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Nobel de Economía: la teoría que mejora ingresos a gobiernos y su conexión uruguaya

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Paul Milgrom y Robert Wilson luego de ganar el Nobel de Economía 2020. Foto: Reuters

¿POR QUÉ ES TAN RELEVANTE?

Los ganadores del premio Nobel de Economía Paul Milgrom y Robert Wilson perfeccionaron la teoría de las subastas y diseñaron nuevas.

A la hora 2:15 de la madrugada de ayer en Stanford, California, el timbre sonó en la casa del doctor en Economía y profesor de la Universidad de Stanford Paul Milgrom (72 años), era el doctor en Empresariales y también profesor de esa universidad, Robert Wilson (83 años) para anunciarle que ambos habían ganado el premio Nobel de Economía 2020. Es que Milgrom no contestaba los llamados de la Real Academia de las Ciencias sueca.
Ambos, licenciados en Matemáticas, fueron galardonados por su aporte en mejorar la teoría de subastas y la invención de nuevos formatos de licitaciones.

Las subastas afectan a las personas a cualquier nivel, recordó el jurado: desde la recolección de residuos a asignación de frecuencias de las compañías de telefonía móvil, cuotas de pesca, zonas de exploración petrolera, hasta franjas horarias de aterrizaje de aviones y bonos del tesoro.

El resultado de una subasta o licitación depende de tres factores: su formato o reglas, el objeto subastado y la incertidumbre acerca de qué sabe el resto de postores sobre este.

En varios estudios en las décadas de 1960 y 1970, Wilson elaboró una teoría de subasta de objetos con un valor común (lo que venden generalmente los gobiernos como espectro radioeléctrico en telefonía móvil), mostrando cómo postores racionales tienden a colocar ofertas por debajo de su mejor estimación: están preocupados por la "maldición" del ganador, por pagar demasiado y perder.

Wilson mostró también que a mayor incertidumbre, más precaución de los postores y precio final más bajo, y que los problemas provocados por esa "maldición" son más grandes cuando unos pujadores tienen mejor información que otros.

Milgrom formuló en la década de 1980 una teoría más general de las subastas que no solo permite valores comunes, sino también valores privados (por ejemplo una obra de arte) que varían de uno a otro postor, y demostró que un formato de subasta le dará al vendedor mayores ingresos esperados cuando los compradores se enteran de los valores estimados de cada uno durante el proceso de licitación.

Ambos investigadores crearon posteriormente nuevos formatos para licitar de forma simultánea objetos más complejos, pensando en un vendedor motivado más por el beneficio social que por el beneficio máximo.

Wilson es considerado como uno de los primeros economistas en utilizar la teoría de juegos para analizar situaciones de mercado en las que los actores no cuentan con el mismo grado de información. Se graduó de Matemáticas en la Universidad de Harvard y luego hizo un maestría y se doctoró en la Harvard Business School. Su carrera como profesor comenzó en Berkeley y siguió en Stanford, donde coincidió con Milgrom que se graduó en Matemáticas en la Universidad de Michigan y luego se doctoró en Economía en Stanford.

La conexión uruguaya con Paul Milgrom.

Uno de los papers que co-escribió Milgrom al respecto —Competitive bidding and proprietary information (Licitación competitiva e información del propietario)— tenía un error que fue detectado por un uruguayo: el economista y profesor a tiempo completo de la Universidad de Montevideo, Juan Dubra.

En un artículo publicado en febrero de 2006 en el Journal of Mathematical Economics titulado “A correction to uniqueness in ‘Competitive bidding and proprietary information’”, Dubra demostró que había un error en la prueba de unicidad y proporcionó la corrección a ello.

Dubra contó a El País que le envió su artículo a Milgrom para que se lo comentara (es decir, informarle que estaba trabajando en ello y que eventualmente lo iba a enviar a la revista donde él había publicado su trabajo). Esto es de estilo en la academia. La respuesta del ahora Nobel fue: “está buenazo, ¿por qué no probás de hacer la demostración con esta otra técnica?”. Y Dubra siguió la sugerencia, funcionó y lo hizo así.

El economista uruguayo señaló que las teorías de las subastas y el aporte de Milgrom y Wilson han sido “centrales para ahorrarle miles de millones de dólares a los gobiernos”. En una subasta de algo de valor común, como puede ser un gobierno que vende espectro radioeléctrico, “si se utiliza el forma más obvio (sobre cerrado, gana el que ofrece más y paga su precio) el gobierno puede dejar de ganar millones y millones de dólares”, explicó Dubra.

Eso es porque en esa subasta, los oferentes tienden a colocar ofertas por debajo de su mejor estimación del valor común para no pagar demasiado. Entonces, para ese tipo de subastas “son mejores los remates a segundo precio” donde “cada uno presenta un sobre con una oferta y gana el que ofrece más, pero paga el segundo precio más alto”, indicó Dubra. Eso ayuda a que la estimación del valor sea más alta, ya que no hay temor a pagar demasiado.

El profesor.

La de Dubra no es la única conexión uruguaya con Milgrom. En Stanford, varios han sido sus alumnos. El País contactó vía Whatsapp a dos de ellos: Gonzalo Arrieta y Mathias Jiménez.

Arrieta, que tuvo a Milgrom como profesor en un curso de posgrado avanzado sobre Teoría de Juegos y diseño de mecanismos, señaló que el Nobel “además de ser brillante, es muy dedicado al material que enseña y muy preocupado porque el alumno entienda, siempre promoviendo preguntas de la clase”.

Paul Milgrom y Robert Wilson ganaron el Premio Nobel de Economía 2020. Foto: Reuters.
Paul Milgrom y Robert Wilson ganaron el Premio Nobel de Economía 2020. Foto: Reuters.

Un aspecto que destacó Arrieta es que “no solo daba el contenido teórico ‘estándar’, que cualquiera puede enseñar, sino que lo complementaba con aplicaciones prácticas de su propia experiencia cuando lo contrataban para diseñar remates, lo cual hacía el contenido mucho más interesante y entendíamos mejor la aplicación de cosas teóricas a problemas más cotidianos del mercado”.

Además, “constantemente hacía explícito el pedido de que le comenten la calidad de sus diapositivas, lo cual es particularmente llamativo dado que enseñó ese curso por muchos años y aun así estaba preocupado por seguirlo mejorando”, agregó.

En tanto, Jiménez señaló que su estilo para enseñar es que “cuando empieza un tema nuevo relevante, da una introducción un poco filosófica sobre cómo encaja en la historia del pensamiento económico” y en temas donde “él ha contribuido, da más detalles de su experiencia personal de cómo pensó y abordó el tema”. Añadió que “luego las clases se centran en los puntos esenciales y deja al alumno indagar más en detalle en su casa si quiere, lo que le da tiempo suficiente para exponer los temas a un ritmo elegante”.

“Paul es famoso por formar excelentes economistas que luego brillan en las universidades donde son contratados. La frase ‘él/ella fue estudiante de Paul la he escuchado varias veces hablando sobre economistas que la están rompiendo luego de terminar su doctorado”, resaltó Jiménez.

Arrieta complementó que “es un tutor espectacular, conozco varios de los estudiantes directamente supervisados por él y siempre destacan su dedicación y ojo crítico. Milgrom recibe todas las semanas para cenar en su casa al grupo de estudiantes que él mismo asesora directamente y antes de la cena (los alumnos y Paul se turnan para prepararla) un alumno presenta un tema de investigación y se genera un intercambio”.

Jiménez fue ayudante de la esposa de Milgrom, Eva Meyersson que también es profesora de la Universidad de Stanford y gracias a ello fue algunas veces a cenar a la casa del Nobel. “Su amabilidad con las visitas es extraordinaria, son muy afables, sencillos y humildes a pesar de todos sus logros. En la mesa se respira intelectualidad constantemente, sea porque se discute un tema o porque Paul cuenta alguna anécdota de su vida académica”, relató.

Arrieta afirmó que “el Nobel es importante, pero su aporte ya tenía una relevancia impresionante tanto en el mundo académico como en la práctica”. Es que Milgrom incluso co-fundó varias empresas, entre ellas Auctionomics, que proporciona software y servicios para subastas e intercambios comerciales. “Primero se hace evidente lo relevante de un aporte a la ciencia y el Nobel llega después, pero con Milgrom esto se llevó al extremo, al punto que ya era un chiste entre sus alumnos el hecho de que Paul se iba a ganar el premio y era cuestión de ver qué año”, explicó.

En economía, como en otras ciencias, muchas veces se discute los aportes teóricos versus los aportes prácticos. “Lo bueno es que el aporte de Wilson y Milgrom es el ejemplo perfecto de aportes teóricos súper innovadores que tienen fácil e importante aplicación práctica”, concluyó Arrieta.

Celebración con estudiantes

El estudiante uruguayo en la Universidad de Stanford, Gonzalo Arrieta contó que el ganador del Nobel Paul Milgrom “hoy (por ayer) les mandó un mail a sus alumnos (actuales y egresados) para tener una videollamada de celebración esta noche”.

Los datos de Uber, Airbnb y otros y la teoría de subastas
Aplicación de Uber en celular. Foto: Fernando Ponzetto

El Chief Data Officer de Scotiabank Uruguay, Diego Vallarino dijo a El País que “más allá de los modelos de subasta que existen (y que Wilson y Milgrom perfeccionaron), lo que se logra con las mismas es traer información al mercado y definir precios”.

“Una de las áreas de mayor utilización de la ciencia de datos avanzada es la realización de modelos de precios relativos dinámicos. A medida que aparece más información, los precios se modifican. Esta información puede ser información que traen los jugadores o información que sale del contexto. Por eso los precios de Uber, Airbnb o cualquier plataforma que subasta distintos tipos de activos, se ajustan en función de variables de disposición de compra (por ejempo en qué momento, hora, si llueve o no, pedís un Uber) y eso te lleva a una subasta de precios dinámicos”, explicó Vallarino.

“Ese tipo de algoritmo de machine learning se aplica a cualquier tipo de activos. En Uruguay hay alguna estrategia que puede empezar a aplicarse en las subastas de ganado. Al hacerse los remates por medio digital, se puede extraer información y hacer modelos dinámicos. El precio es un resultado de la información que tiene cada jugador, al momento de la compra se tiene una información, al momento de la transacción otra y al momento del acarreo otra”, señaló.

“La ciencia de datos hace mucho más dinámica la incorporación de información en esas estrategias de subasta”, dijo Vallarino.

“Ya eran celebridades” antes de ganar el Nobel

Gonzalo Arrieta contó que si bien “el Nobel da una visibilidad y prestigio que no pasa desapercibido” en la universidad, “no es tanto el lustre da ahí como fuera del mundo académico, donde se pasa de ser uno más a ser un ‘premio Nobel’. En Stanford, Paul Milgrom y Robert Wilson no eran uno más, ya eran celebridades”. El uruguayo dijo que en el departamento de Economía de Stanford “los profesores permanentes son casi todos eminencias en sus campos, por lo que siempre es impresionante escucharlos y asistir a sus cursos” y puso el ejemplo del también Nobel, Al Roth que también fue su profesor.

Mathias Jiménez remarcó que “aunque no sepas quién es, cuando tenés una clase con Milgrom te das cuenta que estás ante un grade. Su elegancia para exponer los temas y responder preguntas con todo su conocimiento de primera mano, lo hace un profesor de primer nivel mundial”.

El Nobel de Economía no es uno de los cinco originales
Premio Nobel. Foto: AFP.

El premio de economía de 10 millones de coronas suecas (US$ 1,14 millones) no es uno de los cinco originales creados en el testamento de Alfred Nobel. Lo estableció el banco central de Suecia y se entregó por primera vez en 1969.

El Comité Noruego del Nobel tiene previsto realizar una ceremonia de premiación, en un formato reducido por la pandemia, en Oslo el 10 de diciembre, el aniversario de la muerte de Alfred Nobel.

Con información de EFE y Reuters

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