Da la impresión que sí" respondió Serra al ser consultado sobre si se llegó a un nivel "estructural" de evasión. "El haber reducido la evasión a ese porcentaje tiene que ver con distintos sistemas de retención y percepción que se han establecido en el IVA y con la capacidad de contralor que la DGI ha desarrollado", afirmó Serra. Aunque, "también con un cambio en la cultura tributaria de los uruguayos que están más afines a contribuir. Esto debería enorgullecer a todos los uruguayos", agregó en aquella ocasión.

Con una evasión de ese nivel, la DGI tiene que ser cada vez más analítica y contar con mayor cantidad de datos para detectar a los que incumplen con el pago de impuestos.

"En el 85% de los controles que estamos haciendo, estamos reliquidando impuestos. Eso significa que estamos logrando focalizar adecuadamente en el caso de los incumplidores", había señalado. Sobre si la DGI es un "Gran Hermano" que todo lo ve, Serra dijo que "es una caricatura. Muchas veces lo que hay atrás (de esa afirmación) es una resistencia a ser controlado".

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