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Expertos ven remota una crisis de deuda en Latinoamérica como en los ochenta

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Local en alquiler en el Centro (Montevideo). Foto: Gerardo Pérez

EFECTOS DEL COVID

Las posibilidades de revivir una crisis de deuda como la de la década de 1980 son remotas a pesar del impacto que tuvo la crisis sanitaria en los países de la región.

Con unos 11 millones de contagios y 400.000 muertes confirmadas, Latinoamérica es la región más castigada por la pandemia de COVID, una crisis sanitaria que va a tener un enorme impacto en su economía, aunque las posibilidades de revivir una crisis de deuda como la de la década de 1980 son por ahora remotas, según los expertos consultados.

Las últimas previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) proyectan una caída del PIB de América Latina y el Caribe del 8,1% este año, la mayor entre las economías emergentes y muy por encima del 5,7% pronosticado para Oriente Medio y Asia Central, la segunda en intensidad.

Para amortiguar el golpe todos los países han optado por estímulos desde el sector público, lo que contribuye a mitigar la caída y la destrucción de tejido productivo, pero disparará el déficit y la deuda públicos.

El FMI dibuja un panorama en la región con déficit durante el próximo lustro y, pese a la reducción de los próximos años, en 2025 aún será del 3,7% del PIB regional. En cuanto a la deuda pública, va a superar el 81% del PIB este año y dentro de cinco años todavía será del 80%, casi el doble de la que tenía la región en 2012.

Pese a los malos pronósticos, el economista jefe para América Latina de BBVA Research, Juan Ruiz, ve diferencias que hacen "mucho menos probable una crisis de deuda como la vivida hace cuarenta años". En primer lugar "tenemos ahora niveles mucho más reducidos de endeudamiento", que pese al incremento a la crisis sanitaria "van a ser más reducidos que los que tenía la región en los años ochenta".

La deuda en moneda extranjera ahora tiene menos peso, "lo que hace la región menos vulnerable a una depreciación del tipo de cambio", y hay "mayor compromiso con la estabilidad monetaria, con bancos centrales independientes en la mayor parte de países".

Además, existe "un mayor convencimiento en la sociedad y las autoridades políticas de la importancia de regresar a una senda fiscal sostenible" tras los estímulos, al contrario que hace cuatro décadas, cuando "la laxitud fiscal era la norma".

Y por último, explica que ahora hay mayor capacidad de las instituciones financieras internacionales para prestar ayuda en caso de necesitarse, principalmente el FMI.

El profesor de IE Business School, Germán Ríos, también ve improbable vivir una situación como la de entonces. "Yo creo que no. Hay países que hicieron los deberes durante el boom de las comodities (materias primas) y tienen economías fuertes y buen manejo macroeconómico".

No obstante, sí ve riesgos en algunos países que afrontaron la pandemia de COVID-19 en peor situación, más endeudados y con menor acceso a financiación en los mercados internacionales, como Argentina o Ecuador. "Si tenemos problemas de deuda soberana va a ser en países puntuales", concluye.

En la misma línea, el director de Coyuntura y Economía Internacional de Funcas, Raymond Torres, ve diferencias entre países y considera que algunos están "al borde de una grave crisis financiera".

Según recuerda, varios países están dentro de algún programa del FMI, lo que les permite afrontar mejor la situación de crisis que al utilizar la vía del ajuste estructural.

"Es importante prevenir desde ya intentando, mediante una financiación que tiene que ser púbica, (...) y junto con organismos internacionales encaminar una solución de prevención con una financiación conjunta externa", agrega.

El FMI, clave para la financiación a corto plazo.

El economista de Funcas ve una buena idea que el Fondo realice una emisión de deuda especial en su moneda (DEG) y usar esos fondos para ayudar a los países de la región ante los problemas de liquidez y como vía para atraer inversores privados y sumarlos al esfuerzo de sacar a Latinoamérica de la crisis.

Germán Ríos afirma que actualmente "la única fuente de financiación disponible es el FMI", aunque es insuficiente y serían necesarias otras acciones dirigidas a aumentar el capital de bancos de desarrollo como el BIDo CAF.

"La parte complicada van a ser los inversores privados. Probablemente si acuerdas con el FMI, CAF o BID les podría dar cierto margen de maniobra", añade".

Juan Ruiz, de BBVA Research, señala que una emisión de DEG por parte del Fondo es viable y tendría más posibilidades de salir adelante que si se usa la forma tradicional de aumentar las cuotas de los países miembros para incrementar la capacidad de la institución de financiar a las economías con problemas.

Hace tres semanas el Banco de Desarrollo de América Latina CAFse sumó a quienes demandan que el FMI emita un billón de DEG para que los países emergentes, y especialmente de Latinoamérica, tengan acceso a liquidez en tan buenas condiciones como los países desarrollados.

En abril, en pleno primer brote de la pandemia, el Fondo movilizó su reserva de emergencia para préstamos, que asciende a un billón de dólares, de los que los países latinomericanos han recibido hasta ahora 107.000 millones.

La institución también se mostró favorable a emitir otro billón en DEG, pero varios miembros se opusieron, entre ellos EE.UU.

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