Latinoamérica, una de la regiones del mundo que más infraestructura necesita, debe estar preparada para absorber "los impactos" socioambientales que los megaproyectos traen aparejados, dijo hoy en Panamá el presidente de la Asociación Internacional para la Evaluación del Impacto Ambiental, Yaw Amoyaw-Osei.

"Latinoamérica tiene que estar preparada para absorber los impactos de los megaproyectos, no tiene otra elección. Los impactos no deben superar los beneficios", declaró a Efe Amoyaw-Osei, en el marco de un simposio sobre el tema inaugurado hoy en la capital panameña.

Añadió que para ello es necesario reforzar los marcos legales nacionales, lo que además redundará en que los desarrolladores no incurran en abusos o situaciones que propicien conflictos con las comunidades afectadas.

"Los países en vías de desarrollo no tienen las leyes adecuadas ni las infraestructuras administrativas necesarias", argumentó el presidente de la Asociación Internacional para la Evaluación del Impacto Ambiental (IAIA, por sus siglas en inglés).

Matizó que para minimizar los impactos socioambientales de los megaproyectos que se desarrollarán en América Latina y hacer que estos sean lo más sostenible posible, además de leyes nacionales, es necesario "dialogar" con todas las partes involucradas.

"Hay que empezar el diálogo con todos los implicados en una megaestructura cuanto antes, a ser posible en la fase inicial de planificación", recomendó Amoyaw-Osei.

Por su parte, el director de Sostenibilidad para Latinoamérica de la constructora brasileña Odebrecht, Sergio Leao, resaltó en declaraciones a Efe que los grandes proyectos de infraestructura en América Latina están financiados generalmente por organismos internacionales que demandan "altos" estándares de calidad.

"Los grandes proyectos de energías, de carreteras, de minería tienen en promedio una inversión socioambiental de entre un 10 % y un 15 %. Es una inversión significativa. Hace unos años, la cifra era de un 1 % o un 2 %", indicó el directivo de Odebreccht.

América Latina invierte anualmente menos del 3 % del producto interno bruto (PIB) en infraestructura, de acuerdo con datos de organismo regionales.

"Debería invertir alrededor del 5 % para reducir la brecha que existe con otras regiones del mundo", dijo el representante del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Panamá, Fidel Jaramillo.

Invertir en infraestructuras, añadió Jaramillo, "tiene un doble impacto: aumentar la productividad y contribuir a reducir la inequidad en nuestros países".

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