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La mayor revolución de la industria automotriz desde la cadena de montaje de Ford

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Tesla es una empresa del sector automovilístico. Foto: Reuters.
FILE PHOTO: The logo of Tesla is seen on a store in Paris, France, October 30, 2020. REUTERS/Charles Platiau/File Photo
CHARLES PLATIAU/REUTERS

TESLA

Para 2021, todas las señales apuntan a que la industria automovilística acelerará su paso hacia los vehículos eléctricos.

Tesla Inc y Wall Street hicieron del 2020 el año en que la industria automovilística decidió pasarse a la electricidad. La capitalización de mercado de Tesla superó los US$ 600.000 millones. El valor de la otrora tambaleante empresa fundada por el multimillonario Elon Musk supera la suma combinada de los cinco fabricantes con mayores ventas del mundo.

El colofón llegó el viernes pasado con un nuevo récord en bolsa de Tesla en medio de una frenética negociación de cara a su entrada en S&P 500 este lunes.

Para 2021, todas las señales apuntan a que la industria acelerará su paso hacia la electrificación, un punto de inflexión tan trascendental como el lanzamiento de la cadena de montaje de Ford Motor Co o la quiebra de General Motors en 2009.

El ascenso de Tesla se produjo el mismo año en que los activistas de fondos de cobertura y otros inversores redoblaron la presión para que las empresas tomen más la iniciativa en la lucha contra el cambio climático.

Cada vez hay más pruebas de que los inversores han puesto una fecha de caducidad de una década al dominio de un siglo del motor de combustión interno, el “ICE” según las siglas inglesas por las que se le conoce en la jerga del sector.

De Londres a Beijing pasando por California, los líderes políticos también han adoptado planes para comenzar a eliminar los vehículos con motores de combustión interna para 2030.

La presión para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero resta lógica a nuevas e importantes inversiones en este tipo de motores. Miles de puestos de trabajo en el sector manufacturero están actualmente vinculados a la combustión interna en Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Francia, Japón y otros países.

Otras fuerzas poderosas también sacudieron el statu quo de la industria automovilística este año.

La pandemia de COVID-19 despojó a los fabricantes de automóviles actuales de las ventas y beneficios con los que contaban para financiar la meticulosa transición al vehículo eléctrico. La rápida recuperación de China de la pandemia ejerció un empuje gravitacional aún más poderoso en las inversiones de la industria.

También fue el año en que la jefa de GM, Mary Barra, y otros altos ejecutivos de la industria comenzaron a replicar a Tesla, señalando que los costos de las baterías de los vehículos eléctricos pronto podrían alcanzar la paridad con la tecnología de combustión interna.

Aún así, queda por ver si los consumidores, particularmente en Estados Unidos, están dispuestos a decir adiós a las camionetas y los SUV alimentados con petróleo. (Reuters)

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