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Polémica por el cambio en el criterio de ajuste de mínimos y franjas del IRPF y del IASS

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DGI organizó las XIII Jornadas Tributarias, que por primera vez fueron exclusivamente virtuales. Foto: Gerardo Pérez

IMPUESTO

Hasta 2020 la BPC se ajustó en base a la inflación, en 2021 el actual gobierno la ajustó en base al Índice Medio de Salarios. En ambos, se tomó la opción que menos favorece al contribuyente.

La historia se repite: la oposición cuestiona al gobierno por la forma de ajustar la Base de Prestaciones y Contribuciones (BPC) que, entre otros, determina el mínimo no imponible y las franjas del Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF) y del Impuesto de Asistencia a la Seguridad Social (IASS).

El Frente Amplio (FA) era cuestionado y ahora es cuestionador y los partidos Nacional y Colorado antes eran cuestionadores y ahora son cuestionados.

Desde 2012 hasta 2020 inclusive (bajo los gobiernos del FA) todos los eneros la BPC se ajustó según la inflación. En todos los años, la suba de precios fue menor a la de los salarios, salvo en 2018 (casi igual) y 2019 (por encima). Al ajustar el mínimo no imponible y las franjas del IRPF y el IASS a un ritmo menor que los salarios y pasividades (que se ajustan según la evolución de los sueldos), más personas podían terminar siendo contribuyentes de esos tributos y quienes ya eran contribuyentes pagarían más. Se favorece la recaudación.

Para 2021 el gobierno de la coalición multicolor cambió el criterio y ajustó la BPC (y por tanto el mínimo no imponible y las franjas del IRPF y del IASS) según la evolución del Índice Medio de Salarios (IMS) en vez de la inflación. La ley establece que la BPC puede ajustarse según la inflación o los salarios y en cualquiera de los dos, el gobierno puede incluso optar hacerlo 20% por encima o por debajo.

Los salarios aumentaron por debajo de la inflación en 2020, por lo que si se hubiera seguido el criterio anterior se habría favorecido al contribuyente (como ocurrió en 2019). Pero (al igual que el gobierno del Frente Amplio entre 2012 y 2018) el actual gobierno resolvió favorecer la recaudación (no perder en este caso).

La polémica quedó servida. El exministro de Economía y actual senador del FA, Mario Bergara, dijo que “con este nuevo criterio, el monto no imponible, las franjas de los impuestos y las prestaciones sociales crecerán menos que con el criterio anterior” por lo que “más gente va a pagar más impuestos y las familias más necesitadas van a recibir menos ayuda, justo en medio de la pandemia”.

“El gobierno le sigue errando. Ajusta cuando todo el mundo hace lo contrario y perturba la reactivación de una economía que cayó más de lo que estimó”, agregó. El exasesor del Ministerio de Economía y Finanzas durante el gobierno del Frente Amplio y actual asesor de Bergara, Martín Vallcorba, sostuvo en su cuenta de Twitter: “Es curioso, en 2018, cuando el ajuste fue por inflación, desde la otrora oposición se hablaba de ajuste fiscal encubierto. ¿Ahora qué será?”.

“Más allá de eso, como diseño, parece más adecuado que el ajuste sea por inflación: se grava más cuando los salarios suben y menos cuando bajan”, agregó Vallcorba.

El senador del FA Oscar Andrade dijo que “cambia el criterio para ajustar la BPC, para recaudar más de impuestos sobre salarios y jubilaciones. Ergo aumentan los impuestos. Pero no le llaman así. Podría ser ‘creatividad fiscal’ o ‘ingenio recaudatorio’”.

El exsubsecretario de Economía Pablo Ferreri cuestionó el cambio de criterio y que se haya quitado la reducción de Imesi a la venta de naftas en las frontera con Argentina.

Del lado del gobierno, el diputado colorado Conrado Rodríguez respondió que es “increíble ver dirigentes del FA rasgándose las vestiduras ante cambio de índice de ajuste de la BPC. En gobiernos del FA se ajustaba por inflación, cuando variación del IMS era superior a ésta. Efecto: se pagaba más impuesto. Más personas pasaban a pagarlo y muchos cambiaban de franja”.

“Al ajustar la BPC por el IMS como ahora, las franjas se mantienen iguales y por lo tanto alguien que no pagaba el impuesto, no lo pagará ahora, y los que pagan lo seguirán haciendo con las mismas alícuotas. ¿Cómo va a haber aumento de recaudación, si carga tributaria es la misma?”, añadió.

Algunos economistas terciaron en la polémica. El gerente del Área de Consultoría Económica de Grant Thornton, Nicolás Cichevski dijo que “el peso de la carga impositiva se mantiene incambiado. En promedio los salarios aumentaron lo mismo que las franjas y el mínimo no imponible”. A su vez, recordó que “el 70% de los trabajadores no paga IRPF, por tanto los trabajadores de menores ingresos no se ven afectados por el aumento del mínimo no imponible, ya sea vía inflación o IMS”.

El economista Javier de Haedo señaló que “cuando subía el salario real, al ajustarse la BPC por la inflación, cada año más gente empezaba a pagar el IRPF. Ahora que el salario real ha bajado, al ajustar la BPC por el IMS, no habrá ni más ni menos contribuyentes del IRPF”.

Sobre la afirmación de De Haedo, el asesor del Ministerio de Economía y Finanzas, Hernán Bonilla acotó: “muy claro, para despejar dudas y versiones erróneas”.

Vallcorba concluyó con otro argumento: “con el diseño actual, aumentar el mínimo no imponible reduce el impacto redistributivo. Por tanto, en un largo plazo razonable (no infinito) ajustar la BPC por inflación aumenta el impacto redistributivo del IRPF respecto a hacerlo por IMS”.

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