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El PIB crece, pero problemas de la economía no desaparecen

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La oleaginosa es el motor de crecimiento del sector agropecuario. Foto: Archivo El País.
BLOOMBERG NEWS - ARGENTINA SOYBEAN - F - An Argentine made Vassalli machine picks soybean near Ines Indart, 150 miles west of Buenos Aires, Argentina, April 7, 2007. Official analysts say the production of soybeans will rise 12.6 percent in the 2007 harvest and is estimated at 47 million tons. Photographer: Diego Giudice/Bloomberg News. ARGENTINA SOYBEAN - INES INDART - ARGENTINA - DIEGO GIUDICE - DG/AH SOJA COSECHADORA
DIEGO GIUDICE - BLOOMBERG NEWS/BLOOMBERG NEWS

TEMA DE ANÁLISIS

El apacible receso veraniego se vio alterado por las repentinas movilizaciones del sector agropecuario, reclamando soluciones a los acuciantes problemas de rentabilidad que enfrenta, asociados a la suba de costos en dólares.

La magnitud de las movilizaciones y la relevancia del sector lo pusieron en el centro de las noticias y su problemática pasó a estar presente para el gran público, fundamentalmente el urbano, generalmente ajeno a ella.

Por otra parte, fueron difundidas recientemente las proyecciones de crecimiento de la economía uruguaya para los años 2018 y 2019 que realizó el Fondo Monetario Internacional (FMI). El organismo señala que el estancamiento quedó atrás y la economía crecerá 3,4% y 3,1% respectivamente. Son números que vistos aisladamente hablan de una economía en expansión, no a los ritmos del pasado, pero sí a tasas típicas de la tendencia de largo plazo.

Parecería que se está hablando de dos países distintos, uno en el que uno de los principales sectores productivos enfrenta dificultades serias con encadenamientos hacia el resto de la economía, y otro en expansión. Pero estamos hablando del mismo país, que muestra un crecimiento rengo cuya base de sustentación no es muy sólida y que puede cambiar rápidamente.

La pérdida de rentabilidad que enfrenta el sector agropecuario y otros como la industria manufacturera es el resultado perverso de un descenso de los ingresos que reciben los productores ante costos de producción crecientes. Tras alcanzar un pico en el año 2014, los precios de los principales rubros de exportación experimentaron un retroceso de entre el 10% y el 15% en dólares y, con altibajos, el tipo de cambio se mantiene en los mismos niveles desde mediados de 2015.

Con costos de producción crecientes, los márgenes se fueron reduciendo y en algunos casos pasaron al rojo. De ahí el descontento que llevó a las movilizaciones. No entraremos a analizar el tenor de las mismas ni las primeras respuestas del gobierno, ya que se está en un proceso de diálogo y negociaciones. Pero sí debemos señalar la importancia del sector, que va más allá de la producción en el establecimiento rural, sino que encadena una serie de actividades más amplia, que incluye la transformación de esa producción primaria en productos agroindustriales y todos los servicios asociados a la cadena, que incluyen el transporte, los proveedores y la logística portuaria, ya que se trata del grueso de las exportaciones de bienes del país.

Lo cierto es que las dificultades que atraviesa no sólo el sector agropecuario, sino toda la cadena agroindustrial y servicios conexos tienen un impacto negativo sobre la marcha de la economía, que se ve reflejado entre otros en el mercado laboral y en la caída de la inversión.

¿Cómo se puede entender entonces que se proyecte un crecimiento de la economía para los próximos dos años? Por una serie de factores externos, ajenos al control de la política económica, que pueden revertirse rápidamente, pero mientras duren impulsan el gasto en nuestro país, compensando los problemas del sector productor de bienes.

Detrás de las proyecciones del FMI está implícita la aceleración prevista para la economía mundial en los dos próximos años. Tras mucho tiempo el ciclo económico de las principales economías del planeta se ha sincronizado y tanto Estados Unidos, China y Europa están creciendo. Esto es una buena noticia para Uruguay, debido a que China es el principal comprador de nuestros productos y se está en las puertas de la firma de un Acuerdo de Libre Comercio entre el Mercosur y la Unión Europea. Pero es un impulso que no está exento de riesgos. El más importante son los desequilibrios macroeconómicos chinos asociados al fuerte endeudamiento interno.

Ese mayor crecimiento de las principales economías impulsa a las restantes, destacándose nuestros vecinos, que dejaron atrás sendas recesiones.

Al respecto es importante analizar que está sucediendo en Argentina, ya que desde allí provienen las principales fuerzas que explican el crecimiento que experimenta actualmente la economía uruguaya.

Pese al atraso cambiario y el encarecimiento de Uruguay frente al resto del mundo, los precios relativos frente a Argentina le son favorables lo que explica el masivo ingreso de turistas provenientes desde ese origen.

Eso trajo a su vez un resurgir del negocio inmobiliario, que baila al son de la demanda argentina, con varios emprendimientos cuyas obras se anuncia comenzarán al finalizar el verano.

Este gasto agregado depende de la situación de precios relativos. Los turistas argentinos que decidieron veranear en vuestras costas planearon sus vacaciones con un dólar que cotizaba a 17,60 pesos argentinos a comienzos de diciembre. Cambios mediante en la política monetaria, la cotización actual roza los 20 pesos argentinos, una devaluación del 13% en menos de dos meses. Eso le resta mucho atractivo al turismo receptivo, no tanto al veraniego ya que el principal mes de la temporada finalizó, pero si al que viene en los meses restantes, que creció mucho en el último año. También puede llegar a tener algún impacto en los emprendimientos inmobiliarios proyectados.

Al igual que en nuestro país, Argentina se enfrenta a un atraso cambiario importante y el gobierno procura mejorar las condiciones de competitividad de la economía para atraer las inversiones que tanto necesita. Al respecto se han anunciado medidas que tienden a reducir el gasto público. De la profundidad de este ajuste dependerá la evolución futura de los precios relativos en el vecino país, lo que impactará en el nuestro.

Si se deteriora la competitividad frente a Argentina, unida a la pérdida generalizada de rentabilidad en el sector productor de bienes, la economía se verá enfrentada a problemas serios. Se han agotado los tiempos y es momento de iniciar las acciones que tiendan a recomponer la competitividad.

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