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La inflación se aceleró en marzo y los analistas esperan que llegue a 10% en abril

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Durante marzo según el reporte del INE, las frutas subieron un 5,76% mientras que las legumbres y hortalizas lo hicieron 5,89%. Foto: Leonardo Mainé

PRECIOS

La suba del dólar y algunos precios volátiles (como carne, frutas y verduras) impulsaron a la inflación a 9,16% en los 12 meses a marzo.

El aumento del dólar en marzo (9,85% punta a punta, el mayor en casi una década) sumado a la sequía que afecta la producción de frutas y verduras llevó la inflación acumulada en 12 meses a fin de marzo a 9,16%. Se trata del mayor registro desde los 12 meses a agosto de 2016, cuando se ubicó en 9,38%.

La evolución en el mes del Índice de Precios al Consumo (IPC) estuvo impulsada por los rubros alimentos y bebidas no alcohólicas así como por transporte , según el reporte que divulgó ayer el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).

Los analistas consultados por El País prevén que la inflación supere el 10% en abril, porque a los efectos vinculados al tipo de cambio que estiman seguirán, se sumará el ajuste de las tarifas de los servicios públicos. Aunque también creen que puede haber “un empujón hacia abajo” de algunos precios debido a la caída en la demanda de muchos bienes y servicios por los coletazos del coronavirus en los ingresos de los trabajadores.

El presidente del Banco Central (BCU), Diego Labat, dijo ayer en una entrevista con El País -que se publicará el lunes- que el dato de inflación en 12 meses a marzo “sigue afuera del rango (meta, de entre 3% y 7%) y nos sigue obligando a seguir mirando y actuando en lo que podamos para tener la inflación bajo control”.

La economista de Exante, Florencia Carriquiry dijo que “es un hecho que la inflación en abril estará arriba de 10%. Solo el efecto de las tarifas supone 0,8 puntos porcentuales” de piso para el mes.

El analista de KPMG, Marcelo Sibille, dijo que “habrá que acostumbrarse a convivir” en los próximos meses “con malos indicadores: más inflación, más deterioro fiscal y más desempleo”.

Mientras que Giuliano Cantisani de la consultora CPA Ferrere analizó que “las medidas de distanciamiento social promovidas por el gobierno generan dos efectos contrapuestos sobre la dinámica del nivel de precios: por un lado, generan una reducción en la oferta de algunos productos reforzando las presiones alcistas sobre el nivel de precios a corto plazo; aunque por otro lado, la caída de la demanda agregada ejercería presiones a la baja, principalmente en los precios no transables (los menos afectados por la evolución del dólar)”. Igualmente prevé que “la inflación siga aumentando en los próximos meses”.

Sin embargo, el hecho que la inflación llegue a dos dígitos, lo que no pasa desde julio de 2016, no encenderá las alarmas como pasaría en una situación normal, coinciden los analistas.

“En el contexto actual, el objetivo primordial de la política económica debería ser intentar mitigar en la mayor medida posible el costo que habrá por el freno de la actividad, que será fuerte, aunque eso suponga aceptar convivir con una inflación arriba del 10%”, expresó Carriquiry.

Por su parte, Pablo Moya de la consultora Oikos indicó que este escenario “está lejos de poder generar una situación en la que los sindicatos pidan ajustes por las cláusulas gatillo (que se incorporan en los convenios salariales por la posibilidad de un salto de la inflación), dado que hoy el foco está en otro lado y sería contradictorio presionar por salarios en momentos donde se pierde empleo”.

Hombre en una feria usa tapabocas. Foto: Leonardo Mainé.
Hombre en una feria usa tapabocas. Foto: Leonardo Mainé.

Pero, ¿qué estrategia seguirá el BCU? Su presidente, Labat, dijo a El País que “es claro que las circunstancias que hay (por el efecto del coronavirus en la economía) no permiten tomar grandes medidas en las cuales uno pueda prometer acciones muy fuertes sobre la inflación”.

“Pero -aclaró- eso no implica dejarla de lado”.

Respecto a las posibles estrategias del BCU ante la aceleración del la inflación, los analistas coincidieron en que seguirá actuando de la misma manera, aunque expusieron algunos posibles caminos a profundizar.

“La estrategia será buscar controlar el tipo de cambio, con un BCU saliendo capaz con más fuerza a intervenir vendiendo dólares para que no suba tanto el dólar. Acumulamos reservas y es un buen momento para hacer uso de la política cambiaria y evitar disparadas” de la moneda estadounidense, planteó Sibille de KPMG. Además, sostuvo que realizar algún tipo de control de precios “no parece una estrategia recomendable, porque puede dar lugar a la escasez” de ciertos productos.

Moya señaló que “si el BCU tomara algún tipo de medida” de política monetaria contractiva, como indicarían los manuales en un contexto normal de suba de la inflación -por ejemplo restringiendo la cantidad de dinero circulante-, “deprimiría aún más el consumo”.

Rubros: alimentos y transporte al alza
Carro supermercado

La categoría alimentos y bebidas no alcohólicas explicó 0,6 puntos porcentuales de la suba del IPC en marzo, seguido por el transporte que incidió en 0,25 puntos porcentuales. En el primer rubro, los precios de la carne (que subió 2,09% en el mes), las frutas (5,76%) así como las legumbres y hortalizas (5,89%) lideraron el alza. A nivel del transporte, elevaron su precio los automóviles (13,8%) así como los boletos para viajes suburbanos (4,5%) e interdepartamentales (5,1%).

Marcelo Sibille de KPMG analizó que en la suba de alimentos y bebidas “hay una combinación entre el impacto cambiario (por el dólar más alto) y un impulso fuerte de la demanda, sumado a un cambio de hábitos porque al no poder salir afuera mucha más gente compró (productos) para cocinarse” en su hogar.

“Los bienes transables -aquellos que son objeto del comercio internacional y están más sujetos a la evolución del tipo de cambio- fueron los que explicaron en mayor medida el aumento del IPC”, dijo Giuliano Cantisani de CPA. Esto ocurrió alineado a la suba del dólar, durante el mes pasado. Además, “las frutas y verduras presentaron un incremento mayor al esperado, contribuyendo a explicar la mayor inflación”, apuntó. En este caso, afectó la sequía.

La analista de PwC, Mercedes Comas, dijo a El País que por un lado en marzo hubo “un repunte de los alimentos, en especial la carne y las frutas y verduras que son precios más volátiles”, y por otro subieron aquellos artículos “que se comercializan en dólares o tienen algún componente importado”. Ese traslado a precios de la suba del billete verde “lo vamos a seguir viendo en abril de forma paulatina”, aunque podría haber una atenuante: “tendremos un ajuste grande en la demanda (menor consumo) por el contexto de baja de ingresos, alta incertidumbre y pérdida de puestos de trabajo”. Entonces, el pasaje a precios del alza del dólar puede “no ser tan rápido como en circunstancias normales”.

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