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¿Cómo impactan los ciclos políticos en las expectativas de los uruguayos?

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Charla de Cátedra Sura. Foto: Archivo El Pais
Leonardo Maine

DISERTACIÓN

Los consumidores predicen mejor qué pasará con la economía que los empresarios. Los datos de cara a una nueva elección.

Aunque no cuentan con el mismo caudal de información que los empresarios o los académicos, los consumidores u201csaben leer la realidadu201d económica y u201canticipan los ciclosu201d incluso con más precisión.

Los indicadores que usan para ello son más llanos, como cuál es la situación de la empresa en la que trabajan -están tomando o despidiendo personal- o si u201cpueden llenar el carrito del supermercadou201d, señaló ayer la economista Silvia Vázquez, investigadora de la Universidad Católica.

Junto con Ignacio Zuasnabar (ver aparte), director de Equipos Consultores, ambos disertaron acerca de la relación entre la economía y los ciclos electorales, en un evento organizado por la Cátedra SURA de Confianza Económica -que releva cada mes junto a Equipos el Índice de Confianza del Consumidor.

Vázquez mostró que las respuestas de los consumidores al ser consultados sobre la situación económica del país a un año predicen los ciclos económicos con igual o mayor exactitud que la encuesta que hace a empresarios del sector la Cámara de Industrias (ver gráfico).

u201cHay mal humor sobre la marcha del paísu201d

Zuasnabar conectó el clima político de cambio y no de continuidad con que u201clos uruguayos están de mal humor respecto a la marcha de las cosasu201d, donde predomina u201cuna visión negativa sobre la economíau201d.

Contrastó esto con el panorama de 2014, cuando u201ccasi la mitad de la población decía que la economía iba bienu201d, un u201cescenario de continuidadu201d. El director de Equipos dijo que si bien u201cla economía no es lo único que influyeu201d para el voto, es un u201cfactor importanteu201d.

Las otras preocupaciones que reinan hoy en la ciudadanía son la inseguridad y el desempleo, repasó. También comentó que el gobierno actual mantuvo una evaluación negativa durante toda la gestión, pero hubo una leve mejora en el último tiempo por el anuncio de UPM 2 y las situaciones personales que vivió el presidente Tabaré Vázquez.

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Sin embargo, también esa comparación muestra que en los períodos electorales u201chay ruidou201d porque se suelen sobredimensionar las expectativas, tanto en los meses previos a la elección como en u201cla luna de mielu201d que tiene todo gobierno en su inicio.

La especialista de la Universidad Católica asoció la evolución de la confianza del consumidor en los 12 meses previos a cada elección, que muestra el sentir de la población, con lo que efectivamente ocurrió con la economía.

En 2009 hubo un fuerte repunte que indicaba que u201clo peor ya pasóu201d y los consumidores se volvían más optimistas; en 2014 se volvió u201cmás estableu201d el optimismo porque se entendía que u201clo mejor ya pasóu201d, y ahora el sentir es que u201clo que venga, debería ser mejoru201d.

En agosto (última edición), la confianza del consumidor volvió a la zona de u201cmoderado pesimismou201d, luego que en julio había alcanzado por primera vez desde marzo de 2015 el u201cmoderado optimismou201d. Vázquez dijo que el pesimismo reinante está conectado a u201cun PIB planchadou201d y a una expectativa de mayor desempleo.

Gráfico ciclos económicos y expectativas. Foto: El País
Gráfico ciclos económicos y expectativas. Foto: El País

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Sobre lo último, sostuvo que si bien la tasa de desocupación está alta, en comparación con otros años de igual nivel de desempleo las expectativas a futuro son mucho peores. El nivel actual de este índice es el que u201cmuestra mayor deterioro respecto de las elecciones pasadas, e inclusive respecto de las de 2009u201d en momentos de la crisis internacional.

La investigadora de la Universidad Católica asoció este panorama del empleo con u201clas perspectivas para el país para el corto y mediano plazo, que se perciben negativasu201d. Pese a eso, aclaró que los niveles actuales igualmente muestran una recuperación respecto al 2018, que puede deberse a la mejora de las expectativas en tiempos electorales.

Vázquez también analizó que quedaron atrás las preocupaciones por la inflación, y en cambio los consumidores miran con mayor atención la evolución del dólar, y como esperan un aumento, prefieren a la moneda estadounidense para ahorrar en lugar del peso.

La académica hizo notar que u201cel consumidor continúa sin asociar directamente depreciación de la moneda con inflaciónu201d, y que u201ca más años de estudio, es mayor la pérdida de confianza en la moneda localu201d.

A su vez, Vázquez manifestó que u201cla capacidad de ahorro está cada vez más comprometidau201d, afectando junto con la situación del dólar a u201cla predisposición a la compra de bienesu201d, lo que adelanta una retracción del consumo u201cque recién conoceremos en unos mesesu201d. Esto porque u201clas percepciones se traducen en intencionesu201d, esperándose que u201cel consumo continúe sin asumir un rol dinamizadoru201d.

Por otra parte, repasó que la pregunta de cuál será la situación del país a tres años -que forma parte del índice de confianza del consumidor- es la que u201crecoge por excelenciau201d los impactos del ciclo electoral.

En ese sentido, mostró la relación entre las expectativas sobre la economía a tres años y las preferencias políticas: los simpatizantes del Frente Amplio son los más optimistas, pero los del Partido Nacional los que más mejoran su perspectiva respecto al 2014 -pasan u201cde restar a sumaru201d en el indicador general-. Sin embargo, ese repunte u201cse neutraliza con menor optimismo por parte de los simpatizantes del Partido Colorado y de los indecisosu201d.

La clave de la elección: ¿continuidad o cambio?

El director de Equipos Consultores comentó que estamos u201cen una campaña rara y fría, que no termina de arrancaru201d. Señaló que más allá del balotaje, la elección del 27 de octubre es u201cla decisivau201d porque conformará el panorama político para los próximos cinco años. Allí la pregunta clave a responder será: u201c¿continuidad o cambio?u201d. Según Zuasnabar, u201choy en Uruguay hay un contexto más favorable al cambiou201d, porque las encuestas muestran a u201cuna oposición significativamente más fuerte (electoralmente) que el Frente Ampliou201d. Esa división política es u201cbastante estableu201d desde hace tres años y brinda un panorama similar a las elecciones de 1999, cuando el Frente Amplio ganó en primera vuelta pero no pudo en la segunda con la coalición formada por colorados y blancos. Otro punto que mencionó el analista político que inclina la balanza, es que u201cno habrá mayorías parlamentariasu201d y se deberán hacer acuerdos multipartidarios. En ese sentido, dijo que u201cno es el volumen de votos el problemau201d del oficialismo, sino u201cque no tiene con quien acordaru201d. Pese a esto, Zuasnabar repitió que la elección no está definida, que el u201cFrente Amplio es competitivou201d y que hay una serie de aspectos que pueden hacerlo repuntar en el último mes. Repasó que u201cmuchas de las políticas impulsadas (en los tres períodos de gobierno) sintonizan con la genteu201d y pueden convencer a los indecisos u201cmás allá de los enojosu201d por errores en la gestión. También la crisis de Argentina u201ces una oportunidad para el Frente Amplio de mostrar las fortalezas de la economía por contrasteu201d, sumado a que suele u201crematar bien las campañasu201d.

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