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Los cuatro ejes para que Uruguay logre enfrentar el shock económico por el coronavirus

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Shock externo por virus supone “cambio drástico” de escenario para la política económica. Foto: Gerardo Pérez

INFORME PNUD

Economistas locales elaboraron un informe a encargo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) donde analizan impactos y posibles políticas a raíz de la pandemia.

El principal desafío para Uruguay, en el marco del coronavirus, es potenciar la capacidad de la economía de poder crecer hacia adelante y así poder evitar que los efectos de la pandemia tengan consecuencias permanentes sobre el Producto Interno Bruto (PIB) potencial.

Así se afirma en el estudio “Impacto social y económico del COVID-19 y opciones de políticas en Uruguay”, elaborado por los economistas Alfonso Capurro, Germán Deagosto, Federico Ferro, Sebastián Ithurralde y Gabriel Oddone de la consulta CPA Ferrere a encargo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) Uruguay.

En dicha investigación, los economistas afirman que para poder lograr potenciar esa capacidad de la economía uruguaya de “apuntalar su productividad”, se requerirá el despliegue de reformas estructurales que cuenten con un “amplio consenso” y una “gestión adecuada de los disensos” para poder enfrentar “uno de los retos más grandes” de la historia reciente.

Partiendo de la base de que el COVID-19 “podría ser el shock más profundo del período de posguerra, o incluso, desde la Gran Depresión”, los economistas afirmaron que Uruguay atravesará por una recesión este año, que incluirá una depreciación real significativa del peso y una mayor inflación, lo que a su vez tendrá incidencias negativas en términos de empleo, ingresos, pobreza y desigualdad.

Si bien destacaron como positivas las medidas adoptadas por el gobierno y la rapidez en su implementación, los economistas manifestaron que “todavía son insuficientes” para mitigar los impactos sobre la población uruguaya más vulnerable y poder compensar las actividades que están siendo afectadas.

Es así que para poder enfrentar el shock económico y social que representa la pandemia en Uruguay, la investigación académica planteó que un primer eje debe centrarse en implementar medidas de política contracíclica de contención para poder “acortar la duración de la recesión y suavizar su impacto”.

Como segundo eje, los economistas plantearon la posibilidad de implementar medidas para recomponer la tasa de crecimiento económico de largo plazo. En tercer lugar, enfatizaron en la conveniencia de tomar medidas para recomponer la sostenibilidad fiscal, y por último, implementar medidas para mejorar y complementar el diseño de la red de protección social.

Previo a la llegada del coronavirus, los economistas de CPA Ferrere estimaban un crecimiento del PIB uruguayo de 2,3% y 1,9% para 2020 y 2021, respectivamente, en el que la construcción de la nueva planta de celulosa de la empresa UPM y sus obras de infraestructura asociadas explicaban buena parte del impulso.

Sin embargo, la pandemia “supone un cambio dramático para las perspectivas de corto plazo” e “introduce una enorme incertidumbre” ya que no se sabe cuánto durará la crisis, según se afirmó en el estudio.

En este sentido, ahora los economistas de la consultora proyectan “una contracción del PIB de 3,7% para este año, seguida de un rebote en 2021”. En este nuevo escenario en el que la corrección de la proyección para 2020 es de seis puntos porcentuales, ni la construcción de la nueva planta UPM ni sus obras asociadas “compensarán el deterioro de actividad durante este año”, afirmaron.

“El shock externo que supone para Uruguay la crisis global en curso, es un cambio drástico de escenario para la política económica y llevó al flamante Gobierno a recalibrar objetivos, prioridades y herramientas de la agenda macroeconómica de corto plazo”, concluyó el estudio.

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