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Los que "juegan" su dinero esperan inflación de 10%

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El presidente del BCU defendió la contratación monetaria que a su entender aplica. Foto: A. Colmegna.
Conferencia por asuncion de nuevas autoridades en el Banco Central del uruguay (BCU), Mvdeo., ND 20150421, foto Ariel Colmegna
Archivo El Pais

Para todo 2016, según los diferenciales de tasas de deuda en pesos y UI.

La expectativa de inflación del mercado, entre los que se "juegan" su dinero, se moderó aunque sigue por encima del 10% para todo el año. En los 12 meses a marzo, la suba de precios era de 10,6%.

La diferencia de rendimiento que pagan los títulos de deuda (Letras de Regulación Monetaria) en pesos nominales, frente al que pagan las Notas del Tesoro (otro tipo de deuda) en pesos ajustados por inflación, determina la suba de precios esperada por aquellos que "juegan" su dinero en ello.

El martes, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) colocó deuda en Unidades Indexadas (UI) a la inflación al 5,24% y el rendimiento ayer de una Letra a igual plazo en pesos (16,1%), daría una inflación implícita de 10,86% anual. En marzo, esa suba de precios implícita era de 11,09% anual y en febrero de 10,11%.

Como el inversor en pesos nominales exige un "premio" por asumir el riesgo de inflación —que no tiene quien invierte en UI, ya que esta evoluciona según los precios—, puede determinarse que en febrero la inflación implícita para 2016 era "cercana" al 10% y en los dos últimos meses supera el 10%, aunque con una leve moderación en abril.

El gobierno no logra anclar las expectativas de inflación —algo clave para moderar el aumento de precios— pese a los anuncios de medidas que realizó en las últimas semanas.

Hasta ahora, la medida más efectiva fue que a partir del 1° de abril, el Banco Central (BCU) aumentó los encajes —porcentaje de los depósitos que los bancos deben inmovilizar en el Central y no pueden destinar a crédito— y eso llevó a que las instituciones financieras no tuvieron pesos (liquidez) para demandar dólares.

Al no haber una demanda tan intensa de dólares, su precio fue a la baja y desde fin de marzo hasta el miércoles había caído 2,36%. Una baja en el valor del dólar, ayuda a reducir la presión al alza en los precios de los bienes transables, que son aquellos que se comercian con el exterior. A nivel general se ve fundamentalmente con los importadores, que deben hacerse de dólares para comprar los bienes y si el billete verde les cuesta más, lo trasladan a precios más altos al consumo. Cuando el dólar baja, es más difícil que los importadores trasladen eso a una reducción del valor al consumidor —distintos estudios muestran que los precios tienen mayor inercia a la baja que al alza—, pero al menos no presiona hacia arriba.

Ayer, como una consecuencia de la mejora de la liquidez se dio un aumento del dólar de 1,1% (ver aparte).

Política monetaria.

Otra medida anunciada por el BCU fue que disminuyó su meta de ritmo de crecimiento de la oferta de dinero en la economía (dinero en poder del público y depósitos a la vista). El BCU bajó la meta de crecimiento de 7%-9% a 4%-6%.

La teoría indica que si la oferta de dinero es menor a la demanda, se moderan las presiones al alza de los precios. Sin embargo, la política monetaria tarda entre tres y seis meses en actuar y además hay otro problema: el BCU no conoce cuál es la demanda de dinero.

La única indicación que tiene es la tasa de interés interbancaria (lo que se cobran los bancos por préstamos entre sí a un día de plazo).

La tasa de interés vendría a ser el precio del dinero.

Por tanto, si la oferta de dinero crece menos que la demanda, el precio del mismo (la tasa de interés) debería subir. A la inversa, si la oferta de dinero crece más que la demanda, el precio del dinero debería bajar.

Según dijo la semana pasada el analista de CPA Ferrere, Santiago Rego a El País, recién en marzo "la tasa de interés empezó a subir un poco, pero todavía no está claro que esto siga para adelante".

Es decir, hasta marzo, la política monetaria que implementó el BCU no ayudó a frenar las presiones inflacionarias porque la oferta de dinero fue mayor a la demanda. "Lo que pasa es que la demanda de dinero se está reduciendo, en parte porque la economía crece menos y, en parte porque también hay un cambio de portafolio de los agentes. El peso se está depreciando y el dólar se vuelve más atractivo", había explicado Rego.

Según había señalado la semana pasada a El País, el economista Aldo Lema de Vixion Consultores "hay en el mensaje y en las acciones recientes una actitud de tener una política monetaria contractiva, pero queda la duda de si efectivamente se materializará en toda la magnitud requerida para estabilizar y bajar la inflación".

Esa misma duda queda en los agentes que adquieren tanto la deuda que emite el MEF como las Letras de Regulación Monetaria y no reducen sus expectativas de inflación.

Otras.

El gobierno también anunció que habrá moderación en el gasto y que habrá correcciones en lo previsto en el Presupuesto. Un menor gasto del lado del gobierno, también puede ayudar a contener la demanda y por ende las presiones al alza de los precios. Aunque estudios del propio MEF indican que es muy poco lo que impacta a la baja en la inflación.

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El presidente del BCU defendió la contratación monetaria que a su entender aplica. Foto: A. Colmegna.

EL CAMINO DEL MEDIO

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