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¿Cuál es la diferencia entre una sala de lactancia y un espacio de lactancia?

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Sala de lactancia. Foto: UNICEF-UY/2018/PENA

TALENTOS PARA UNICEF

Promover y apoyar a las madres en el período de lactancia tiene resultados positivos para las organizaciones y sus colaboradores.

Culminando una nueva Semana Mundial de la Lactancia Materna, dialogamos con Isabel Bove, oficial de salud de UNICEF Uruguay, con el propósito de profundizar sobre los avances en la instalación de salas de lactancia en las organizaciones de nuestro país.

Bove explicó los objetivos de la Semana Mundial de la Lactancia Materna. “Este año celebramos 30 años de la Declaración de Innocenti, firmada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unicef en Italia, en agosto de 1990. Se busca proteger, promover y apoyar la lactancia materna en todo el mundo; crear conciencia social y un entorno que permita a las mujeres amamantar a sus hijos durante los primeros seis meses y a continuar la lactancia materna por dos años o más”.

Nuestro país ha sido precursor en tal sentido. En agosto de 2017, fue aprobada la ley 19.530 que obliga a organizaciones públicas y privadas en las cuales trabajen o estudien un mínimo de 50 personas y/o 20 mujeres a tener salas de lactancia. La mencionada ley, reglamentada el año siguiente, incorporó a esta normativa a las compañías con plantillas menores, a quienes insta a proveer un espacio con facilidades para la lactancia cuando una colaboradora lo necesite.

Es importante diferenciar una sala de lactancia de un espacio para ello. Bove explica que ambas persiguen el mismo objetivo (amamantar, extraer, almacenar o conservar la leche materna). Pero, por un lado, “cuando hablamos de una sala de lactancia se trata de un área exclusiva y acondicionada especialmente a tal fin. No se puede utilizar a otros efectos (sala de descanso, comedor, etcétera). Por otro lado, un espacio de lactancia es un lugar, preparado de forma provisoria, para que la mujer disponga de él durante el período en que lo necesita, pero luego puede cumplir otra función”.

La diferenciación busca contemplar a las organizaciones que, por su dotación total o por cantidad de colaboradoras mujeres, no sean alcanzadas por la obligatoriedad de tener una sala de lactancia, pero deban disponer de un espacio propicio para ello.

Las características de las mismas se encuentran establecidas en dicha ley. Básicamente consisten en garantizar la privacidad, seguridad, disponibilidad de uso, así como la comodidad, higiene y fácil acceso para quienes la utilicen. Es importante que se trate de un lugar confortable, apropiado, higiénico y educativo.

Isabel Bove, oficial de salud de Unicef Uruguay. Foto: UNICEF UY/2019/LEBRATO.
Isabel Bove, oficial de salud de Unicef Uruguay. Foto: UNICEF UY/2019/LEBRATO.

Unicef junto al Ministerio de Salud Pública (MSP) han elaborado algunas guías para apoyar a las empresas en su cumplimiento. Además, estos materiales proveen valiosa información para entender la importancia de la lactancia y el rol de las empresas.

Por otra parte, Bove destaca que nuestro país no sólo cuenta con una ley específica al respecto, sino que “el propio Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) junto al MSP son los encargados de registrar, controlar y de imponer sanciones económicas a las instituciones u organismos que incumplan con la obligación, en el marco de la generación de condiciones laborales adecuadas”.

Las empresas y los centros educativos, del sector público y privado, deberán registrar su sala o espacio de lactancia mediante un trámite en línea. Este registro, que es de carácter obligatorio y único a nivel de todo el territorio nacional, no tiene costo.

Según la Encuesta de Nutrición, Desarrollo Infantil y Salud (ENDIS cohorte 2018), solamente un 14% de las encuestadas declaró contar con sala de lactancia en su lugar de trabajo. No obstante, por tratarse de una investigación publicada el año en el cual fue reglamentada la ley de referencia, el incremento a la fecha podría ser significativo. De todas formas, no existen datos oficiales adicionales en tal sentido.

Caso práctico.

Mariella de Aurrecoechea es socia de Deloitte Uruguay en el área de risk advisory, que engloba los servicios de sustentabilidad y responsabilidad social. Desde hace varios años desarrollan actividades junto a Unicef, buscando detectar aquellas prácticas empresariales en favor de la infancia.

Con un importante compromiso de dicha firma con este tema, De Aurrecoechea comparte el camino recorrido hasta el momento, en particular en relación a la instalación de su sala de lactancia. “En 2010 nos mudamos a un nuevo edificio, con espacios de trabajo diseñados a medida de Deloitte. Increíblemente, todo fue perfectamente contemplado, menos la instalación de una sala de lactancia”.

“Fue así que en 2012 —mucho antes de la promulgación de la ley que reglamenta las salas y espacios de lactancia—, nos embarcamos en la implementación. Desmantelamos un baño en un piso operativo, neutro, accesible, que podía servir para todos, y lo transformamos en nuestra sala de lactancia. En aquel momento no teníamos mucho apoyo ni información, ni siquiera a nivel de oficinas de Deloitte en otros países de la región. Lo hicimos en base a consultar con madres, y esta experiencia nos permite valorar la generación de la Guía de Unicef como un documento clave en este proceso”, explica De Aurrecoechea.

A la hora de reflexionar sobre las principales limitaciones o resistencias que generan estos temas, la entrevistada explica que uno de los desafíos consiste en los cambios culturales que se deben impulsar. Destacó que, “si bien se puede instalar la mejor sala de lactancia del mundo, si no ofrecemos flexibilidad a las madres para que la puedan utilizar cuando realmente la necesitan, si no les brindamos espacio y tiempo para que puedan permanecer en la sala sin presión, si no somos respetuosos con ellas en esta etapa, de nada servirá contar con un lindo espacio físico”.

A nivel operativo, continuaron ajustado y evolucionando durante estos ocho años. “Siempre estamos tratando de dar un plus respecto a lo que la normativa requiere. Pequeños gestos como un dispensador de agua dentro de la sala, colocar algunos caramelos y revistas, pueden hacer la diferencia para esa madre que a mitad de la jornada laboral debe acudir incluso varias veces a extraerse leche. Para facilitar el uso del espacio, la sumamos al sistema de reservas de salas de reuniones de la firma”.

Mariella de Aurrecoechea, socia de Deloitte.
Mariella de Aurrecoechea, socia de Deloitte.

Lactancia y COVID-19

Está científicamente comprobado que la leche materna es la mejor protección contra enfermedades y en tiempos de epidemia, mucho más aún. La misma contiene los anticuerpos específicos contra los virus a los que estamos expuestos, los cuales transfiere al bebé las defensas que lo protegen de las enfermedades respiratorias del entorno, como el actual coronavirus.

El virus COVID-19 no se transmite a través de la leche materna, según estudios divulgados por Unicef. Si una madre está amamantando y presenta síntomas como fiebre, tos o dificultad para respirar, debe consultar al médico de forma urgente. Si presenta síntomas o tiene la enfermedad, pero se encuentra lo suficientemente bien, puede continuar amamantando, tomando las medidas de precaución correspondientes.

La lactancia materna salva vidas, defiende a niños y niñas de las enfermedades de su entorno y si se enferman, hace que sea de una forma más leve. En tiempos de coronavirus, más que nunca, la lactancia materna ayuda a proteger a niños y niñas.

Beneficios de la sala de lactancia en la empresa

La instalación de una sala de lactancia, más allá de su obligatoriedad legal, tiene grandes beneficios económicos y humanos para las empresas. Por una parte, mejora sustancialmente la salud de la madre y su hijo. Según estudios recientes divulgados por Unicef, se ha comprobado que reduce hasta un 35% las enfermedades de ambos durante los primeros 12 meses, son los impactos que ello conlleva.

De esta forma, se reducen la cantidad de permisos para asistir a consultas médicas, tanto para la madre como para el niño, y de licencias para cuidados por enfermedad. Disminuye el ausentismo de la madre lo que puede traducirse entre un 30 y 70?% menos de faltas, según la mencionada investigación.

Mejora la reputación y la imagen corporativa, por ocuparse del bienestar y salud de las mujeres trabajadoras y sus familias. Incrementa notoriamente la fidelización de las colaboradoras al sentirse respaldadas por la organización en esta etapa de tan importante de su vida. En Estados Unidos diversas investigaciones han revelado que las empresas que poseen programas de apoyo a la lactancia logran un 94,2% de retención de su personal, contra un 59?% de promedio nacional.

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