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Los contratos de futbolistas: reclamos, deudas y omisiones

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El Tanque Sisley era uno de los equipos que refinanciaba sobre el límite, pero esta vez no llegó a juntar el dinero. Foto: G. Pérez
Gerardo Perez Paladino

LAS DIFERENCIAS CON EL RESTO

Tienen vínculo laboral distinto al resto; “no nos protege ni beneficia”, dicen.

El futbolista se compromete a practicar el fútbol en calidad de profesional, exclusivamente en y para el club durante el periodo (fechas), a respetar el Estatuto y reglamentos generales y particulares del club contratante (…)". La contraparte, la institución deportiva, "se compromete a remunerar los servicios del futbolista" con el pago de un "sueldo mensual, un monto total por concepto de prima, premios por puntos obtenidos, premios por obtención de campeonatos y/o ascenso, premios por clasificaciones y/o avances de fases y otros".

Esa es la redacción del primer y segundo punto del contrato de un futbolista profesional. Si bien suele asociarse a los deportistas con el éxito, la fama y el dinero, es sabido que buena parte (los menos conocidos) sufren los vaivenes del mundo laboral como cualquier trabajador común, y también los artilugios de los empleadores para pagarles menos o evadir alguna obligación legal.

"Las mismas distorsiones a la normativa que ocurren en las relaciones laborales tradicionales pasan en el fútbol", dijo a El País el abogado Fernando Sosa, especializado en derecho deportivo y ex presidente del Comité de Disciplina de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF).

Para Michael Etulain, futbolista de Danubio y una de las caras visibles del movimiento Más Unidos Que Nunca (MUQN), en Uruguay "estamos 20 o 25 años atrasados en el tema de los vínculos contractuales de los profesionales" respecto al resto del mundo. Sostuvo que el sistema "no beneficia ni protege al futbolista" cuando reclama por deudas.

Sosa detalló que el marco jurídico para los contratos de los futbolistas "está reglamentado por la FIFA" a través del estatuto del jugador, pero además "es replicado" en cada país por convenios colectivos, negociados en el caso de Uruguay entre la AUF y la Mutual (el sindicato de futbolistas profesionales). Cuando los futbolistas de MUQN asuman formalmente las riendas del sindicato, buscarán renegociar el estatuto del jugador con los clubes y la AUF, confirmó Etulain.

Una particularidad es que los reclamos por salarios impagos, deudas u otras irregularidades deben realizarse ante un tribunal arbitral de la AUF —donde hay representantes de los clubes y la Mutual— o eventualmente ante un órgano similar de FIFA o el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) en última instancia. "La Justicia ordinaria reconoce la autonomía que tiene el derecho deportivo", señaló Sosa.

Hace unos años, los futbolistas y la AUF acordaron que ningún club con deudas podría iniciar un campeonato. Un dirigente de una institución de primera división que habló con El País opinó que "esto hace el sistema ventajoso para el trabajador" porque si reclamara en la Justicia ordinaria demoraría más en cobrar.

Sin embargo, hay vericuetos legales que están institucionalizados en el ambiente, como la famosa "refinanciación" de la deuda que aceptan los futbolistas previo al inicio de un campeonato y que permite que el club deudor pueda empezar a competir sin necesariamente haber pagado. Un caso notorio fue El Tanque Sisley, que tras varios años juntando el dinero a último momento para refinanciar, no lo logró —reunió una parte de la deuda pero los futbolistas no aceptaron el acuerdo— y quedó excluido de la temporada 2018.

Jurídicamente, la refinanciación es "una renuncia voluntaria que hace el trabajador sobre su salario", algo que está impedido por la ley, explicó Sosa. Si bien en algunos casos los jugadores únicamente acuerdan un plan de pago extendido en el tiempo, también ocurre que aceptan cobrar menos dinero del adeudado (aunque en realidad el club presenta un documento en la AUF como que saldó el 100%) a cambio de una extensión del contrato, un aumento salarial o solamente porque prefieren eso a no cobrar nada.

Etulain reconoció que pasan estas situaciones, aunque lo atribuyó a "negociaciones particulares" que hacen los futbolistas. "Pasa que te ofrecen aumentarte (el sueldo) $ 5.000 y pagarte solo el 50% de la deuda", ejemplificó.

Un logro de los futbolistas a nivel internacional fue la aprobación hace poco tiempo de una reglamentación que permite a un jugador quedar con el pase en su poder y rescindir unilateralmente el vínculo con el club tras tres meses consecutivos de incumplimiento salarial.

Pero en Uruguay "el sistema no beneficia ni protege al futbolista, y tampoco da resultados inmediatos" ante reclamos, aseguró Etulain. Mencionó casos de clubes que frente a una deuda estiran los plazos legales para llegar a una segunda audiencia y así poder competir mientras sale la sentencia, u otros que abonen "dos salarios mínimos en un semestre y quedan habilitados para jugar".

Al otro lado del mostrador, desde las instituciones que están al día hay reproches para los jugadores. "Me generan simpatía sus reclamos pero tienen que ver que también son responsables de muchas situaciones", dijo un dirigente y mencionó que los futbolistas cuando van a clubes con malos antecedentes de pago negocian "contratos más caros" a sabiendas que cobrarán en la siguiente temporada. "Las dos partes juegan con eso, son las reglas", afirmó.

Jubilación.

Pese a tener un salario mínimo superior al vigente para el resto de las actividades (ver aparte), los futbolistas tienen desventajas como no cobrar aguinaldo, salario vacacional u horas extras —suelen concentrar el día previo a los partidos y por varios días si hacen la pretemporada en algún lugar del interior o fuera del país—. Pero una de las más importantes es la escasa cantidad de años que pueden jugar profesionalmente, lo que afecta su jubilación: un futbolista que completa 15 años de carrera tendría causal jubilatorio recién a los 70 años (por edad avanzada) si no realiza ninguna otra actividad laboral.

Etulain marcó como un avance reciente la posibilidad de solicitar el seguro de paro por seis meses tras el retiro (también pueden hacerlo si no consiguen equipo en un período de pases), pero quieren luchar por una pensión especial para el futbolista como existe en otros países, que surja de los aportes hechos como profesionales y les permita luego trabajar en otros rubros. "Ya está todo inventado, pero el fútbol uruguayo no se comporta como el resto del mundo", concluyó el arquero de Danubio.

Pueden regular la vida privada.

"Por las particularidades de la actividad del futbolista, el contrato es distinto a otros contratos laborales. Las obligaciones pueden ir más allá de lo propiamente deportivo, llegando hasta la vida privada del jugador, como la imposibilidad de exponerse a riesgos que pueden perjudicar su físico", explicó Sosa. Si bien los contratos en Uruguay no suelen abundar en cláusulas de este tipo ni tampoco en otras relacionadas a aspectos comerciales del jugador —mencionó como una excepción el contrato de Diego Forlán cuando jugó en Peñarol—, sí en Europa suele ser más común. Lo mismo ocurre con reglamentos internos de los clubes o códigos de ética, que funcionan como "un anexo al contrato de trabajo" y pueden incluir aspectos como el uso de redes sociales. Respecto a los derechos de imagen —los futbolistas locales entienden que nunca cedieron sus derechos de imagen e iniciaron un reclamo a fines de 2017—, el abogado dijo que la cesión "debe estar aclarada expresamente en el contrato" pudiendo fijarse "una remuneración aparte" por ese concepto.

Cerrito y Rentistas, en el clásico del barrio por el tercer ascenso. Foto: Fernando Ponzetto
Cerrito y Rentistas, en el clásico del barrio en Segunda División. Foto: Fernando Ponzetto

El salario mínimo no se respeta en Segunda División.

Dentro de la negociación bipartita del estatuto del jugador, se estableció un salario mínimo diferencial por categoría (superior al salario mínimo nacional que está en $13.430) cuyo valor se va ajustando cada año por inflación. La última información en la web de la Mutual sitúa el mínimo a cobrar por un futbolista de primera división en $ 35.489 y $ 17.744 para uno de segunda división. Sin embargo, "en la B hay clubes que ofrecen entre $ 4.000 y $ 8.000 a los jugadores y los hacen firmar por el salario mínimo, y ellos ante la necesidad y la intención de jugar para mostrarse lo aceptan", contó Etulain.

Un dirigente confirmó este tipo de prácticas a El País y aunque lo consideró "un abuso por parte de los clubes", señaló que "al tener 10 veces menos ingresos que un equipo de primera, es mucha plata pagar el mínimo a 30 personas" para una institución de la segunda categoría. En estos casos, la paradoja es que los clubes deben hacer los aportes previsionales como si el futbolista cobraran lo estipulado —si lo registran por menos del salario mínimo en AUF el contrato no es válido—, es decir al revés de lo que suele ocurrir en otras actividades donde se inscribe al trabajador por un sueldo menor al real para evadir parte de los aportes.

Un informe de 2016 del sindicato mundial de futbolistas (Fifpro) reveló que el 41% de los jugadores cobran con retraso, y un 8% con más de tres meses.

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