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Documento del BCU crítico con conducción anterior: “Conflicto de objetivos” y falta de credibilidad

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BCU  "no se ata de manos" en materia de instrumentos para contener suba de precios. Foto: F. Ponzetto
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INFORME

"El conflicto de objetivos de un Banco Central no independiente fue la principal causa” para que en los últimos 10 años la inflación estuviera el 83% del tiempo fuera de la meta, según estudio.

Un documento del Banco Central (BCU) escrito por su presidente Diego Labat y su gerente de Investigaciones Económicas, Gerardo Licandro, cuestiona la reforma de su Carta Orgánica en 2007 mediante una ley y afirma que “el conflicto de objetivos de un Banco Central no independiente fue la principal causa” para que en los 10 años finalizados en 2019 la inflación estuviera el 83% del tiempo fuera de la meta, según el trabajo al que accedió El País.

El denominado documento de política “Hacia una moneda de calidad” con la autoría de Labat y Licandro fue divulgado por unas horas en la página web del BCU, aunque luego fue bajado “temporariamente para corregir unos problemas de edición”, dijo Licandro en su cuenta de Twitter. Previamente, el economista Aldo Lema lo había divulgado en su cuenta de Twitter y dijo: “lectura muy recomendada”.

El documento que estuvo disponible por unas horas (y que Licandro dijo volverá a estar a partir de hoy) señaló que si bien el borrador inicial de la reforma de la Carta Orgánica “estaba alineado con las mejores prácticas de diseño institucional”, el proyecto aprobado por el Poder Legislativo no terminó reflejando “varias mejoras de las instituciones monetarias”.

“En particular, la priorización de la inflación como el objetivo principal de la política monetaria, un directorio con mandatos de ocho años superpuestos, una mayor rendición de cuentas, fueron ideas que naufragaron en el proceso parlamentario”, añadió.

“En cambio, la creación de un Comité de Coordinación Macroeconómica (CCM, conformado por el BCU y el Ministerio de Economía y Finanzas) con un mandato bastante ambiguo y una clara preeminencia del Ministerio de Economía y Finanzas sobre el Banco Central terminó por reducir la independencia del BCU”, aseguró citando un trabajo del año 2010 del propio Licandro y del intendente de Regulación Financiera, José Antonio Licandro.

“Además, los nuevos estatutos tenían una redacción bastante ambigua de los objetivos del Banco Central que podría dar lugar a interpretaciones bastante diferentes en cuanto a la forma en que el BCU debería manejar las medidas de política económica”, afirmó el documento.

“La práctica de la política monetaria no mejoró el diseño institucional, ya que el Banco Central mantuvo una estrecha coordinación institucional con el Ministerio de Economía y Finanzas”, remarcó.

Así, “todo el período se caracteriza por un conflicto permanente y visible de objetivos en el Banco Central”, agregó.

“El Banco Central destacó este conflicto en la comunicación pública utilizando varias imágenes que se referían a la política monetaria como un ejercicio de equilibrio, una disciplina imperfecta, y la flexibilidad del Banco Central en el uso de sus instrumentos. Esta actitud corresponde a una interpretación del mandato establecido en los estatutos del BCU que imaginaba el conflicto entre actividad e inflación como permanente. En la práctica, la inflación se convirtió en una prioridad cuando la inflación estuvo cerca de superar el nivel del 10%, y la actividad fue una prioridad cuando la inflación se acercó a la meta de inflación” de entre 3% y 7%, indicaron Labat y Licandro.

La consecuencia de ello, fue que “el desempeño de Uruguay en el control de la inflación lo ubica en el 13% de las mayores inflaciones del mundo en los últimos cinco años” y “en los 10 años finalizados en 2019, la inflación estuvo por encima del rango objetivo el 83% del tiempo”, expresaron.

Según el documento, “los datos sugieren que el Banco Central apuntó a una inflación por encima de la inflación establecida por el CCM”.

Labat y Licandro realizaron un análisis sobre la “densidad del sesgo en las previsiones de inflación individuales de los empresarios” entre 2009 y 2020.

Este ejercicio mostró “tres realidades”: que “las expectativas de inflación no están ancladas al valor de la meta anunciada por el Banco Central”, que “las expectativas de inflación se anclaron, pero a una meta que se ubica entre 3 y 4 puntos por encima de la anunciada por el Banco Central” y que la distribución del sesgo de previsiones “es amplia, lo que refleja la incertidumbre sobre la meta de inflación real”.

“Estas tres realidades son muy significativas porque dicen tres cosas importantes. La primera es que el objetivo anunciado claramente no era creíble. La segunda es que la política monetaria no tuvo problemas para anclar las expectativas de inflación” y “la tercera conclusión es que ocultar al público la meta real solo genera incertidumbre sobre el valor real”, señalaron los autores.

Respecto a que la política monetaria ancló las expectativas de inflación por encima de la meta, Labat y Licandro señalaron que “muchos han cuestionado en Uruguay la capacidad de la política monetaria para lograr la estabilidad debido a malas condiciones estructurales, como la dolarización, el peso de los precios administrados en el Índice de Precios de Consumo, el gran peso de los productos agrícolas en la canasta de consumo y la falta de desarrollo de los mercados de pesos. La evidencia que hemos mostrado demuestra que están equivocados”.

“Si la política monetaria funciona, ¿por qué la inflación ha estado fuera de la meta todo el tiempo? Argumentaremos que el conflicto de objetivos de un Banco Central no independiente fue la principal causa de este resultado”, afirmaron los autores.

El Banco Central espera alinear las expectativas de inflación. Foto: Leonardo Mainé
El Banco Central espera alinear las expectativas de inflación. Foto: Leonardo Mainé

“En la práctica, cada vez que la inflación se acercaba al 10%, el tono de la comunicación del Banco Central se volvía más contractivo y, cada vez que se acercaba al 7% (el techo de la meta) se tornaba menos contractivo” dice el documento y cita trabajos previos de otros técnicos del BCU. “Algo similar se podría decir del Ministerio de Economía y Finanzas, ya que la probabilidad de medidas de control de precios aumentó a medida que la inflación se acercaba al límite superior efectivo de la inflación: 10%”, agregó.

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