MARÍTIMAS

EMILIO CAZALÁ

Este pasado fin de semana estaba operando en el puerto de Fray Bentos el barco maderero panameño Arisston Bulker el cual estaba cargando una partida de 19 mil toneladas de rolos de pino con destino a un puerto de la India. Tan pronto termine la operación emprenderá viaje hacia Montevideo donde completará su carga con unas 12/15 mil toneladas adicionales. Nos satisface ver un barco de ultramar saliendo del puerto de Fray Bentos a buen calado con 19 mil toneladas lo cual habla a favor del buen estado del dragado del canal del río Uruguay,

Fray Bentos es una hermosa ciudad con una historia propia anticipada muy dinámica y activa cuyos primeros contactos portuarios y por largo tiempo los tuvo con Concepción del Uruguay y Buenos Aires y muy poco con Montevideo. Mas tarde vendrían los barcos veleros de ultramar y luego a motor a buscar el tasajo, el charque producido en famosos saladeros de la zona que los había en abundncia.

A este puerto llegaban en los primeros tiempos barcos de diversas banderas entre ellos, croatas, ingleses, italianos, y prusianos a levantar cargas y pasajeros para Buenos Aires y Concepcion del Uruguay puesto que no había carreteras a Montevideo. Decían en aquellos tiempos que la carne uruguaya salada era óptima y la más rica conocida.

Recordemos que los primeros barcos que llegaron a los puertos del Uruguay y litoral después de 1814 y más bien por 1850 fueron los de Carbón y Sal. Por 1860, el Establecimiento Liebig’s le daría a Fray Bentos fama internacional con su extracto de carne.

Comenzamos a visitar Fray Bentos por los años 50 y por supuesto conocimos el Frigorifico Anglo del que dependía todo el pueblo. La cinta transportadora de granos instalada en el puerto le dio mucho prestigio y funcionamiento a Fray Bentos y siempre había barcos en operación saliendo exportaciones de granos o llegada de cebada del exterior que después de industrializada se la llevaban los brasileños para fabricar cerveza. Por aquellos años teníamos entusiasmo por Fray Bentos y la visitábamos frecuentemente.

Después vinieron otros tiempos y cambios y no faltamos cada 10 días a la construcción de la primera pastera que tuvo el país, la española Ence donde estábamos cada 15 o 20 días; teníamos vía libre para tomar fotos y hacer visitas a sus instalaciones, respaldados por su director Fernando Nicolás. Otra vez caímos por el puerto un día de diciembre de 1990 por el barco ruso “Novo Kukuztketsk” que estaba cargando 500 mil tablas de pino para Rusia. Recién había salido del sistema comunista y nuestras aspiraciones eran lograr entrevistas a los marineros pero se vieron frustradas.

Tampoco faltamos a la primera experiencia que se hizo mandando el modernísimo barco frutero refrigerado que fue el “Australian Reefer” (12de setiembre de 1991) que solo pudo cargar 1.700 pallets de citrus. Se hicieron varias experiencias pero más tarde se desistió.