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Un inventor húngaro, una piedra en los zapatos de las tres líneas

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Laszlo Oroszi junto a sus creaciones. Foto: AFP
Hungarian inventor Laszlo Oroszi presents his invention, some new style football shoes at the local stadium in his home village Val, some 50km south-west of the Hungarian capital Budapest on March 29, 2017. / AFP / ATTILA KISBENEDEK HUNGARY-FOOTBALL-INVENTION-SHOE
ATTILA KISBENEDEK/AFP

¿Saben David Beckham y Zinedine Zidane lo que le deben a Laszlo Oroszi, un modesto inventor de los alrededores de Budapest? Nada menos que el par de botas fabricadas por Adidas con el que jugaron sus mejores partidos, estableció la justicia húngara.

Para los aficionados al fútbol, la gama "Predator", concebida por la marca de las tres líneas, es una leyenda: un modelo reputado que permite un golpeo más potente y más preciso, creado hace casi veinte años.

En 2000, cuando se celebró la Eurocopa de Bélgica y Holanda, las primeras "Predator" dejaron su sitio a un modelo más innovador, las "Predator precision" y luego a las "Predator mania" en los que las "pequeñas líneas" de delante de las botas reemplazaban la piel destinada a mejorar el control del balón.

Las Predator, que calzaron los pies de estrellas de los años 2000 como Zidane, Luis Figo, Alessandro del Piero o Beckham, impulsaron la notoriedad de Adidas entre los fabricantes de artículos deportivos.

Para Laszlo Oroszi, de 63 años, estas botas fueron sobre todo sinónimo de miles de euros engullidos en una lucha judicial sin fin contra la marca alemana para que reconociera la paternidad de la tecnología de las "pequeñas líneas" de las botas.

Este miércoles, tras catorce años de proceso, habrá una nueva audiencia ante la Corte Suprema que tratará el aspecto financiero del expediente.
En su taller, a unos 30 kilómetros de Budapest, este agrónomo de formación exhibe las decenas de pares de zapatillas multicolores que ha fabricado tras haber pensado mucho tiempo en la manera de mejorar el control del esférico.

"No entendía por qué los jugadores tiraban tan frecuentemente a un lado, a lo alto de la portería o recto al guardameta. Entonces, pensé que el problema venía de la fricción entre el balón, muy liso, de cuero sintético, y las botas también lisas", explica Oroszi.

Tras años de "trabajo y ensayos, de sudor y sangre", estimó tener "la bota perfecta", por lo que presentó una patente en 1996 y se reunió con los fabricantes.

"Enviamos una gran cantidad de prototipos a los clubes, sobre todo de Alemania y, después de eso, el director de desarrollo de Adidas vino a hablarnos para cooperar", cuenta Oroszi.

¿Robo?

Los años pasaban sin novedades hasta que "vi mis botas en los pies de Beckham en un anuncio de publicidad de Adidas".

Los modelos de la marca alemana son mucho más elaborados que los prototipos del húngaro, pero hay que reconocer en ellos el toque de las "pequeñas líneas".

En consecuencia, desde 2002 inició acciones judiciales en Hungría para intentar que Adidas admita que "robó" su invento, lo que el gigante alemán niega. Contactado por la AFP, el grupo no hizo comentarios sobre el asunto.

En 2014, Oroszi logra un punto decisivo. "La particularidad de las botas Predator precision y Predator mania reside en la superficie dotada de finos 'nervios'. Esta concepción original se debe a Laszlo Oroszi, quien la elaboró entre 1995 y 1996", según estableció la justicia húngara.

El problema: debido a un error de la formulación en su patente europea, el exmecanógrafo de una cooperativa agrícola durante la Hungría comunista, reconvertido en pastelero, puede únicamente presentar una solicitud de compensación contra Adidas Hungría, puesto que sólo concernirían a las botas vendidas por esta filial.

"En los años 90, el poder de compra en Hungría era bastante débil, pero el tamaño de ventas era probablemente de varios miles por año, pero no decenas sino de cientos de miles de pares" de Predator agotadas en el mundo, opina Ferenc Denes, experto en economía del deporte.
En noviembre, la justicia húngara le concedió 200.000 euros en concepto de indemnización, pero el inventor recurrió a la Corte Suprema.

"Mi vida entera ha estado consagrada a este asunto, tuve que vender mi pastelería", lamenta. "La suma del tribunal es tan poca que no cubre ni siquiera los costes de desarrollo de las botas...", concluye Oroszi.

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Laszlo Oroszi junto a sus creaciones. Foto: AFP

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