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El plan que da oxígeno a la economía en medio de la crisis

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Billetes de 2.000 pesos. Foto: Archivo El País

CORONAVIRUS

Las garantías para otorgar créditos bancarios son un aspecto fundamental para asegurar que las empresas no se queden sin oxígeno y el gobierno prevé crear un nuevo fondo.

Las medidas para contener la propagación del coronavirus generan un stress financiero en las empresas (que termina afectando a las personas que pierden su empleo o van al seguro de paro) debido a la falta de ingresos para atender sus pagos (de impuestos, de tarifas, a proveedores). Por eso, en todo el mundo -Uruguay no es la excepción- se toman medidas para apuntalar la liquidez (dinero para hacer frente a esos costos) de las empresas.

Los bancos, en palabras del intendente de Regulación Financiera del Banco Central (BCU) José Antonio Licandro, “están llamados a ser parte de la solución”.

Para que ello ocurra, el crédito tiene que fluir. En ese sentido, el BCU tomó una medida que le puede liberar a los bancos hasta $ 14.000 millones que tienen inmovilizados en el Central (encaje), siempre que crezca el crédito en moneda nacional respecto al 29 de febrero.

Otra medida fue la de potenciar el Sistema de Garantías (SiGa) que otorga avales para préstamos bancarios a las pequeñas y medianas empresas. El fondo pasó de US$ 50 millones a US$ 500 millones, amplió el monto máximo de garantía y bajó la comisión.

¿Por qué es necesario un fondo de garantías? “En los mercados financieros hay asimetría de información, superarla tiene costos muy elevados, cuando voy a la micro y pequeña empresa, puede ser muy cara la evaluación del crédito” ya que “casi que gastan la misma plata en analizar un préstamo de US$ 10 millones que uno de US$ 10.000”, por eso se piden “garantías”, dijo a El País el socio de CPA Ferrere y catedrático de consultoría de Negocios de la Facultad de Administración y Ciencias Sociales de la Universidad ORT Uruguay, Bruno Gili.

Bruno Gili: “Incorporar tecnología no es suficiente” para mejorar, dijo. Foto: Fernando Ponzetto
Bruno Gili. Foto: Fernando Ponzetto - Archivo El País

“El problema en las pymes es que no tienen garantías, entonces se crea este instrumento que puede ser público, público-privado o privado, que da garantías”, agregó.

El fondo “tiene que lograr apalancar. Es decir, si tengo un fondo de garantía que tiene $ 100, el mercado tiene que prestar $ 300 o $ 500. Si tengo un fondo de $ 100 y el mercado presta $ 100, era mejor prestarlo directamente”, afirmó.

El SiGa se creó en 2008 y “nunca logró apalancarse como un instrumento muy potente más allá de las buenas intenciones”, apuntó Gili. Es que en vez de garantizar créditos por entre 3 y 5 veces el tamaño del fondo, lo hizo en promedio por 1,6 veces.

Al elevar el fondo de US$ 50 a US$ 500 millones como parte de las medidas ante el coronavirus, la ministra de Economía, Azucena Arbeleche dijo que la idea era poder garantizar créditos por “hasta US$ 2.500 millones”, es decir 5 veces el fondo.

Desde el 6 de abril hasta el 8 de mayo, el SiGa otorgó 1.690 garantías por un monto de US$ 25,9 millones en créditos por US$ 35,9 millones. En todo 2019 se otorgaron 2.651 garantías por US$ 42,5 millones, en créditos por US$ 86 millones. Es decir que en un mes, se dieron la mitad de garantías que en todo un año.

“Hay un crecimiento exponencial. Hay algunos bancos que están trabajando menos (con el fondo) y mantuvimos reuniones para conocer sus inquietudes”, dijo a El País la presidenta de la Agencia Nacional de Desarrollo Carmen Sánchez. La ANDE junto al Ministerio de Economía y Finanzas y la Corporación Nacional para el Desarrollo trabajaron para reformular el SiGa.

Nuevo fondo

A marzo de 2020, el crédito total a empresas alcanzaba al equivalente a US$ 8.314 millones. “Las empresas grandes representan 69% del monto de créditos bancarios otorgados a empresas y por tamaño no pueden acceder a las garantías SiGa”, señaló Gili.

Esto es un problema para dar crédito en medio de una crisis. “Lo que no puede pasar es que la crisis se lleve puesto al sistema financiero, porque el sistema financiero gestiona dinero que es de los depositantes”, apuntó.

En entrevista con El País publicada el pasado domingo, el presidente del Banco República Salvador Ferrer dijo que “el gran problema es quién corre los riesgos en estas circunstancias” porque en créditos para pymes “hay un muy buen mecanismo de garantías con el SiGa, pero cuando pasamos a otro tipo de empresas ya el desafío pasa a ser más importante y hay que poner un poco de creatividad a la solución”.

En ese sentido, Gili dijo que “Uruguay tiene que pensar un sistema de garantías para ese tipo de empresas. ¿Igual que el SiGa? No, más sofisticado”.

La presidenta de la ANDE adelantó que se trabaja en crear “lo que en otros países sería un SiGa Corporate”, un fondo específico para dar garantías de crédito a “empresas más grandes”.

¿De dónde puede sacar recursos el Estado? Según Gili, “no es necesario poner todo ese fondo de US$ 500 millones en el SiGa. El sector micro y pequeña empresa podría con un fondo de US$ 200 millones apalancarse y habría que ver de construir un fondo con capacidad de garantizar créditos por US$ 2.000 millones a las empresas medianas y grandes”.

Sánchez explicó que si bien no está definido, utilizar parte del fondo actual y complementarlo con otros recursos, es una posibilidad. “Estamos viendo cómo evoluciona esta línea que tenemos hoy”, agregó.

Para Gili, otra posibilidad es que las empresas pasen activos a ese fondo en garantías y que no tengan que liquidarse de forma inmediata, sino que “sean vendidos en un período de tiempo. Eso es mejor que una hipoteca” a la que hay que ejecutar cuando se produce el incumplimiento y no siempre es el mejor momento para hacerlo.

“Tenemos que ver si son viables los proyectos empresariales. Si mañana hay una empresa que se va a fundir con o sin coronavirus, más allá de la salida, es como poner la plata a sabiendas que se va a perder”, expresó el socio de CPA Ferrere.

La presidenta de la ANDE indicó que este fondo para firmas grandes, sería para aquellas que “antes del coronavirus tuvieran una situación financiera saludable, no para que sea un salvataje de empresas”.

Gili dijo que hoy “no hay una avalancha de pedidos de créditos a los bancos. Dado los plazos que el BCU dio (para diferir pagos sin recategorizar esos créditos), las empresas medianas y grandes esperan a ver cómo es la salida porque tienen espalda financiera”. Cuando en julio-agosto lo tengan más claro podría aumentar la demanda de préstamos, concluyó.

Acceso para microempresas y aquellas que son informales

La presidenta de la ANDE, Carmen Sánchez dijo a El País que otra línea de trabajo apunta a que haya liquidez para aquellas empresas que no son formales o que por su tamaño no llegan a necesitar el crédito mínimo que garantiza el SiGa y que fue reducido (equivalente a US$ 2.000). “Puede haber una empresa que necesita $ 50.000 y entonces no accede” porque no llega al mínimo.

Por eso, se está pensando en “crear una línea” de garantías específica para este tipo de empresas, que suelen financiarse con préstamos al consumo de administradoras de crédito, explicó.

Por otro lado, Sánchez dijo que en la ANDE están “muy conformes” con el programa de crédito dirigido mediante el cual se otorga un subsidio en la tasa de interés a las instituciones de microfinanzas, para que estas concedan créditos productivos a microemprendimientos. Con ese subsidio, las tasas de interés que cobran las instituciones de microfinanzas a sus clientes están en 17% anual en pesos y 2,5% anual en Unidades Indexadas (UI) a la inflación, “con períodos de gracia de hasta 12 meses en UI”, indicó Sánchez.

“Desde abril las instituciones de microfinanzas (hay 10 adheridas) lo están trabajando y llevan otorgados 1.120 créditos por el equivalente a US$ 5 millones en el marco de este programa”, añadió.

“Es otra medida para inyectar liquidez en la economía”, concluyó la presidenta de la ANDE.

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