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El impacto del impuesto a los gastos en el exterior que desafía a la clase media

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Playas esteñas en calma. Foto: Ricardo Figueredo

ARGENTINA

El llamado “dólar turista”, porque los gastos en el exterior con tarjeta y la compra de moneda extranjera tienen un impuesto del 30%, afecta a la clase media argentina y a países como Uruguay.

Las vacaciones al exterior de los argentinos que pueden permitírselas se acaban de encarecer un 30% más con la aprobación de la nueva ley de solidaridad social del gobierno de Alberto Fernández y, con el verano a la vuelta de la esquina, quienes se marchan tienen que adaptarse mientras hacen las maletas.

La ley cuenta con un tributo que grava al 30% las compras en moneda extranjera, los pasajes de avión internacionales, así como la adquisición de divisas extranjeras, las cuales suelen usarse en los viajes al exterior y para ahorro, en un país donde la mayoría de la población guarda su dinero en dólares.

División de opiniones

El presidente de la consultora Singerman & Makon, Pablo Singerman, explicó en una entrevista con EFE que es un impuesto que “cae mal” principalmente entre las clases medias que son las que más viajan, pero que viene motivado por una situación económica “extremadamente crítica”, ya que “no hay dólares” para cubrir la demanda de divisa extranjera de los argentinos.

Según Singerman, los países limítrofes se verán más afectados en una primera fase, ya que son a los que viajan familias con menos recursos.

Tres de estos países son Brasil (351.000 turistas), Chile (291.300) y Uruguay (173.900), que se encontraron entre los destinos más demandados en los meses de verano (enero-febrero-marzo) de 2019, junto a Estados Unidos y Canadá (182.800 entre ambos países), de acuerdo a los datos del Indec.

Federico Freire es un joven afectado por el impuesto -suele viajar al exterior todos los años y piensa hacerlo en unos seis meses- y considera que el impuesto hará que cueste “un poquito más” planear el viaje, ya que es “un gasto extra”.

Este nuevo impuesto pretende tener una función redistributiva: la recaudación del mismo se dividirá entre un 70% que se destinará a financiar programas de seguridad social y un 30% a obras y viviendas sociales.

“Es una estafa”, opinó por el contrario María Luján Nauri, una estudiante argentina, que subraya que “las clases medias” son siempre “las que pagan el pato” y que aseguró que no viajaría al extranjero en estos términos. El impuesto afecta a un sector que ya se encontraba en contracción desde las dos grandes devaluaciones ocurridas a partir de 2018, bajo la anterior presidencia de Mauricio Macri.

La devaluación supuso un impacto “mucho mayor” que este 30%, destacó Singerman, ya que a principios de 2018, un dólar equivalía a unos 20 pesos, mientras que antes del impuesto valía 63 pesos.

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