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"Costos internos muy altos dificultan" captar inversiones

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Marino esta en Itaú desde hace más de una década. Foto: Archivo

UNA VISIÓN EXTERNA DE URUGUAY

El vicepresidente del banco Itaú habló sobre los desafíos que tiene el país.

El vicepresidente del banco brasileño Itaú y CEO de Itaú Latam, Ricardo Marino, dijo que los inversores valoran la "institucionalidad" y la "historia de respeto a las reglas de juego" de Uruguay, pero consideró que hoy existen "costos internos muy altos que dificultan la elección de la plaza frente a otras alternativas".

Pese a esta visión, destacó los avances logrados "en materia de inclusión social" y subrayó que el país "puede mejorar su potencial de crecimiento sanando las deficiencias en infraestructura". También mencionó la reducción del déficit fiscal como otro de los desafíos relevantes, tanto de Uruguay como de la región, aunque diferenció la situación local en ese punto de lo que ocurre en los vecinos Argentina y Brasil.

Marino ocupa puestos jerárquicos dentro de la estructura de Itaú hace más de una década y ha sido pieza clave en el proceso de expansión del banco brasileño en Latinoamérica. Anteriormente, trabajó en varios bancos de inversión y llegó a ser co-responsable de la asignación de activos para mercados emergentes del gigante estadounidense Goldman Sachs.

Entrevistado vía correo electrónico por El País en el marco del Foro Económico Mundial, el ejecutivo de Itaú también se refirió a la situación de la banca a nivel regional y en Uruguay, al tiempo que vaticinó que la expansión de la actividad a nivel mundial llegará este año a los mayores niveles desde 2011. A continuación, un repaso de las principales respuestas del vicepresidente del banco brasileño y CEO de Itaú Latam.

—¿Hoy día qué desafíos tiene la banca por delante?

—La tecnología es la espina dorsal de nuestra evolución y con certeza es el mayor desafío de la actividad bancaria.

—¿Cómo observa la situación en torno a la automatización del empleo?

—Hemos acompañado todas las transformaciones que la tecnología promueve en nuestras rutinas y visto cómo se ha vuelto vital para la realización de nuestras actividades. Sin embargo, debemos estar atentos a los desdoblamientos que esa revolución puede acarrear, siempre ponderando los beneficios que eso traerá para la industria y los impactos que tendremos en los ámbitos sociales, económicos y ambientales.

—¿Cree que la situación de la banca en Uruguay ha mejorado?

—El sistema bancario uruguayo está muy solvente. Los bancos siguen teniendo el desafío de mejorar su eficiencia y el sistema todavía tiene bajo índice de rentabilidad. En un mercado en que no se espera un crecimiento en el volumen de negocios, la mejora de la productividad y la adopción de nuevas tecnologías serán claves para alcanzar retornos acordes con la media de otros mercados.

—¿Se va hacia una concentración mayor en la banca?

—Aprovecharse de la economía de escala es una de las alternativas para mejorar la rentabilidad, sumado a que pueda haber actores que no tengan el mercado uruguayo como prioridad. Sin descartar que pueda haber algo más de concentración, creemos que es posible en el mediano plazo algún cambio de accionista.

—¿Cómo ve esta ola de reformas laborales que se ha dado en la región?

—La rigidez laboral extrema tiene como consecuencia la disminución del empleo. Cuando la economía no está pujante y el índice de desempleo es alto, creemos que es buena práctica dar más flexibilidad a las empresas fomentando la contratación de personas. Eso sí, respetando todos los avances logrados por cada sociedad en materia laboral.

—¿Uruguay sigue siendo atractivo para invertir?

—Es atractiva su institucionalidad y su historia de respeto a las reglas de juego y a la inversión local y extranjera. Hoy tiene costos internos muy altos que dificultan la elección de la plaza frente a otras alternativas.

—¿Qué debe mejorar Uruguay?

—El déficit fiscal, la estructura de costos y la competitividad. Uruguay tiene un récord en la región en materia de inclusión social. Uruguay puede mejorar su potencial de crecimiento sanando las deficiencias en infraestructura, pero ello requiere un mayor dinamismo de los programas de participación pública privada y una recomposición de la inversión pública que ha caído bastante. Ello nos lleva a replantear el presupuesto y poner más empeño en la gobernanza de las empresas públicas. Más progreso en la reducción de la dolarización permitiría disminuir riesgos financieros. Una mayor apertura comercial es un tema pendiente de todos los miembros de Mercosur.

—¿En qué fase del ciclo está la economía mundial?

—Con Estados Unidos, los países de la zona euro y Japón que se expanden por encima del potencial y China desacelerándose apenas gradualmente, esperamos que la economía global tenga una expansión del 3,8% en 2018, la misma tasa que estimamos para 2017 y el ritmo más rápido (de crecimiento económico) desde 2011. En cambio, para 2019 esperamos una ligera desaceleración al 3,6%, principalmente debido a un menor crecimiento en Estados Unidos, como consecuencia del retiro de los estímulos monetarios.

—América Latina ha recuperado su crecimiento, pero sigue teniendo un problema fiscal en la mayoría de los países, ¿cómo se soluciona?

—En los países donde la carga tributaria ya es muy elevada, como Argentina y Brasil, la solución tiene que ser a través de recortes de gastos. En Argentina, hay espacio para una reducción de gastos sin aprobación del Congreso, como recorte de subsidios. Pero en Brasil, donde el presupuesto es más rígido, es necesaria la aprobación de reformas, en algunos casos requiriendo cambios en la Constitución. En países con una carga tributaria más baja, el ajuste fiscal puede hacerse también a través del aumento de los impuestos.

—¿Y cómo analiza el caso de Uruguay y su déficit?

—Uruguay cuenta con estabilizadores importantes como un adecuado nivel de reservas y acceso a líneas contingentes de crédito. El gobierno implementó un programa de ajustes impositivos el año pasado orientados a dar credibilidad a su meta de llevar el déficit a 2.5% en 2019. Es un desafío repensar las prioridades del presupuesto como una mayor inversión pública que facilite las actividades privadas y el crecimiento así como un sistema de pensiones sustentable.

Davos: contactos personales "sinceros y productivos"

Ricardo Marino habló sobre la importancia a nivel financiero, político y empresarial de la reunión anual del Foro Económico Mundial, que se desarrolló entre el 23 y 26 de enero como es habitual en el Monte de Davos, en Suiza. En esta ocasión se dieron cita una cantidad récord de jefes de Estado, además de líderes de organizaciones internacionales, e importantes figuras del ámbito de los negocios, la sociedad civil, la academia, el arte y los medios.

Previo a la cita y preguntado sobre cuál sería el tópico principal durante esta edición, Marino dijo que "es difícil definir solo un tema considerando que no se habla más de la globalización como hace diez años", y subrayó que "el contexto global cambió y prueba de ello es que el título (del evento) este año es `Creando un futuro compartido en un mundo fracturado´". El ejecutivo de Itaú analizó que "el mundo hoy está dividido por conflictos en múltiples frentes pero al mismo tiempo podemos trabajar de manera colaborativa", y remarcó que el foro de Davos es "una oportunidad" para ello. A su vez, destacó también "la agenda sobre economía digital como una de las más importantes principalmente para nosotros en Latinoamérica, ya que el tema debe ser uno de los principales drivers de crecimiento y competitividad de los países de la región en los próximos años".

Por otra parte, Marino reveló qué tipo de intercambios se dan por fuera de los paneles oficiales de la reunión del Foro Económico Mundial. "Los paneles son un maravilloso escenario en Davos y proporcionan un marco para la semana. Sin embargo, el diálogo continúa y se enriquece con las conversaciones informales más pequeñas en grupos reducidos o en reuniones privadas uno a uno a lo largo de la semana. Ahí es cuando personas de diversos orígenes, industrias y puntos de vista se encuentran, a menudo por única vez en el año. Yo intento intencionalmente reunirme con personas que no puedo ver en el curso normal de mi trabajo y que me permiten ampliar los temas de conversación que tienen lugar en los entornos formales. Estas reuniones son sinceras, personales y productivas", contó el vicepresidente de Itaú.

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