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Lo que pocos saben: la teoría económica que está detrás de Diego Maradona

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Maradona: el mejor gol de la historia de los mundiales sirve para explicar la política monetaria. Foto: Reuters

ANÁLISIS

Una teoría económica de cómo los bancos centrales realizan su política monetaria está inspirada en el fallecido Diego Armando Maradona.

Diego Armando Maradona despertó amores y odios adentro y afuera de una cancha, pero lo que pocos saben es que el mejor jugador de fútbol de la historia y dos de sus “obras” (el primer y el segundo gol a Inglaterra en el Mundial de México 1986) generó una teoría de tasas de interés en el país al que derrotó.

Ante el fallecimiento del astro, el investigador y economista de la Universidad del Salvador (Buenos Aires), Héctor Rubini recordó en su cuenta de Twitter lo que se dio en llamar la “Teoría Maradona de tasas de interés”, un argumento desarrollado el 17 de mayo de 2005 por el entonces gobernador del Banco de Inglaterra (el equivalente al Banco Central en Uruguay) Mervyn King en la reunión anual de la Cass Business School de la City University of London.

¿Cómo es esto? El diario británico Financial Times lo recordó en su edición de ayer: “King describió los dos goles que anotó el argentino contra Inglaterra en el Mundial de 1986 para mostrar cómo se habían modernizado los banqueros centrales”. Este año, el Banco Central de Uruguay volvió a utilizar las tasas de interés como instrumento de política monetaria (algo que hacen casi todos los bancos centrales del mundo), entonces, ¿Cómo es la “Teoría Maradona” para tasas de interés?

“El gran futbolista argentino, Diego Maradona, no suele asociarse con la teoría de la política monetaria. Pero su actuación contra Inglaterra en la Copa del Mundo en la ciudad de México en junio de 1986, cuando marcó dos goles, es un ejemplo perfecto de mi punto”, señaló King en su presentación.

Explicó que “el primer gol de Maradona de la ‘mano de Dios’ fue un ejercicio del antiguo enfoque de ‘misterio y mística’ de la banca central. Su acción fue inesperada, inconsistente en el tiempo y contra las reglas. Tuvo suerte de salirse con la suya”.

Los banqueros centrales con esa aproximación “inesperada, inconsistente en el tiempo y contra las reglas” logran sus objetivos (si los logran) gracias a la suerte, definió Rubini.

Pero, King señaló que el segundo gol de Maradona a Inglaterra “fue un ejemplo del poder de las expectativas en la teoría moderna de las tasas de interés”.

¿Cómo sucede esto? “Maradona corrió 60 metros desde el interior de su propio campo eludiendo a cinco jugadores antes de colocar el balón en la portería inglesa. Sin embargo, lo verdaderamente destacable es que Maradona corrió prácticamente en línea recta”, destacó King.

“¿Cómo puedes vencer a cinco jugadores corriendo en línea recta? La respuesta es que los defensores ingleses reaccionaron a lo que esperaban que hiciera Maradona. Como esperaban que Maradona se moviera hacia la izquierda o hacia la derecha, pudo seguir recto”, prosiguió el entonces gobernador del banco inglés.

“La política monetaria funciona de manera similar. Las tasas de interés del mercado reaccionan a lo que se espera que haga el banco central. En los últimos años, el Banco de Inglaterra y otros bancos centrales han experimentado períodos en los que han podido influir en la trayectoria de la economía sin realizar grandes movimientos en las tasas de interés oficiales. Se dirigieron en línea recta hacia sus metas”, explicó King.

“¿Cómo fue eso posible? Porque los mercados financieros no esperaban que las tasas de interés se mantuvieran constantes. Esperaban que las tasas subieran o bajaran. Esas expectativas fueron suficientes, en ocasiones, para estabilizar el gasto privado, mientras que las tasas de interés oficiales de hecho se movieron muy poco”, añadió.

El exgobernador del Banco de Inglaterra dijo que “las curvas de tasas de interés a plazo” si bien no son “una medida perfecta”, dan “una idea de las expectativas de los participantes del mercado sobre las tasas de política futuras” de la autoridad monetaria.

“Durante 2002, el Banco de Inglaterra pudo lograr su objetivo moviéndose en línea recta con tasas de interés oficiales sin cambios. Pero, aunque las tasas de interés apenas se movieron, las expectativas de las tasas de interés futuras, tal como se materializan en la curva a plazo, se movieron a medida que las perspectivas económicas cambiaron de una expectativa de una rápida recuperación a preocupaciones por una desaceleración prolongada”, recordó. Graficándolo con el gol, Maradona sería la tasa de interés del banco central, que se movió casi que en línea recta hacia el arco (la meta de inflación) y los defensores ingleses se comportaron como las tasas de interés del mercado subiendo y bajando, según la expectativa que tenían.

“Esos cambios en las tasas futuras esperadas afectaron la actividad y la inflación. En otras palabras, la política monetaria pudo responder menos de lo que hubiera sido necesario porque afectó las expectativas”, dijo King y añadió “ese patrón a veces se describe como ‘el mercado haciendo el trabajo por nosotros’. Prefiero una descripción diferente. Es el marco de la política monetaria que hace el trabajo por nosotros. Debido a que las expectativas de inflación son importantes para el comportamiento de los hogares y las empresas, el aspecto crítico de la política monetaria es cómo las decisiones del banco central influyen en esas expectativas”.

El exgobernador del Banco de Inglaterra concluyó en que “la ‘regla’ precisa que siguen los bancos centrales es menos importante que su capacidad para condicionar las expectativas”.

Pero, aclaró: “así como Maradona no podía esperar anotar en todos los partidos corriendo hacia el arco en línea recta, la política monetaria no puede esperar cumplir con la meta de inflación dejando las tasas de interés oficiales sin cambios indefinidamente. Las tasas siempre deben establecerse de manera que sea coherente con la estrategia general de mantener la inflación encaminada para alcanzar la meta; algunas veces eso implicará cambios en las tasas, otras no”.

El discurso completo de Mervyn King (en inglés)

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