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En 1872, Mauá fue el primer dique seco en Montevideo

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Barco en el dique Mauá. Foto: El País

MARÍTIMAS

El Mauá era un dique pequeño pero valioso para la época ya que accedía a barcos de 78 metros de eslora y 12 de manga.

En 1872, durante el gobierno de Tomás Gomensoro, la Cia. de Gas y Dique Mauá inauguró su flamante dique seco sobre la Rambla Sur a la altura de la calle Florida.

Ese día entró a reparaciones un barco mercante a vela y máquinas de dos palos que que lo inaugura y festejando el suceso lo hace totalmente empavesado con banderas, rindiendo honores por el acontecimiento. Hace de esto 147 años y a 42 años de la Jura de la Constitución, aunque recién en 1828 fuimos libres.

El Mauá era un dique pequeño pero valioso para la época ya que accedía a barcos de 78 metros de eslora y 12 de manga. Los barcos de aquella época andaban por los 70/100 metros de eslora y eran bien grandes, al menos los que venían al río de la Plata que hacían incluso el Alto Cabotaje escalando entre Paranaguá, Itajaí, Buenos Aires, Asunción, Mar del Plata, Montevideo y Fray Bentos.

Fue un dique construido sobre la roca misma de una costa fuertemente rocosa que moría en el mar y que fue ahuecada para dar forma al dique a fuerza de marrón y puntas de acero y no descartamos pólvora y terminado con hormigón.

Esa fue una parte de la obra pues la siguiente etapa, fue para nosotros, ganar tierras a la bahía mediante rellenos para instalar la propia planta industrial, área no pequeña por cierto. Estaba constituida por lo propios talleres, depósito de carbón, calderas productoras de gas, almacenes, oficinas y el propio muelle amarradero para las lanchas que traían el carbón desde el antepuerto. De manera que la empresa tuvo que recurrir a ganar espacio en las aguas del Plata mediante costosos rellenos que tomaron su tiempo y muchas libras de oro de inversión.

Se advierte la roca desnuda haciendo de pared muy despareja. Foto: El País
Se advierte la roca desnuda haciendo de pared muy despareja. Foto: El País

En la imagen que publicamos se advierte la roca desnuda haciendo de pared muy despareja, por cierto, tal como la dejó el picapedrero. Vemos también que no fue colocada la compuerta de cierre del dique, un voluminoso objeto flotante que se lleva al lugar con un remolcador tras lo cual se procede a su colocación y así el dique queda transformado en una piscina hermética.

Antes de quitar el agua, el barco se amarra en el lugar preestablecido para que apoye su casco sobre los maderos tras lo cual se procede a la extracción del agua del dique y el barco queda en seco y listo para trabajar en él. Aquí comienzan los trabajos de limpieza del casco impregnado de conchillas adheridas tras lo cual se pinta con pintura antióxido y terminación. Luego, la reparación de hélice de bronce por pala torcida o recuperación del eje y/o reparación de timón que era lo más común.

Terminadas las reparaciones y los controles de rigor se procedía al llenado de agua del dique a través de orificios en la compuerta hasta lograr el mismo nivel de aguas del río de la Plata y el barco queda flotando. La etapa siguiente es retirar la compuerta que queda flotando verticalmente, asegurada al inolvidable remolcador “DKD (1) que lo conocimos, se retira del lugar y el barco abandona el dique navegando cuidadosamente.

Luego la compuerta se restituye a su lugar y se vacía el dique para limpiar y ordenar cuanto sea necesario o preparar sus gradas para el próximo barco y si no entra barco pues aprovechar la ocasión para hacer trabajos de mantenimiento del propio dique y limpieza.

Estuvimos presentes hace unos 15 años cuando se retiró la compuerta y se la llevó flotando al dique de la Armada en el Cerro para hacerle reparaciones y modernización en cuya ocasión tomamos fotos. Recordamos que la compuerta era la original de 1872 remachada y a fines de los 90 se reparó, se cambiaron chapas y se modernizó llevándola a soldadura y se hicieron gran parte de los cintones de madera con lapacho y curupay.

En cuanto a la imagen del dique que publicamos es una foto original que llegó a nuestras manos por cortesía de su propietario, pero no sabemos por el momento el nombre del barco en el dique y si realmente es el día de su inauguración. Son solo sospechas e indicios.

Pero, sin duda, es una foto de aquellos días pues las rocas no están revocadas. Sobre la derecha nos parece ver el antiguo Templo Inglés, construido sobre lo que sería mas tarde la rambla, después se trasladó piedra a piedra a su posición actual sobre la calle Reconquista.

Cruzando la rambla y casi mismo enfrente del dique se encuentra un enorme tanque cilíndrico de hierro -el famoso gasometro- desde hace años obsoleto, donde se almacenaba el gas producido en el dique que se traspasaba mediante un grueso caño bajo tierra que atravesaba la rambla, unas tres cuadras de extensión.

No se utiliza mas porque ya no se usa carbón de piedra para extraer el gas. Es hoy día un verdadero adefesio, que descompone el escenario de la rambla, la afea y desvaloriza la zona. No debe ser agradable abrir la ventana de mañana y enfrentarse con esa mole de hierro crudo, chatarra. Curiosamente no parece molestar a los vecinos que viven enfrente y cerca, porque hasta ahora, que sepamos, no han levantado quejas.

En cuanto al dique, este fue entregado a la Armada Nacional en 1979 cuado desapareció la empresa inglesa. (1) El remolcador DKD, era una embarcación de 1872, accionada a vapor y se utilizaba para traer las lanchas cargadas de carbón que dejaban los barcos de ultramar carboneros que operaban en nuestro antepuerto.

Una parte iba para el dique y otra parte para el depósito en la Aguada. Curiosamente embarcaciones DKD existían con el mismo nombre en varios países de Europa. El último Patrón de este remolcador bien conocido en el ámbito marítimo fue Daniel Tróccoli.

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