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Desigualdad: ¿Qué piensan los uruguayos sobre las políticas de distribución de ingresos?

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Desigualdad: el 53% de los uruguayos cree que para “salir adelante” hace falta y el 43% cree que además juega el factor  “suerte”. Foto: Marcelo Bonjour
Gente en situacion de calle, indigentes durmiendo sobre Av. 18 de Julio, pobreza en Montevideo, ND20190703, foto Marcelo Bonjour - Archivo El Pais, marginalidad
Marcelo Bonjour/Archivo El Pais

ESTUDIO

Un estudio del Instituto de Economía (Iecon) analizó el respaldo que tienen las políticas de redistribución de ingresos en Uruguay.

Históricamente, Uruguay está entre los países menos desiguales en América Latina distribución de los ingresos. Pero, la región es de las más desiguales del mundo. La instauración de políticas redistributivas en los últimos años, desde los sectores más ricos hacia los más pobres, busca mejorar la situación, aunque esto no está exenta de debate.

Al respecto, un estudio elaborado por el Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración (Iecon-Fcea), analizó la actitud y el vínculo de los uruguayos con las políticas socioeconómicas de redistribución de ingresos y su relación con la percepción de desigualdad.

Como principal conclusión, el estudio afirmó que las preferencias redistributivas estarían “condicionadas por el interés propio de los individuos” dado que no quieren asumir el costo de la política.

Además, al incorporar al análisis la autopercepción de clase de los uruguayos, es decir a qué clase social creen que pertenecen, y la creencia sobre qué da origen a la desigualdad, los resultados del estudio demostraron que “independientemente del nivel de desigualdad percibido”, quienes creen que pertenecen a la clase baja uruguaya o creen que la desigualdad es ajena al control de las personas, “están más a favor de redistribuir” los ingresos entre clases.

Por otra parte, el trabajo del Iecon -que fue realizado en base al análisis de los datos de la cuarta ola del panel del Estudio Longitudinal del Bienestar en Uruguay (ELBU)- concluyó que “el nivel de desigualdad percibido sí es relevante entre quienes se auto perciben de clase media o alta, o entre los que creen que la desigualdad es producto de hechos sobre los que el individuo sí tiene responsabilidad”.

Según indicó el estudio, el apoyo o no a las políticas de redistribución de ingresos, depende de múltiples factores como el valor que las personas le asignen a la igualdad, la autopercepción de clase, la percepción que tienen los individuos de cómo se distribuyen los ingresos y también está influenciado “por factores de interés propio en el presente, experiencias pasadas, expectativas futuras como también por el sistema de valores que rige en la sociedad”.

No obstante, el estudio advirtió que analizar el vínculo entre desigualdad y demanda de políticas redistributivas desde un enfoque “meramente egoísta” es insuficiente, dado que se ha demostrado que algunas personas tienen objetivos altruistas y demandan la redistribución por una mayor justicia social, más allá de su propio interés.

Es así que la investigación del Iecon señala que “una menor redistribución será demandada si la creencia es que la desigualdad es mayoritariamente producto del esfuerzo, y por ende ´justa´; sucediendo lo contrario si la creencia es que la desigualdad es mayoritariamente producto de la suerte, y por ende ´injusta´”.

En cuanto al nivel educativo, el trabajo del Iecon encontró que para las personas con nivel de ciclo básico, aumenta la probabilidad de demandar aumentos impositivos a las clases alta y media. Mientras, respecto al nivel de impuestos que rige en la sociedad, el estudio afirma que el 88% de las personas cree que la gente paga muchos impuestos en el país, y el 12% cree que son pocos o adecuados.

En este punto, el trabajo afirma que “quienes perciben alta desigualdad entre la clase alta y la clase baja, mostrarían mayor predisposición a apoyar aumentos impositivos a la clase alta”, mientras que, “a mayor nivel de desigualdad percibida entre las clases media y baja” menor es la preferencia redistributiva”.

Los escenarios en los que aumenta la probabilidad de apoyar aumentos impositivos a la clase alta, según el estudio, son: autopercibirse de clase media/alta y cree que hay alta desigualdad entre clases alta y baja; creer que hay baja desigualdad entre clase alta y baja y autopercibirse de clase baja; y autoconsiderarse de clase baja y percibir alta desigualdad.

“A mayor desigualdad percibida entre la clase media y la clase baja, mayor la probabilidad de apoyar aumentos impositivos a la clase alta, independientemente de la clase autopercibida”, explicó el trabajo.

La investigación del Iecon reflejó que si las personas sienten que forman parte de los sectores socioeconómicos más bajos de la población, “apoyar aumentos impositivos a clases altas resulta una decisión racional”, aunque eso “pueda implicar que luego el aumento impositivo recaiga sobre ellos”.

Además, entre quienes consideran que pertenecen a la clase baja, el nivel de desigualdad que perciben “no parece ser importante”, sino que tiene más relevancia “la propia autoidentificación de clase”.

Por el lado contrario, el estudio destacó que en el grupo de quienes creen ser de clase media/alta, cuanto mayor es la desigualdad que perciben, mayor es su respaldo a políticas redistributivas.

Por último, la investigación concluyó que “los efectos esperados” se encontraron cuando se considera aumentar los impuestos a la clase alta -lo que implicaría una mayor progresividad de la política redistributiva-, mientras que si se considera aumentar los impuestos en general y a la clase media, lo que pareciera predominar es “el canal egoísta, consecuente con no querer asumir el costo posible de la política”.

¿Qué da origen a la desigualdad?

El estudio enfatiza en la importancia del valor que las personas asignan a la desigualdad, dado que determinará el respaldo a políticas de redistribución. Se señaló que la probabilidad de apoyar aumentos impositivos a la clase alta es mayor entre quienes creen que es el “destino” el responsable de la vida de cada persona, mientras que ocurre lo contrario entre quienes creen que es necesario el “esfuerzo” individual. Al ser consultados sobre qué es lo más importante para que la gente “salga adelante”, el 53% dijo que cree que el trabajo duro (esfuerzo) es el factor determinante, mientras que el 43% consideró que tanto el trabajo duro como la suerte son importantes. Eso podría llevar a que la desigualdad “no sea considerada una situación injusta que deba solucionarse”.

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